jueves, noviembre 04, 2004

No. 228. 31 de Octubre de 2004

MUSEO DE POESÍA
Efrén Alfonso García Botello
Luis Buñuel: “Olor de Santidad”
uego de una larga y penosa enfermedad, el cineasta Luis Buñuel murió el 29 de julio de 1983 en la ciudad de México. Algún ensayo lo señala como “autor de uno de los espacios definitorios del cine mexicano”. Hispanomexicano, nacido en 1900, iniciador del surrealismo en el cine con Salvador Dalí, con Un perro andaluz (1920), culmina una de las trayectorias más brillantes del cine con Ese obscuro objeto del deseo (1977). Su autobiografía quedó plasmada con la colaboración del que fuera su guionista: Jean–Claude Carriere, bajo el título “Mi último suspiro”.
México debe a este creador obras como Los olvidados (1950), Subida al cielo (1951), Él (1952), Viridiana (1958), El ángel exterminador (1962) y Simón del desierto (1965); entre otras que le valieron reconocimientos a nivel internacional en los festivales de cine más famosos del mundo: Cannes, San Sebastián, Basilea, etc.
El texto que se transcribe fue escrito en 1929. Contaba el autor con 29 años. Un texto raro en Buñuel, y hasta donde sabemos, la única muestra de su genio creador en el terreno expresamente poético. Aunque también nos debería extrañar que fuera el único que el artista escribiera. A esa edad todavía están frescas sus experiencias y andanzas amistosas con toda una generación de españoles que dejarían para siempre su marca en la cultura no sólo de su país, España, sino del mundo entero: García Lorca, Salvador Dalí, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, por nombrar sólo los más conocidos. Se nota en el texto la influencia directa de esa generación poética a través de un lenguaje que aún hoy parece radical, y que de alguna manera nos remite a Alberti y a Alonso. Sorprenden un par de renglones que irremisiblemente nos recuerdan aquel trágico once de marzo, y que el autor, seguramente, hubiera borrado. Esta incursión literaria es prácticamente ignorada por Buñuel en su autobiografía, que se centró, sobre todo, en su quehacer fílmico.
Sin dar ninguna referencia en torno al breve texto, la ya desaparecida revista Encuentro lo publicó en nuestro país en algún no-viembre de inicios de los ’80 (carecemos de la referencia concreta), precisamente para homenajearlo en la víspera del día de muertos, con un escrito de su propia autoría, y en donde se plasma la paradójica situación de un joven creador que, teniendo todavía la vida por delante, alude a su propia muerte a través de un inusitado y sorprendente poema en prosa.

OLOR DE SANTIDAD
Luis Buñuel



Alguien me dio el empujón fatal. Comencé a deslizarme a una velocidad vertiginosa por un tobogán vertiginoso. Acelerado matemáticamente. Interplanetariamente. Tendido en los 45 grados, con la sensación de haberme convertido en uno de esos tornillos que sueltan las estrellas precipitados a un millón de vueltas por segundo. Todo vorágine, vueltas, siseos, gritos, flechazos, estómago en la garganta, hurras de muchedumbre, gloria, suspenso, temor, frío.
¡Que me estrello! ¡Que me estrello!
Pero nunca llegaba el final de mi caída. Cada vez me sentía más desenfrenado tobogán dentro del tobogán.
Vueltas de peonza de enésima magnitud.
Descenso de columna de termómetro.
Frío de millones de estrellas perforando mi nariz.
La gravitación era tan exagerada que me eché a reír.
¡Hala! ¡Hala! – Gritaba la muchedumbre por momentos más enfurecida.
Los siglos se hacían segundos en aquel tobogán rayado como un mauser.
Cuando ya desesperaba de encontrar reposo, prodújose una terrible explosión como cuando estalla el planeta Saturno en un tranvía lleno de gente.
Sentí de pronto una languidez ecuatorial. Un manto de armiño puesto amorosamente sobre los hombros. Un sosegarse de todas mis vísceras, hasta entonces con los pelos de punta. Una somnolencia. Una mano o un ala que se posaba en mi frente. Y una voz eterna que me decía “Ya puedes morir”.
Y sentí la entrada de la muerte, de mi muerte, que era como la primera sonrisa de un niño.
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¡Las calaveras!
Panteón de la literatura popular

