lunes, febrero 28, 2005

No. 241. 13 de Febrero de 2005

La apariencia y su doble

Kutzi Hernández Galván


Hoy en día, y desde hace muchísimo tiempo, la cultura de la imagen se ha arraigado fuertemente en nuestra sociedad. Tanto así, que actualmente las productoras de cosméticos, ornamentos y decoraciones, entre otras, han tenido un éxito rotundo, apoyadas a su vez por la industria de la televisión, el video y otros medios visuales.
La apariencia personal se ha convertido en el elemento principal para juzgar la calidad de un individuo, a grado tal, que para encontrar un empleo es absolutamente necesaria una buena presentación, independientemente de las capacidades de la persona. Raro será el anuncio que ofrezca plazas vacantes en el periódico, que apele a la rectitud y a la solvencia moral como requisitos.
La influencia de la imagen opera sobre nosotros desde la infancia. Un niño difícilmente se interesará por un libro si éste no contiene monitos. Entre más grandes y vistosas sean las ilustraciones de una revista, mayor será su éxito comercial. Los conceptos se degradan. En Televisa no existen mujeres, sino atractivos visuales. Con esta cultura de las apariencias, nos estamos habituando cada vez más al examen superficial de la realidad, y por ende, a la pereza mental. Al paso que vamos, sin duda la capacidad de valoración y de ingenio están en peligro de extinción.
Los fenómenos mencionados son considerados por algunos como resultado de la sociedad de consumo, de cuya influencia no se excluyen las actividades artísticas. Ya Juan Oleza señala:
La usurpación del terreno del arte por el arte “kistch” o subarte —lo que hoy se conoce con la etiqueta de la literatura y arte “comerciales” o “de consumo” — que hace pasar a un segundo plano a los auténticos artistas, y ello no a consecuencia de un cambio casual del gusto del público, sino, fundamentalmente, como consecuencia lógica de la implantación y desarrollo del modo de producción capitalista, en el que arte y literatura se rigen por las leyes del mercado y en tanto que valores de uso, van perdiendo su función. (1)

Ahora bien, este desplazamiento del arte “auténtico” por el “arte de consumo”, implica una degeneración cualitativa no sólo de la creación, sino también de la recreación artística, es decir, la recepción del contenido estético. A partir de la comercialización del arte, forzosamente el gusto del público tuvo que modificarse. Desde entonces, quienes lucran con las obras artísticas —que ahora se han convertido en mercancías— ven al espectador como a un cliente potencial, y paulatinamente han tenido que integrarse al mercado, el cual impone una visión cuantitativa de las artes.
Entre las diversas reacciones que levantó la implantación de esta perspectiva durante el siglo XIX, se ha hecho patente la crítica de Oscar Wilde (1854-1900). El escritor inglés, nacido en Irlanda, desde una postura estética rechaza la adjudicación de valores ajens a la obra artística. Wilde defiende “el arte por el arte”, el cual debe estar al servicio de la belleza, y nada más. De acuerdo con Wilde, la expresión artística no debe limitarse a criterios tan efímeros como la moda, la política o las reglas morales, sino que se rige por una ley universal. Respecto a la literatura, asevera que
...debe descansar siempre sobre principios, y las condiciones temporales no son principios, pues para el poeta, todas las épocas y todos los lugares no son sino uno solo; la materia que emplea es eterna y eternamente la misma; todos los temas son buenos; no tiene preferencia por ningún pasado ni ningún presente. (2)

Esto es en lo que se refiere al tema que sustenta a toda obra artística. En lo que respecta al manejo que sobre el mismo ejerce el artista, Wilde señala que “revelar el arte, escondiendo al artista: tal es el fin del arte”. (3)
Wilde nos dice en su ensayo “El Renacimiento del arte inglés”, que el amor por las cosas bellas es
el preludio de todo el conocimiento y de toda sabiduría; hay, sin embargo, momentos en los cuales la sabiduría se convierte en una carga y en que el conocimiento se hermana con la tristeza; pues del mismo modo que todo cuerpo tiene su sombra, toda alma tiene su escepticismo.
En esos pantanosos momentos de discordia y desesperanza, ¿hacia quién habíamos de volver nuestros pasos, en este siglo turbado y desgarrado, sino hacia la mansión de la belleza donde hay siempre un poco de olvido y una gran alegría... (4)

