sábado, octubre 02, 2004

No. 224. 3 de Octubre de 2004

Jorge Juanes, filósofo bajo el disfraz de la poesía: Notas sobre Hölderlin y la sabiduría poética (la otra modernidad)

Sigifredo Esquivel Marín

1. Jorge Juanes es un dramaturgo de las ideas. Su teatro se despliega como una puesta en escena del pensamiento occidental de los márgenes. Orador intempestivo, conversador infatigable, devoto del culto a Baco, encarna al hombre moderno, pleno de contradicciones, equívocos, errancias, desmesuras.

Sus ojos atisban correrías incansables. Sus ademanes y movimientos sugieren juventud. Y si digo juventud es porque como bien lo sabía, en carne propia Jünger, la juventud está en el alma, en el temple, en el carácter. En Juanes, el gesto mínimo requiere una coreografía gestual orgánica. Y sin embargo, quienes lo conocen, saben lo lejos que está del artificio.

Su cátedra no es tanto exposición escolar como trance chamánico. Se tomó en serio la máxima kantiana no se enseña a pensar, precepto que obligase a Klosowski a decir enseñar filosofía es enseñar lo inenseñable. Juanes aprende en Sócrates a seducir provocando, a provocar seduciendo; en el humor ácido encuentra arsenales inagotables para la siguiente contienda, puesto que siempre está dispuesto a debatir. En su palabra, Eros y Pólemos van de la mano, como en una danza; la alegre danza de ideas.

Al contrario de la mayoría de producciones intelectuales en el México actual, su obra, en lugar de responder a exigencias académicas imperantes o temas de moda, intenta articular una reflexión lúcida sobre el debate de la contemporaneidad sin concesiones al pensamiento hegemónico políticamente correcto. Y sin embargo, por una especie de maldición fáustica, su visión contestataria corre el peligro de volverse predecible y un tanto maniqueísta al hacer del antisistema un sistema –¿incuestionable?

En todo caso, su trabajo ha contribuido a abrir espacios en los claustros académicos a fuerza de enfrentar y resistir a las coacciones del panóptico institucional. Devastada por la insignificancia, la lógica cultural académica de nuestras instituciones sufre de raquitismo y esclerosis debido a la verborrea especializada y a la produccionitis aguda. La desertificación intelectual que padecemos se inserta de forma menos oportuna que oportunista, en un universo cultural, social y político momificado. Los intelectuales mexicanos siguen siendo, salvo honrosas y escasas excepciones, cortesanas del poder; igual que antaño, la alta cultura puede ser la más puta en mercadear sus favores.

Desde su primera obra, Marx o la crítica de la economía política como fundamento, hay en él una búsqueda por pensar sin ataduras; acaso los límites que imponga el pensamiento mismo en su rigor ineluctable. Desde el inicio se planteó la necesidad de pensar el presente, de dar cuenta de la modernidad, sus mitos, sus utopías, sus ídolos. David filosófico que no escamotea encarar al Goliat del sistema único. Sus obras arriesgan, se aventuran, no pocas veces fallan en el blanco, pero siempre incitan a pensar, a proseguir el diálogo. La vocación ensayística de su escritura queda confirmada en su apuesta por abrirse al otro. Lejos de terminar en el texto, su obra estaría por comenzar.

2. Hölderlin y la sabiduría poética (La otra modernidad) es un libro legión que guarda innumerables libros. Como la gota que contiene el rocío entero del bosque, su obra es muchas obras. Lejos de las monografías eruditas, la reflexión de Juanes sobre Hölderlin abre una lectura sobre la modernidad y sus supuestos ideológicos. Plantea con una valentía casi ingenua, romántica en el pleno sentido de la acepción, la crisis de nuestro tiempo –imposible reseñar sus ideas principales.

Vendrán otros tiempos, la poesía seguirá diversos itinerarios, pero siempre –dice Juanes, la modernidad será la cartografía de sus huellas. Pensar la modernidad desde la poesía, desde un saber que excede todo logos. Ya de entrada nos advierte que el libro recrea el nacimiento de la otra modernidad, la que tiene que ver con el arte original y discontinuo que enfrenta la reducción del ser al saber indubitable y al sistema capitalista. El autor añade que tomará como faro conductor el saber poético-pensante de Hölderlin y sus contemporáneos: “Poetas, escritores, pensadores que experimentan la inconmensurabilidad insuperable entre el ser y la palabra y denuncian cualquier pretensión de representar lo irrepresentable” (pp. 23-24) (1).