Por Martín Letechipia Alvarado

A lo largo de los siglos han existido personajes trashumantes que con su pregón y sus artificios han sido la prensa popular, la voz colectiva y en algunos casos hasta la conciencia y el sentir de los pueblos. En Europa lo fueron algunos trovadores, los juglares y los histriones del renacimiento. En México desde los teokiklistlis, hasta los populares y hoy injustamente olvidados corridistas de la Revolución.
El corrido en nuestro país ha sido pregón, prensa, denuncia y soporte de la literatura genuinamente mexicana (como bien anotara Vicente T. Mendoza) se difundía en labios de los cantores populares en las calles, ferias, portales, plazas, campos o en hojas sueltas impresas en papeles multicolores y que a inicios del siglo XX eran materia de intenso consumo; no hubo por aquellos días acontecimiento trascendente que no fuera relatado, descrito, comentado o entonado en verso a través de los corridos.
Otra de las tradiciones de la poesía popular semejante al corrido en estructura y forma de difusión, son “las calaveras”, las cuales son versos dedicados al día de muertos a los amigos (cuando se trata de vacile amistoso) y a los enemigos (sobre todo si son políticos) y se valen para construirse de un epitafio-epigrama lacónico, acorde a los acontecimientos que se viven.
En el año de 1968 el escritor y dibujante Eduardo del Río, dedicó un número de su famosa revista “los agachados” al tema de las calaveras, algunas de sus anotaciones lo mismo que las reflexiones sobre poesía popular de Luis Miguel Aguilar, son las que quiero compartir en este artículo.
Las calaveras, siguen siendo hoy en día una manifestación de un periodismo valiente que ha desaparecido en muchos lugares por temor a las represalias de los grupos en el poder y que el pueblo retoma de manera anónima o no, para denunciar muchas veces los abusos y los defectos de los personajes de la vida pública.
Ahora bien, las calaveras en su forma más pura son “versitos”, poesía entendida esta no solo como discurso escrito, sino en su más diversa manifestación, como podrían serlo las canciones “la llorona” o “la canción mixteca”, como lo puede ser el huapango, las décimas de los jaraneros y las valonas de Michoacán, los sones de Jalisco y la trova yucateca, los verso para cantar la lotería, las adivinanzas, la lírica infantil, las canciones de Agustín Lara, Álvaro carrillo, incluso Cri-Cri.
Esta no requiere librerías y se cuenta o trasmite de manera oral con “la memorización de oídas”. Es indiscutible que el pueblo de México es consumidor de poesía en cualquiera de sus formas y aunque a veces no sepa, tal vez como anotara Antón Chéjov: “El público realmente ama ese arte aquello que le es largamente familiar, aquello con lo que se ha acostumbrado a crecer”.
Pero la poesía se renueva, tiene una trascendencia al cambio, a las libertades formales, temáticas y muchas veces escapan a las reglas de la formalidad o a la imposición estética.
Mientras que para los pocos que forman el gusto moderno la poesía se lee, para los muchos del gusto popular la lectura es la antesala de la declamación. Mientras los pocos dicen poemas, los muchos dicen poesías, mientras los pocos dicen: “recuerdo esa línea de…” los muchos dicen “échate un versito” (como es el caso de las calaveras).
El origen de las calaveras se esconde seguramente en la lírica satírica del último periodo de la independencia, pero no se tiene constancia de ellas (por lo menos hasta donde llegan mis investigaciones) hasta finales del siglo XIX; en este siglo fueron incluso la única forma autorizada por el gobierno para hacer crítica del mismo.
Los versos de la calavera, desde sus inicios se publicaban en hojas sueltas de papel manila o china y también se imprimieron en los periódicos locales y algunas revistas.
Las calaveras, eran llamadas también “panteones”, en sus inicios ya que por lo regular se ilustraban con imágenes de tumbas, túmulos o piras funerarias.
Uno de los “panteones” impresos más antiguos data de 1885 y apareció en el periódico semanal conocido como “la patria ilustrada”. La publicación era de corte conversador y dedicó a esta calavera al gran escritor Ignacio Manuel Altamirano.