No obstante lo anterior, pareciera que en El retrato de Dorian Gray se escucha de pronto la voz del propio Wilde, para criticar la sociedad inglesa de su tiempo. Detrás de la historia que cuenta la novela, subyace el discurso wildeano, que revela cierto desprecio, además de una falta de fe hacia la sociedad de entonces. Con un sentido del humor incisivo, los personajes de la obra ironizan ágilmente sobre todo y sobre todos, incluso sobre ellos mismos.
A Oscar Wilde se le ha atribuido la afirmación de que él personalmente se siente relacionado de alguna manera con los tres personajes de la novela. Basil Hallward, el pintor del cuadro, equivaldría al artista que es Oscar, como él mismo se ve; Henry Wotton representa lo que para el público es Wilde, y Dorian Gray sería como al autor le habría gustado ser.
Dorian Gray es el prototipo de la belleza occidental. El pintor Basil queda fascinado ante el fuego azul de sus ojos, sintiéndose preso entre sus serpenteantes cabellos dorados. Para Basil, el mancebo no sólo es bello, sino que es La Belleza, a quien pinta con gran maestría, haciendo desaparecer lienzo y pintura para plasmar a plenitud el retrato de Dorian Gray.
En el momento en que el cuadro queda terminado, se encuentra presente lord Henry Wotton, por cuyos ojos lánguidos ronda una presencia mefistofélica que influirá en la ruina de sus dos amigos.
Dorian, el “hijo del Amor y de la Muerte” (5) es un personaje a quien Lord Henry poco a poco agregará la tragicidad. Éste trata de ejercer sobre el joven una influencia, a fin de convertirlo en su juguete, y lo logra. Comienza aturdiéndolo con sus anti-valores que predica todo el tiempo, pero que ni él mismo se arriesga a practicar. En las palabras de Wotton, aflora nuevamente el discurso del autor, que en algunos aspectos guarda cierta cercanía con Nietzsche:

El fin de la vida es el desenvolvimiento de la personalidad. Realizar nuestra propia naturaleza cabalmente: para esto hemos venido. Hoy los hombres se asustan de sí mismos. Han olvidado el más alto de sus deberes, el deber que uno se debe a sí mismo. Sí, son caritativos: dan pan al hambriento y vestido al mendigo. Pero sus propias almas se mueren de hambre y van desnudas. El valor ha abandonado a nuestra raza. Quizás nunca lo tuvimos. El terror a la sociedad, que es la base de la moral; el temor de Dios, que es el secreto de la religión: tales son las dos fuerzas que nos gobiernan. Y, sin embargo, (...) creo que si un hombre se atreviera a vivir su vida plena y totalmente, a dar forma a cada sentimiento, expresión a cada pensamiento, realidad a cada ensueño... creo que el mundo cobraría de nuevo un ímpetu tal de alegría, que olvidaríamos todas las enfermedades del medioevalismo (sic) y tornaríamos al ideal helénico. Pero hasta el más audaz de nosotros tiene miedo de sí mismo. La mutilación del salvaje tiene su mágica supervivencia en la renuncia de sí mismo que frustra nuestras vidas. Y somos castigados por ellas. Cada impulso que luchamos por estrangular, germina en el espíritu y nos envenena. El cuerpo peca una vez, y acaba con su pecado, pues la acción es una especie de purificación. El único medio de librarse de una tentación es ceder a ella. Resistid, y vuestra alma enfermará de deseo por las cosas que se ha vedado a sí misma, de concupiscencia con aquellos que sus leyes monstruosas han hecho ilícito y monstruoso. Se ha dicho que los grandes acontecimientos del mundo tienen lugar en el cerebro. En el cerebro también y sólo en el cerebro tienen lugar los grandes pecados del mundo. (6)