Juanes busca seguir la trágica aventura de Hölderlin y los poetas románticos, proseguir la rebelión de los marginados contra el pensamiento normalizador. Sin embargo, advierte que su intención está muy lejos de hipostasiar el panteón de los malditos, de santificar los excluidos. Más bien su lectura de Hölderlin estaría animada por el reconocimiento de nuestra época. Radioscopia del mundo contemporáneo, su meditación dilucida los supuestos del presente. Es una genealogía de las ideas, de su historia y destino. Ya el Escenario se abre con un epígrafe de Hölderlin que sugiere el tono de discusión:

Nuestro siglo es para mí un azote. Los bárbaros que nos rodean destrozan nuestras mejores fuerzas antes de que puedan aspirar a un hacer creativo, y la contemplación continua y profunda de este destino es lo único que puede salvarnos de por lo menos no perecer de modo indigno.
¡Que cambie todo desde sus fundamentos! ¡Todo tiene que rejuvenecer!


Se trata de pensar el destino de nuestra época desde la lucidez contemplativa. De asumir con coraje y fuerza nihilismo y barbarie. De confrontar dos proyectos heterogéneos de la modernidad sustentados en proposiciones opuestas: cultura del arte contra cultura unidimensional. Según el autor, hay un sistema social que masifica a los individuos bajo una empresa común, pero también existe el individuo soberano como ser irreductible al sistema y a toda estrategia de dominación:
Desde tal perspectiva, los individuos fungen meramente como cómplices serviles, repetidores de signos y de códigos, simples ficheros de una máquina de socializar en donde de entrada todo está cocinado y plenamente definido. También es cierto que el individuo es siempre más que el sistema que le hace hablar y actuar, lo es en tanto único, original e insustituible; y en efecto nadie puede ser reducido a apéndice del sistema, a una personificación absoluta de determinantes histórico-sociales...

La existencia concreta, la afirmación singular de cada cual se dirime precisamente en el conflicto suscitado entre la tendencia reductora de todo sistema y la resistencia que ofrece el individuo único. En la modernidad este conflicto adquiere caracteres extremos. (pp. 15-16)

Aquí es preciso hacer una acotación: la lectura que considera el individuo como enfrentado al sistema es sólo eso, una lectura de la modernidad social efectuada desde cierta perspectiva de la modernidad. Más que oposición entre individuo y sistema, entre libertad y orden hay una complementariedad mutua. La modernidad social tampoco es monolítica, de la primera modernidad liberal se pasó a la sociedad de control, pero tal pasó no fue homogéneo ni lineal, fue una transformación histórica y geográfica, tan es así que en países como México, la modernidad social apenas se está efectuando. Por tanto no existe una modernidad social universal ni global. Asimismo, la modernidad social no tiene por que coincidir necesariamente con la modernidad filosófica o estética.

La autonomía y la libertad son espacios garantizados por un sistema social y un orden legal. Ninguna institución es al margen de hombres y mujeres concretos dentro de una socialización activa y dinámica. Una visión que oponga individuo y sistema deja fuera espacios concretos de interacción y autocreación colectiva. No toda idea de colectividad es heterónoma o conduce al totalitarismo. Hoy en día, se vive la emergencia de movimientos sociales desde abajo, de resistencias activas y plurales, de grupos antiglobalizadores que muestran que lo social también puede ser un magma de creación afirmativa, una matriz de imaginación radical. Evitemos lecturas catastrofistas que vaticinan que de no entender la lucha que libran individuo único y sistema de dominación contribuimos al imperialismo uniformador. Evitemos luchar contra ese molino de viento llamado “totalitarismo planetario de efectos aniquiladores” encarnado por una muchedumbre estúpida y todo ello en nombre de un supuesto individuo único e indivisible (pp. 16-17).

¿Qué pasa cuando esa mayoría deja de ser silenciosa y lucra con modos de vida únicos? ¿Acaso, en las llamadas sociedades post-industriales no se asiste a la masificación, producción y consumo, de una diferencia hedonista posmoderna regida por un nuevo mercado virtual? Se olvida que el individualismo es parte ya de la lógica cultural hegemónica de las sociedades de consumo. El individualismo posesivo y el hedonismo light son los nuevos ídolos de nuestras sociedades.