Con talento soberano
en la vida manejó el estro
mas no pasó de maestro
el maestro Altamirano.

De la misma época fueron las siguientes calaveras:

General Miguel Negrete
Fue en política un Dantón
fue un Napoleón por la espada
pero pasó el Rubicón
y yace aquí en conclusión
en el polvo de la nada

Díaz Mirón
Yace en un triste lugar
un tribuno popular

Gral Sostenes Rocha
Quiso abarcar el mundo
como atleta
y murió sin tener
una peseta

A principios del siglo XX el editor Antonio Venegas Arrollo, desarrolló una labor importantísima en el terreno de la ilustración y la literatura popular, en sus talleres de grabado se realizan los mejores trabajos de Manuel Manilla y José Guadalupe Posada, antiguos trabajadores de la gráfica.
Posada, es bien sabido fue un revolucionario del arte, del grabado teniendo como tema más difundido el de la muerte; en total se le reconocen la paternidad de casi 200 calaveras, las cuales ilustró y han dado vuelta al mundo, ejemplo de estas son las siguientes:

Agustín El Albañil
Tú fuiste un buen albañil
cargaste sobre tus hombros
los adobes, los escombros
con dificultades mil
con una destreza rara
cargaste con tu cuchara
al pasar a otra vida
y hoy tu cara es convertida
en calavera muy rara

El pulquero
El pulguero Don Cenobio
de la “antigua primavera”
vende muy rico mazapa
y al marchante lo emborracha
haciéndolo calavera

La Güera
Era una preciosa güera
que en este mundo hizo raya
gusto de ponerse falla
capota y hasta montera
y sobre su calavera
hoy luce su añeja moda;
al andar menéase toda
como un bergantín velero
y ¡Ay! Vales con ese cuero
ni el frío, creo nos incomoda

Al pasar la Revolución, se estableció un control gubernamental en torno a la prensa, algunos políticos y sobre todo el presidente de la república no podían ser tocados y los versos de la calavera casi perecieron ante la amenaza de represión.
La prensa escrita se limita a criticar con los “panteones” solo a los artistas, periodistas y literatos, ejemplo de las calaveras de ese tiempo son las siguientes:

Diego Rivera
Este pintor eminente
cultivador del feísmo
se murió instantáneamente
cuando se pinto a sí mismo

Roberto (Panzón) Soto
Dicen que este soto estaba
tan furioso en los arcanos
mundos donde todo acababa
que en la tumba les echaba
albures a los gusanos

Rodolfo Gaona
Este genial matador
como empresa, no hizo nada
-¿Y murió de una cornada?
-no era tonto el señor

Joaquín Pardavé
Aparte sombra fingida
suelta, suéltame la mano
que aún queda el último grano
de mi faz embellecida

En 1939 se funda el taller de la gráfica popular y con ello se enriquece tremendamente la tradición de las calaveras ya que una de las actividades principales de este colectivo de grabadores era la de hacer crítica social. Las calaveras fueron el medio ideal para retomar el sentir y la poesía popular que tanto éxito tenía por aquel entonces.
En el taller de la gráfica popular, participaron artistas de la talla de Leopoldo Méndez, José Chávez Morado, Alfredo Zalce, Pablo O’Higgins, entre otros.
Algunas de las calaveras del taller de la gráfica que se hicieron muy populares fueron las siguientes:

Paren la oreja señores
sírvanse compadecer
a este pueblo que no canta
porque no puede comer
pues tal es la carestía
que así como sin querer
se comió su propia lengua
y al otro mundo se fue

El semanario Presente patrocinado por el presidente Miguel Alemán, también publica sus calaveras con el fin de dar la impresión de libertad de expresión, algunas de ellas fueron las que se anotan así.

Ruiz Cortínez
Tras de un Veracruz mandar
se vino a México Adolfo
(tras gobernar el golfo
se vino aquí a descansar)

Torres Bodet
Hombre culto y afamado
tuvo grandes distinciones
y de amor murió agotado
aunque fue un hombre casado
siempre estuvo en relaciones

En 1950 el periódico de Renato Leduc “El Apretado”, también lanzó sus calaveras que ha de decir de Rius, han sido las mejores calaveras que se han escrito en el siglo XX veamos:
Miguel Abed
Fue un coyote disfrazado
con la pelambre de León
por nunca haberlo enjaulado
no merecemos perdón

Los banqueros
Esta banda de agiotistas
de logreros y bandidos
al pueblo que extorsionaban
ni sus carroñas dejaron
así estaban podridos

Casas Alemán
Murió “ogado” en aguas negras
de drenaje y de abyección
al ver a Juan y Alfonsito
jugarle infame traición

Abel Quezada, crítico, pintor y caricaturista publicaba también en 1950 Panteones tan buenos como estos:
Agustín Lara
Llegó Agustín al Panteón
y ahora los pobres gusanos
retorciéndose las manos
Se mueren de inanición

Diego Rivera
Se murió de alferecia
dibujando los cibeles
lo asesinó María Felix
Pues con ella presumió

Ahora bien, las mejores calaveras sin duda las escribe el pueblo, y de acuerdo a los acontecimientos sociales que se van desarrollando a manera de crónica se inscriben calaveras por casi todo el país. Aparecen en hojitas sueltas, circulan de mano en mano, se venden a peso, nadie sabe quien escribe las mejores y algunas siguen repitiéndose:

Méndez Arceo
Por solicitar cristianos
me lo volvieron calaca
A Sergio Méndez Arceo
Obispo de Cuernavaca

Luis Echeverría
Te dice el pueblo en coro
el zopilote estreñido
(todo lo tienes metido
hablas mucho y obras poco)

Los Banqueros
¡Hay que esconder el dinero
No se nos vaya a perder
Y por ser tan patrioteros
Se los llevó lucifer!


Campesino
Soy un pobre campesino
trabajo toda la vida
no me alcanza la comida
y el gobierno no me ayuda.
Ya me llevó la huesuda
es la hora de la partida
caray que duro me va
en mi pobre vida diaria
murió la reforma agraria

Para terminar este artículo es imprescindible anotar la labor de los pregoneros zacatecanos que más contribuyó a la difusión de las calaveras a nivel local en los años sesentas. Don José, durante todo el año se dedicaba a vender sus “suertes” por la calle del Laberinto, “las suertes” hoy desaparecidas eran pequeños cilindros de papel de china que llevaban dentro un garampiñado y una suerte, o sea un minúsculo juguete de metal, cochecitos, planchitas, soldados, etc., que hacían la dicha de todos los niños. En vísperas de las celebraciones a los muertos, don José cambiaba su mercancía y se dedicaba a vender sus calaveras impresas en papel de china, las cuales él mismo elaboraba y vendía a 50 centavos.
Don José poeta del pueblo vestía con su característico pantalón de pechera, mezclilla vieja de los obreros “del laberinto”, sombrero de ala ancha y guaraches de correa gruesa, reminiscencias de su labor agrícola. Así pues mientras existan en la memoria pregoneros como Don José seguirá viva la tradición de “los panteones” poesía popular que es parte de nuestro patrimonio intangible, el cual sigue siendo rico en cada región y en cada pueblo de nuestro estado.
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LA VACA MULTICOLOR
Kutzi Hernández Galván