Afortunadamente, bien lo sabía Borges, todo texto reserva su antitexto, el mismo Juanes señala que nada ni nadie puede dar la medida del mundo; que no hay una razón que comprenda a los hombres empíricos bajo un mismo y único criterio, “en la medida en que la realidad desmiente y desmonta todo cierre categórico” (pp. 19-20). Asimismo, señala la multivalencia y ambigüedad esenciales de nuestro siglo; la oposición pervive en el seno del mundo contemporáneo: violencia y libertad, aniquilación y creatividad, puertas al viento y campos de concentración; nihilismo y contranihilismo.

3. Afrontar aquí y ahora los problemas existenciales, asumir la mortalidad de todo lo existente desde la soberanía de la risa y el humor trágico son nociones que animan el libro de Jorge Juanes Hólderlin y la sabiduría poética. Vivir en el destierro de los paraísos históricos, teológicos y tecnoindustriales que prometen la inmortalidad. La obra incita al lector a establecer una complicidad desde una precariedad festiva, casi gozosa:

Teniendo en cuenta que los individuos singulares –tú y yo, amigo lector– somos seres finitos y, por tanto, puestos ante el juego efímero de la vida, apenas un suspiro entre el nacer y el morir, resulta inadmisible privarlos del aquí y ahora que define su ser en el mundo en nombre de ficciones a futuro. (p. 21)

Según Juanes, el arte acoge experiencias libertarias que fracturan la unidad del sistema. La cultura del arte juega un papel decisivo en la historia ya que es un semillero de rupturas, discontinuidades y saltos inesperados. El arte sería afirmación de una diferencia singular insustituible: el individuo único, creador. A partir de un riguroso examen de autores como Longino, Burke, Kant, Hegel, Hölderlin y los poetas románticos, Juanes muestra cómo el arte ha sido un frente activo de resistencia y afirmación crítica y creadora. “El arte ha dado la batalla de la libertad” (p. 135). Es el fundamento que acoge otra experiencia de la modernidad. El autor considera que arte y poesía no escapan de la poda civilizadora del sistema de dominación pero resisten:

Pasan a la contraofensiva y forjan valores inclusivos y no excluyentes; le muestran a la barbarie moderna no sólo la razón de su sinrazón, sino incluso sus efectos prácticos y destructivos que ella se empeña en presentar como ajenos a su causa, como su antítesis maldita. (p. 20)

El lenguaje del poeta renueva la experiencia. Hace estallar las representaciones estereotipadas. Lenguaje clandestino, vindica todo aquello que es motivo de escarnio y vergüenza: la fealdad, la angustia, lo monstruoso, lo siniestro. El poeta da voz a lo otro: otro que es encarnación irredenta del mal: el cuerpo. Una y otra vez, insiste que lo que está en juego es un arte que acoja y cuestione las fracturas de la modernidad:

El arte disonante y marginal y destotalizador cumple con la empresa emancipadora y emerge de las cenizas gracias a la experiencia crítica de los artistas disidentes (…) Pues el arte disonante es efectivamente otro: debe ser medido desde sí mismo, en su devenir provocador, en su diferencia (…) La posibilidad del arte del futuro reside en la no identidad, en el escándalo que implica transgredir la ley universal. (p. 142)

No obstante, cabe hacer la observación de que arte y poesía también pueden estar al servicio del poder. La subversión artística y política es en tanto oposición a un orden establecido, por ende, la transgresión confirma la existencia de una ley, puesto que para realizarse tiene que identificar y romper los límites imperantes. Asimismo, hay que reconocer que la cultura del arte también está sujeta a los mecanismos de producción y consumo de la industria cultural. Además, como lo señaló Guy Debord (en La Sociedad del Espectáculo), la especulación filosófica no escapa a la especulación financiera e ideológica.

Hoy la contracultura ha sido cooptada por la industria cultural. ¿Acaso no es sintomático que obras intempestivas de Van Gogh o de Marcel Duchamp cotizan en la Bolsa de Valores y que biografías de poetas como Rimbaud y Hölderlin sea best-sellers?

4. Entre otras virtudes –quizá también limitantes-, el libro de Juanes permite situar un terreno del debate, y con ello, dar cuenta de la alternativa que ofrece el arte y la poesía frente a un ámbito tecnocientífico; simplificando la ya de por sí simplificadora lectura: por un lado, estarían los buenos de la película (la modernidad puede ser vista como un filme), poetas, artistas, hombres valientes, únicos e irrepetibles, seres marginales que resisten al poder hegemónico, y por otro lado (quien sabe quién esté, pues nadie da la cara), sólo habría estructuras anónimas, la masa, la ciencia y la tecnología que no piensan y que sólo actúan al servicio de un poder autodestructor, y con ellas, vendrían el totalitarismo y el genocidio. Vayamos más despacio, no sea que seamos también presa del vértigo simplificador que criticamos.

Según el autor, la moderna ciencia matemático-cuantitativa purifica a la naturaleza de toda materialidad, deseo y sinrazón:

Donde había misterio, turbulencia y confusión caótica la nueva ciencia encontró orden, leyes eternas y universales, relaciones medibles, modelos lineales, ecuaciones exactas, y más: entes de naturaleza ideal, puntos, rectas, sólidos regulares, fuerzas mensurables, rigor y transparencia (…) La moderna ciencia de la naturaleza surge contra la naturaleza como tal, al grado de que de la naturaleza como physis no queda ni siquiera el recuerdo. (p. 35)

Agrega que sólo el arte abrirá la puerta de la redención de la naturaleza. Es en la pintura de El Bosco, Giorgione, El Greco, Rubens entre otros donde la naturaleza vuelve por sus fueros: es fiesta de los sentidos y orgía de colores. Es un encuentro de desmesuras. Contra esta naturaleza múltiple se erige una naturaleza sin cualidades. La empresa reductora prosigue con el materialismo francés del siglo XVIII bajo el denominador común de la naturaleza como máquina.
Y no obstante, como observa Juanes, la historia de la modernidad es la puesta en escena de un conflicto de interpretaciones. De tal suerte que el concepto de naturaleza eidético no deja de ensuciarse y desdibujarse. De ahí que para el Sturm und Drang (tormenta e ímpetu), la naturaleza se revele como poder telúrico, inconmensurable y soberano. Nuevamente la naturaleza es la gran maestra. La naturaleza será el único Dios; un Dios sucio –corregirá Sade. Fuerza indomeñable, la naturaleza se desata: revela cualidades insurrectas, atisba lo sagrado, potencia los sentidos corporales. Viajero incansable, el hombre romántico se abisma en las entrañas de una naturaleza sagrada; como Caspar David Friedrich quien borra el paisaje doméstico y abre un pasaje hacia lo desconocido: una inmensidad de un horizonte inasible que reposa en el lienzo como enigma:

Friedrich siente el paisaje sublime de manera entrañable y pone de manifiesto, reiteradamente, la finitud del hombre ante la vastedad de la naturaleza, o si se prefiere, la individualidad en sí misma suspendida en la precariedad de su angustiarse por el silencio de los dioses huidos; una sensación cósmica, sagrada; un estar a la espera de una ausencia que, a su vez, tiene que ser custodiada. (p. 43)

Para los románticos la naturaleza es el Ser, el todo y el uno. De forma concreta para Hölderlin, el poeta trágico, la naturaleza es patria tanto de dioses como de mortales. Y la patria es lo sagrado, fundamento primordial: lugar de encuentro entre mortales y dioses, entre lo profano y lo sagrado.

5. La reflexión de Juanes se inscribe en la búsqueda de repensar la otra modernidad. Pensar contra-corriente, filosofía en y desde la intemperie. Puesto que el pensamiento dominante no está a la altura de las circunstancias. Impera la ideología barata, el periodismo superficial, la frivolidad. El desierto se expande –nos recuerda el autor– y el lenguaje enmudece, agoniza.

El programa de la modernidad metafísico-científica se instaura bajo la voluntad cartesiana de dominación del mundo y del hombre. Según él, la tradición racionalista cartesiana mantendrá su desdén por lo sensible, finito y precario. Correlato del dominio sobre el individuo es el dominio sobre la naturaleza; la naturaleza se convierte en objeto, en ser a la mano, para un sujeto de control. Cumplir el principio de la razón: cultivar la naturaleza. Pero esto no es todo, añade:

Hay otra modernidad, la modernidad poético artística, ajena a la voluntad de dominio racional del mundo. De ello se desprende que la trama histórica en que se debate la modernidad es sumamente compleja; hay que demoler, de tal suerte, el reiterado vicio de concebir a la historia como mero despliegue de valores unívocos y monolíticos, vicio que conlleva el desconocimiento de la pluralidad diferenciada y siempre abierta del mundo social. (p. 31)