Las manifestaciones de la cultura vernácula


A cerca de mes y medio del cambio gubernamental en nuestro estado, hay en el ambiente cultural una serie de reuniones que es natural observar a principios de sexenio y de trienios, ya que también se estrenan alcaldes. Algunas de las iniciativa para realizar tales encuentros surgen de gobierno, otras de la iniciativa privada, pero todas tienen en común la intención, por lo menos de dientes para afuera, de concretar proyectos colectivos e incorporarlos a los programas públicos.
En el primero de los casos, es decir, las reuniones que el Instituto Zacatecano de Cultura organizó, y a las que se invitó tanto a la gobernadora Amalia García como a la comunidad intelectual y artística, se despertó la crítica en algunos sectores porque al parecer, en la primera reunión hubo exclusión y no se invitó a todo mundo. La relevancia de dicho encuentro residió principalmente en que ahí fue ratificado David Eduardo Rivera Salinas como director del IZC, con el respaldo de las más de 50 personas ahí presentes.
Sobre el segundo de los casos, es decir, las reuniones organizadas por los artistas en la galería Arroyo de la Plata, a las cuales también fue invitado el alcalde capitalino Gerardo Félix, no sé a ciencia cierta si hubo excluyentismos, pues para empezar no me invitaron a ninguno de los tres encuentros. Hasta donde sé, se congregaron una veintena, acaso treintena de personas para discutir varios asuntos, entre ellos, la obra pública en el centro histórico, sobre todo en lo tocante a la iluminación de edificios con valor arquitectónico.
En teoría, es saludable que la iniciativa privada y los artistas se muestren participativos y convoquen a este tipo de encuentros. En la práctica, esperemos que el resultado sea igualmente positivo. De entrada, tengo pocos elementos para sopesar los avances que en su caso hubo.
En el primero de estos encuentros en la citada galería, la discusión se hizo al calor del alcohol; según reporta nuestro compañero y amigo Rolando Cantú, los asistentes degustaron un mínimo de tres botellas de mezcal. Eso explica que en su momento se haya caído en la práctica vernácula de la descalificación, sobre todo hacia personas ausentes, lo que tiene toda la traza de no ser sino una de esas tertulias semanales que sostienen varios de los que acudieron, disfrazada de una Reunión Organizada entre Artistas e Intelectuales con Autoridades Municipales para Analizar y Rescatar a Zacatecas de Todas las Problemáticas Diversas que en Materia de Cultura la Aquejan.
Aunque celebramos el denodado esfuerzo demostrado por nuestros artistas, esperemos que perseveren en intentos todavía más serios por aportar ideas. Lo que es Trópico de Cáncer, ha sido un espacio siempre abierto a toda opinión fundamentada, provenga de donde provenga. Reiteramos la invitación para que utilicen a los medios, para que expresen, critiquen, propongan, todo esto a favor del desarrollo cultural que se supone que buscamos.

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Un repentino cambio en el área de Comunicación Social del IZC colocó a nuestro amigo y colega Federico Chew al frente de dicho departamento. Sin abandonar la conducción del programa radiofónico “Escenarios”, Federico ha demostrado que querer es poder. Esperemos que siga como hasta ahora. A Verónica Treviño enviamos un saludo, deseándole buena suerte en su reincorporación en la Secretaría de Educación y Cultura.
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EL SOL DEL TRÓPICO

Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

DISFRUTE DEL ENCUENTRO CON LA MUERTE
Del sábado 30 de octubre al miércoles 3 de noviembre, se realiza el Encuentro Tradicional de Día de Muertos Zacatecas 2004, que organiza el Gobierno del Estado de Zacatecas a través del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC), el Consejo Estatal de Turismo (CETUR) y el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
El encuentro contará con la participación del artista plástico Manuel Dena, el grupo de rock progresivo “Arbatel”, “Euterpe” jazz y blues y el grupo de teatro “Momo”, en una instalación-concierto-performance titulada “Saltatio Mortiis” (“La Danza de los Muertos”); el grupo “Abriendo Laberintos”, con una muestra de teatro vernáculo denominada “Sustratos (Las puertas del cementerio”); la obra teatral con títeres para niños “La clavera cuentera”, a cargo del grupo “Hilos de la invención”; la inauguración de la exposición de pintura y escultura “Ánimas Fantásticas”, de Manuel Dena; un concierto de música mexicana “Para las ánimas”, ofrecido por la soprano Sonia Medrano y el pianista Antonio Manzo D´nes; la presentación del grupo de música prehispánica “Corazón Endiosado”, de Mineral de Pozos, Guanajuato; una velada escénica alrededor de la muerte y el arte titulada “Expiros y Suspiros”, que incluye pintura, música, danza y poesía, y escucharemos el ”Réquiem” de Gabriel Fauré, a cargo del grupo “Vocal Convivium” del IZC. Así mismo, el próximo viernes 5 de noviembre, en el patio de la Presidencia Municipal de Zacatecas, se realizará la premiación del concurso de Calaveras y Altares de Muertos, que organiza el Municipio de la capital, allí se contará con la participación del Coro de Cámara del H. Ayuntamiento.
Los foros en los que se desarrollarán las actividades de este Encuentro Tradicional de Día de Muertos, serán la Plaza 450, el Museo Rafael Coronel y su Capilla San Antonio, la Plazuela Goitia, el ex Templo de San Agustín, el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez y el patio de la Presidencia Municipal.
de Zactecas.
Disfute las actividades de este Encuentro Tradicional de Día de Muertos Zacatecas 2004 en compañía de su familia, y con ello proteja una de las tradiciones que nos brindan mayor identidad ante un mundo de globalización invadido en estas fechas, por un pintoresco Halloween totalmente ajeno a nuestra esencia mexicana.
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MÚSICOS RINDIERON TRIBUTO A LAS AVES
El Cuarteto Universitario “Aurelio Elías” se presentó los días 28 y 29 de Octubre de 2004 en el marco del Festival Internacional del las Aves. Los eventos tuvieron lugar en la Casa de la Cultura de Guadalupe y en la Ciudadela del Arte., respectivamente.
La agrupación, conformada por Edgar Gutiérrez (Flautista), Javier Torres (Violinista), Haydé Escamilla (Violista), Luisa Hernández (Violoncellista), contó con la participación de los Músicos Invitados: Sebastián Sandoval (Violinista), Fabián Pintor (Contrabajista) y Alfonso Vázquez (Pianista).
Lo anterior fue dado a conocer por el músico Édgar Gutiérrez a este medio, quien informó que el programa fue especialmente preparado para las festividades del día Internacional de las Aves, que en nuestra ciudad tuvo su VI edición, promovido por Bird International.
Agregó que las obras que contiene este recital “fueron cuidadosamente seleccionadas entre las más representativas del barroco, como lo es el concierto en re mayor de Antonio Vivaldi, el Cardenal o “Il Cardellino”. Se interpretaron otras piezas como la Sonata en Imitación de las Aves, del compositor inglés William Williams.
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Si usted es de los que piensan que el arte abstracto sólo puede ser apreciado por mentes privilegiadas, deje de hacerse pato y acuda a disfrutar la más reciente exposición de obra gráfica de Manuel Felguérez en Irma Valerio Galerías, ubicada en la plaza de Santo Domingo, frente al museo Pedro Coronel.
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EN ESTA ESQUINA
Efrén Alfonso García Botello
Es licenciado en derecho y maestro en Ciencias Sociales. Fundó la revista estudiantil El vuelo del búho, así como la página volante Papel poesía. Ha sido incluido como poeta en la antología 23 muchachos en el mar de los feacios.

Martín Letechipía Alvarado
Psicólogo. Se ha dedicado desde hace muchos años a la creación artística y la investigación de la cultura popular. Actualmente dedica buena parte de su tiempo al arte de los títeres. Es autor del libro inédito Música del viento.

Salf
Equilibrista entre los asuntos mundanos que la cotidianidad reclama y el ludismo de sus dibujos, Salf toca en un grupo de rock con especial fruición, a la vez que escribe sobre el tema con igual deleite.

Ignacio Benítez Reyes
Licenciado en educación, se dedica a dar clases de Historia Universal entre otras materias. Escribe cuentos y poemas, el cual es uno de sus grandes pasatiempos, aunque considera que se ha convertido en una necesidad.

Kutzi Hernández Galván
Egresada de la carrera de Letras por la UAZ. Ha publicado en El universo del búho, Lajornada Semanal y Ventana interior. ha coordinado las antologías de Trópico de Cáncer. Recientemente fue incluida en una antología poética. Ha obtenido tres premios de periodismo a nivel estatal.