Sin embargo, las citas de Descartes, que le parecen a Juanes escalofriantes (Primera y Tercera meditaciones), son vistas desde una lectura que privilegia la dimensión epistemológica y metafísica, interpretación abierta por Heidegger, que deja de lado otras lecturas, como las de Salvio Turró, Levinas, Derrida, Geroult quienes muestran que la obra de Descartes no es un discurso plano, no es una obra more geométrico racional sino que tiene una ambigüedad y una densidad existenciales que participan también de lo que el mismo Juanes denomina la modernidad poético artística. No olvidemos que Descartes era también un hombre religioso amante de las ciencias ocultas y del hermetismo. Y el mismo caso, resulta ser el de Hegel, pues el filósofo alemán es leído desde Hölderlin y el romanticismo, con lo cual su visión aparece reducida; por ejemplo, cuando compara la visión del amor de ambos pensadores, concluye:

Vale la diferencia con Hegel, quien nunca dejó de pensar que el amor pasional era limitado y, por tanto, impotente para cambiar las relaciones sociales efectivas. Diferencia explicable si tomamos en cuenta que Hegel sitúa su reflexión por encima de los individuos singulares, en el género, en la Historia por tanto; mientras Hölderlin sólo cree en el encuentro entre individuos finitos... Hölderlin cree en las virtudes redentoras del amor. (p. 173)

La lectura se vuelve más parcial en la medida en que se prosigue la querella entre poesía y filosofía, siendo al mismo tiempo, el autor del libro, juez y parte (Cfr. p. 177).

No obstante, una de las cuestiones más relevantes de la obra es el desmontaje que hace de la metafísica de la subjetividad moderna desde la esfera del arte, y en concreto desde la reflexión poética. Desde una arqueología del concepto de “lo sublime” trae a la luz la encarnizada lucha que ha cimbrado a Occidente entre physis y logos, cuerpo y razón. Dicho sea de paso, la reconstrucción sociohistórica del concepto de “lo sublime” que hace Juanes evidencia la parcialidad y pobreza del planteamiento que hace Lyotard del mismo concepto en varias de sus obras (La Diferencia, La posmodernidad explicada a los niños, Heidegger y los “judíos”…). Lyotard concibe lo sublime a partir de su visión kantiana, la cual queda confinada a la dimensión ético-antropológica. Y es precisamente en este punto, donde se puede advertir una de las aportaciones más relevantes del libro de Juanes, quien hace del concepto de lo sublime una caja de herramientas para romper con el claustro egológico del sujeto:

Lo sublime pone a prueba nuestra capacidad de ser sobrepasados por lo extraño y, al mismo tiempo, de no depender de ello inclusive en condiciones desventajosas e inhóspitas. Ahí reside nuestro temple, en asumir lo infinito en nosotros mismos dejándolo ser, sin delegar nuestra libertad. Podemos, debemos acogernos al arrebato de lo sublime desde una posición de superioridad moral que nos libre de la esclavitud de la naturaleza sin que ésta sea, a su vez, esclavizada. (p. 95)

A través de lo sublime, el autor esboza una apertura a la alteridad. Y sólo entonces se puede ver el verdadero alcance del romanticismo, y el por qué la insistencia en los capítulos y las páginas que le dedica el libro. Son los poetas románticos quienes padecen en carne propia el fracaso de la modernidad y son los primeros en entender que el progreso y todos los grandes relatos encubren una debacle en marcha. La reflexión anterior le permite establecer una diferencia entre el romanticismo y el idealismo respecto al significado de la poesía:

Mientras que por el lado del romanticismo la poesía instaura los términos de cohabitación que permiten la residencia del hombre en la tierra otorgándole prioridad a lo previo al hombre, por el lado del idealismo tendríamos la identificación de la poesía con determinado modo en que la idea procede a determinarse como ideal. (p. 152)

Según Juanes, Hölderlin se distingue de los pensadores y poetas de la metafísica de la subjetividad, al aceptar un ámbito ontológico suprarracional, prerreflexivo, irreductible al sujeto de conocimiento o a la voluntad humana. Dicho ámbito que el poeta denomina Naturaleza viene a ser una mediación real entre hombre y mundo, finitud y sagrada alteridad (pp. 198-199).

6. El libro es para continuar el diálogo, para recomenzar la palabra compartida, para reavivar en las ruinas de la lucidez, la savia del poema, la sabiduría de lo mortal. Juanes ensaya, una y otra vez ensaya, arriesga y aventura hipótesis. Cada página es una cascada de ideas que amenaza con ahogarnos en la discusión, cada línea telegrafía un aforismo luminoso que se despliega en una escritura fragmentaria que convoca a pensar:

Escritura que produce el libro, o si se prefiere, la escritura que produce la propia escritura; libro que no ha cesado de escribirse y que nunca podrá ser escrito por completo; el fragmento, lo fragmentario. (p. 49)

Aquí esta otra debilidad que puede ser entendida como fortaleza –o viceversa: el libro tiene un carácter fragmentario, más que argumentación entrecortada nos encontramos con una lanzadera de ideas, que en su mayoría son muy sugerentes, pero aparecen enunciadas sin un desarrollo consistente. Además, el lector echa de menos las notas a pie de página, la referencia exacta a la obra criticada del autor que es guillotinado sin previo juicio. La escritura del libro se despliega a través de un calidoscopio vertiginoso de ideas bajo un ritmo poético intempestivo, y no obstante, más que ser exégesis estética de la obra de Hölderlin se trata de un ensayo de filosofía (Cfr. Op. Cit. 162.); una deriva a partir del poeta alemán donde se reflexiona sobre temas de filosofía desde una manera muy singular de entender el arte y la poesía en detrimento de la filosofía. Si el ser filosófico se dice de muchas maneras, ¿no sería esta obra de Juanes una especie de filosofía avergonzada de sí, renegada de su destino intelectual, y que sin embargo nos muestra en su copiosa lucidez la vigencia del pensar, y con ello, de la misma filosofía? ¿Acaso no es Juanes un filósofo enmascarado bajo el arte de la poesía y la retórica clásica? Que el lector saque sus conclusiones.

A flor de piel, la sabiduría poética es un saber que emerge desde las entrañas. Un saber con sabor a cuerpo. El cuerpo de la poesía, corpus de una creación heteróclita, esto es la deriva de Jorge Juanes, esto es Hölderlin y la sabiduría poética. “Pues nada somos y lo que buscamos es todo” –habría escrito el poeta.

Notas:
(1) Jorge Juanes, Hölderlin y la sabiduría poética (la otra modernidad), México, Ítaca, 1993. Todas las citas pertenecen a esta obra, y serán indicadas con el número de página.

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Simetría

Juan Luis Nutte


Una mujer no sabe que va a ser la
protagonista de una historia
de terror hasta que lo es.

Naomí Wolf.

En la oscuridad de la estancia, sobre el lecho en sombras, sólo logra distinguirse un nudo de carne trémula. Gemidos, roces de piel contra piel y sábanas son lo único audible. Se presiente el grito gozoso y sin pudor.

Hazlo fuerte, dime cosas sucias, cógeme duro, así cariño… Tus nalgas son buenas, ábrete, siente cómo estoy duro, voy a enterrarlo. Lo deseo, lo deseo, grita Sheila, indefensa sobre la cama. Siéntela, cógela, murmura Roy con voz ronca mientras bombea. ¡Cógeme, cógeme! ¡Fuerte, fuerte!... chilla Sheila mientras ambos son invadidos por un sentimiento de ternura y amor, que en casos así los verdaderos amorosos sacan a flote con la violencia del sexo.

Roy alterna las frases lamiendo los pezones, sus manos recorren el cuerpo de ella, hundiendo los dedos en los glúteos.

Sheila, con un encabalgamiento de orgasmos exige más placer… y suelta leperadas tan dulces como las más sinceras caricias amorosas.

¡Sigue así, oh, mi amor, cógeme Carlos…!

Roy suspende el coito. Se obliga a creer que lo último fue una palabra extraña. Reanuda el mete y saca con furor.

Sheila, fuera de sí, repite el nombre varias veces.

Lo habita la decepción, el coraje y ahora simplemente se la coge y la insulta sincero; ella pide más. Mientras la estruja y hiende violento para vengar la traición, una punzada en el vientre se expande por su humanidad sacándole lágrimas y un orgasmo prolongado; queda lloroso y laxo sobre Sheila, los jadeos en el oído de ella ocultan sus sollozos. Sheila lo abraza con ternura y le secretea su amor, él experimenta una sensación de ligereza y lasitud. Ya no hay resentimiento, está bien.

Una vez consumada la caída, se buscan con la mirada los rostros, como si cada uno de ellos quisiera reconocer al compañero de aquel raro viaje. Doblemente abatido por el esfuerzo amoroso y la furia, la ternura y la lástima de sí mismo han sustituido en Roy a la pasión anterior...

Luego de unos minutos Sheila duerme; su sueño es tranquilo y su rostro inocente.
Roy debe orinar y lavar su rostro para despejarse.

Al terminar de humedecer su cara y verse al espejo, es innegable que quien está allí, es Carlos.
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Diluvio

Enrique Montañez


Estaba cansado de que mi cuerpo fuera tomado como sensor astronómico. Venían a mí para elucidar el humor de Marte y prevenirse de próximas guerras. Las mujeres me tocaban para advertir los caprichos de la luna y saber si accedían o no a la pasión diaria.

Lo peor vino cuando empezaron a culparme de los arrebatos climáticos. Ensalivaban mis ojos para calmar el calor de agosto; tapaban mi boca cuando los huracanes rugían cerca; me contaban historias muy tristes cuando los campos pasaban por una aridez insalvable.

Una noche decidí ponerle fin. Me masturbé frenéticamente; en el proceso sudé a mares: los líquidos fluían sin cesar... horas y horas. Al día siguiente todo estaba inundado, ni rastro de planicie; animales, hombres no menos virtuosos, casas, vegetación, habían desaparecido. Sólo a lo lejos se veía a la puta del pueblo, nadando de a muertito y escupiendo chorros como lo haría una ballena dichosa.
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LA ROSA DE LOS VIENTOS

Cómo se pasa el tiempo

Claudina Domingo

Lunes

Algo se ha roto
cuando el lunes amanece,
a fuerzas.

Martes

La semana empieza cuando recuerdas
lo que olvidaste hacer en la otra.

Miércoles

Tan lejos el lunes
tan remoto el domingo
de la generosa semana.

Jueves

Ni con todo su valor
ni con su redoblado empeño
logrará detener la carrera
que ya hemos perdido.

Viernes

Recompensa o señal de la derrota,
el viernes, exhausto desde siempre,
sólo espera la madrugada que lo decapite.

Sábado

Todos los días deberían ser
tan promisorios e indulgentes.

Domingo

Otra semana más
para el calendario caduco
de los grandes planes.
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Papel artesanal: una empresa colombiana bajo la tutela de un zacatecano

Patricia Gómez


En la cálida tierra de Barichara, Santander, bajo el inmenso cielo azul, está la pequeña población de doce mil habitantes cuyo nombre comienza por San Lorenzo. El campo de tierra roja que la acoge es la cuna de unas gentes recias, de una geografía enigmática de particular belleza y de un paisaje rezagado en otro tiempo.

La serena brisa que sopla desde el Cañón de los Cobardes, subiendo por laderas, enfriando las piedras de los caminos reales, colándose sigilosamente por las calles silenciosas, deslizándose por las tapias de las casas blancas se filtra por una puerta ubicada cerca de una esquina insospechada. Entramos por una puerta verde al Taller San Lorenzo de Barichara, donde nos acoge un espacio nítido y fresco, resonante y aromático.

Creada por inspiración de Belisario Betancur, Dalita Navarro, Beatriz Betancur y otros amigos, el taller de San Lorenzo de Barichara es una empresa colectiva, sin ánimo de lucro, donde algunas mujeres de la región laboran en la producción de papel artesanal. El día a día transcurre en una sucesión de movimientos: moler el fique; picar la hoja de piña; golpe a golpe, bajo voces y susu-rros, como en un baile o suerte de trance. El sol brilla en el patio y el San Joaquín florece al ritmo del golpeteo y el canto. El descanso se comparte en torno al café y el grato olor del pan.

Estuve hace unas semanas en compañía de Juan Manuel de la Rosa. Pude constatar como él ha hecho de este rincón del mundo un pedazo suyo de la tierra, de aquella que llevamos adherida al corazón y que de tanto en tanto nos reclama nuestra presencia.

Se hizo el papel. Se conversó, se hizo un balance del pasado, se escrutaron las hojas de la albahaca en el fondo de las tazas para interrogarlas sobre el porvenir. Las conclusiones fueron contundentes. Pues donde hay un proyecto, hay una voluntad, hay un guía y una inspiración. No cabe el fracaso, no cabe el miedo, no cabe el desaliento. Bajo la tutela de Juan Manuel se ha desarrollado una empresa que crece, con futuro. Los artistas acuden al taller con la humildad de aprendices. Los pedidos van llegando y el papel circula por el globo, ya como arte, ya como estrategia de los cafés de Juan Valdez.

De un viaje mágico, envío unas imágenes, mientras hago planes para el regreso.
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EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Presentan programa del Festival de Teatro de Calle

Con una inversión de un millón 850 mil pesos, el Tercer Festival de Teatro de Calle se realizará en diversas plazas de esta ciudad del 16 al 23 de octubre.
Así lo anunció en conferencia de prensa el director del Instituto Zacatecano de Cultura, David Eduardo Rivera Salinas. En dicho evento también fue presentada la agenda cultural de octubre, así como los programas de la Quinta Feria del Libro y de la Segunda Temporada de Jazz y Blues, que se realizarán en el ex templo de San Agustín y en el museo “Manuel Felguérez”, respectivamente.
La Feria del Libro se realizará del 8 al 17 de octubre, mientras que la temporada de Jazz y Blues inició el pasado 29 de septiembre con un concierto de Jazz Gitano y finalizará el 12 de noviembre. El evento más próximo es la presentación del grupo zacatecano de Jazz “Euterpe”, el viernes 1° de octubre a las ocho de la noche en el auditorio del museo “Manuel Felguérez”.
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Alargarán foro para Ley General de Cultura
El Primer Foro de propuestas que sobre cultura tendrá lugar el viernes 8 de octubre en la ciudad de Zacatecas, tendrá una duración de dos días y no de uno, como había planteado inicialmente el diputado federal Rafael Candelas Salinas, miembro de la comisión de Cultura en la Cámara de Diputados.
El foro tendrá lugar en el teatro Fernando Calderón. El viernes a las 10:30 a. m. será inaugurado por la gobernadora del estado, Amalia García Medina, a lo que seguirá una conferencia magistral de Carlos Monsiváis. Entre otros, se tiene confirmada la participación de Victor Hugo Rascón Banda, Zeferino Torreblanca, Manuel Felguérez, Alfonso López Monreal, Alejandro Nava, El Rector de la UAZ, Alfredo Femat; el Secretario de Educación, Rogelio Cárdenas, así como varios diputados federales, senadores y gente interesada en participar. Durante los dos días habrá varias mesas de trabajo y una de conclusiones con la que cerrará esta jornada. Con esto se pretende formular una iniciativa de Ley General sobre Cultura, que actualmente no existe en el país.
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Villa de Cos celebra sus 450 años
Villa de Cos cumplió 450 de ser fundada, por lo que en ese municipio han tenido lugar diversas festividades y eventos culturales para conmemorar el acontecimiento.
Durante la realización de la feria patronal de dicha cabecera municipal, el presidente municipal de Villa de Cos, José María González, inauguró una exposición de pintura de Juan Manuel de la Rosa, en el Colegio de Bachilleres.
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Mañana se cumple el sexto aniversario luctuoso de don Roberto Cabral del Hoyo. El ayuntamiento capitalino organiza un recital poético en su honor a cargo de Veremundo Carrillo y Dolores Castro. La cita es en la biblioteca Roberto Cabral del Hoyo a las siete de la tarde.
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En la galería Arroyo de la Plata se exponen dibujos y pinturas del zacatecano Juan Carlos Villegas, en una colección que lleva el título “Lote de parias”. La entrada es libre. La galería se ubica en esquina Dr. Hierro con Callejón del Santero. Altamente recomendable.

EN ESTA ESQUINA...

Sigifredo Esquivel Marín
(Zacatecas, 1973) es maestro en filosofía y ensayista, profesor-investigador de la Facultad de Psicología de la UAZ, cursa el doctorado en Humanidades y Artes de la misma universidad y también es becario de la Fundación para las Letras Mexicanas. Recientemente obtuvo el Premio Regional de Ensayo 2004.

Juan Luis Nutte
(1972) Realizó estudios de literatura en la Universidad Autónoma Metropolitana Iztapalapa, y cursó el diplomado en creación literaria de la SOGEM. Fundó y dirigió la revista El Castillo, y actualmente participa en el consejo editorial de la revista Cuiria.

Enrique Montañez
(Monterrey, 1973) Egresado de la carrera de Letras Hispánicas por la UAM. Fundador y director de la revista literaria Cuiria. Ha publicado en diversas revistas; participante en el Festival Internacional de Cuento Breve y en diversas mesas redondas sobre literatura.

Salf
Equilibrista entre los asuntos mundanos que la cotidianidad reclama y el ludismo de sus dibujos, Salf toca en un grupo de rock con especial fruición, a la vez que escribe sobre el tema con igual deleite.


Claudina Domingo
Escritora, poeta y correctora de estilo, ha publicado poesía en revistas como Oráculo, Deriva y Tierra Adentro. Ha organizado lecturas en diversos foros del D. F. En 2003 editó, para el Tianguis del Chopo, la antología conmemorativa: "23 años, 23 poetas", con apoyo del CONACULTA.