Cuando Dorian ve el cuadro terminado, es como si se viera en el espejo por primera vez. En el joven ha brotado una semilla de soberbia ante su belleza y juventud, ensombrecida luego por el recuerdo de la realidad: con el tiempo, Dorian envejecerá. En su desesperación, desea frenéticamente que el cuadro envejezca en lugar de él. Las palabras de Henry han surtido efecto sobre su alma, dándole una forma nueva. Porque de no ser por Lord Henry, ¿quién sería Dorian Gray? En esta historia, no sería nadie más que “un niño absurdo”, como lo llamara Henry durante la contemplación del cuadro. Dorian se enorgullece de su juventud, y acepta que se hubiera molestado si aquella mañana le hubieran dicho lo mismo. Henry, irónico, replica: “De entonces acá ha vivido mucho”. (7) Y no se equivoca. El joven ha tenido una experiencia iniciática frente al retrato. Ya no es el mismo mancebo inocente que solía ser. Desde ese momento, Dorian transitará por las sendas que su capricho le ordene, cada vez más desprendido de conceptos morales que frenen su conducta. Su primera víctima será Sybil Vane, una joven de belleza extraordinaria, que termina suicidándose tras ser abandonada por el joven galán.
A partir del desafío implícito en las ideas que Wotton desliza hábilmente, Dorian intentará de alguna manera demostrar su capacidad para desprenderse de los escrúpulos y vivir plenamente, según el arbitrio de sus deseos más recónditos.
Después de la muerte de Sybil, Dorian se mira en el retrato y se horroriza al encontrar sus labios crispados por la crueldad, y en sus ojos una mirada perversa. En adelante, cada nueva maldad agregará una nueva arruga al retrato, como si fuese el espejo de su alma. Y en efecto, el cuadro representa su conciencia a la cual sólo él puede ver, pues la ha escondido en la habitación más oscura de su casa. Por el contrario, la apariencia física del joven se mantendrá siempre fresca y bella.
En adelante, Dorian lleva una doble vida. De hecho, se mueve en dos paisajes. El primero, descrito por el autor con voluptuosidad, se presenta agradable y suntuoso, y corresponde a su entorno inmediato: la casa, el club, los salones de baile, la ópera, entre otros recintos. El segundo es en el que se mueve durante sus correrías nocturnas: burdeles malolientes, muelles brumosos y callejones oscuros, lugares miserables, deprimentes y colmados de vicio.
Tal es la personalidad de Dorian, conformada por dos caras antagónicas e irreconciliables. Con el tiempo, comienza a odiar no sólo al retrato —cuyo aspecto envejece y se llena de muecas, reflejando la evolución del alma de Dorian—, sino también a su creador. Basil Hallward. Esto se debe a que con el retrato, el pintor le dio a Dorian la conciencia de sí mismo, lo cual no le perdonará nunca. Una noche, después de revelar el secreto del cuadro, que hasta entonces sólo él conocía, Dorian mata a Basil. Con todo, Dorian no vivirá tranquilo hasta destruir el cuadro, que significará la destrucción de sí mismo.
En la sórdida confusión de su vida, Dorian pierde la noción del bien y del mal. A ratos se arrepiente e intenta comenzar de nuevo con buenas obras. Pero todo es inútil; lo que él cree que es bueno, en realidad es un acto de hipocresía o de crueldad, cuyos equivalentes físicos aparecen en el retrato escondido. A este grado, Dorian decide que para vivir tranquilo, debe destruir el cuadro. Craso error. Al descargar el cuchillo sobre el lienzo, todo el mal contenido en el retrato parece desbordarse, y Dorian muere, en un simbólico suicidio.
Anteriormente, Dorian había exclamado con desesperación que aquel cuadro se burlaría cruelmente de él algún día. No estuvo lejos de la verdad, pues el retrato, al ser parte de él mismo, fue también la trampa en que su belleza lo había metido. Al final, sobrevive la imagen de la inocencia: al morir Dorian, el retrato recobra su apariencia de antaño. Entonces surge la pregunta: ¿Qué fue lo que movió al protagonista a quitarse la vida: el arrepentimiento o la impotencia ante la realidad? Quizá el destello de la locura brilló en sus ojos en el último momento.
En El retrato de Dorian Gray, el protagonista no acepta la realidad, y encuentra al tiempo como a un enemigo ineludible. Este conocimiento de su irresoluble condición mortal lo hace desdichado. Sin embargo, no busca el olvido en la belleza ni en los sentimientos nobles que ésta implica, sino que cada vez se aleja más y más hacia la satisfacción de sus impulsos primarios. En este sentido, se asemeja a la bestia que todos llevamos dentro, al Mr. Hyde de Stevenson, al demonio que en ocasiones ronda nuestros sueños. Sin embargo, Dorian es incapaz de luchar contra la realidad en que se ha convertido a través de sus actos. Más que la impotencia ante lo inevitable, el resorte que termina con su vida es, más exactamente, la renuencia de Dorian de aceptar lo inevitable, con lo que entra en una contradicción terrible con las ideas que ha tomado de Wotton: por un lado, pretende desarrollar su ser y no reprimir sus instintos, con la postura de vivir a plenitud. Por el otro, no acepta esa misma naturaleza propia de la vida: su tendencia a transformarse, a precipitarse hacia la muerte. Al querer eternizar su juventud, paradójicamente Dorian se resiste a la vida a partir de que se resiste al paso del tiempo y sus consecuencias.

NOTAS:
(1) Oleza, Juan, La novela del XIX. Del parto a la crisis de una ideología, Editorial Laia, España, 1984, pág. 12.
(2) Wilde, Oscar, “El Renacimiento del Arte inglés”, Conferencia a los estudiantes de arte y otros ensayos, Trad. de León Felipe, Ed. UNAM, 1986, pág. 19.
(3) __________, El retrato de Dorian Gray, Ed. Dante, México, 1989, pág. 3.
(4) Conferencia a los estudiantes de arte y otros ensayos, pág. 30.
(5) El retrato de Dorian Gray, pág. 50.
(6) Ídem, pp. 26-27.
(7) Ídem, pág. 39.
___________

De la censura en los cuentos de hadas

Juan Manuel Gómez

uando finalmente salieron a la luz los dos gruesos volúmenes de su investigación (1812 y 1815), los académicos alemanes Wilhelm y Jakob Grimm esperaban que su trabajo de recopilación de cuentos populares fuera apreciado sólo por los círculos herméticos de la academia. Jamás imaginaron que ese documento tan especializado se convertiría inmediatamente en un éxito de ventas. Ante los ojos sorprendidos de los hermanos Grimm, la primera edición, con un largo estudio introductorio y amplias notas a pie de página, se agotó sin más. Para ellos, el hecho de recoger por escrito toda esa rica tradición oral de las historias transmitidas de generación en generación, era una labor patriótica cuyo fin era hurgar en el origen de la grandeza del pueblo alemán. La conciencia de que se trataba de preservar un acervo invaluable les llevó a renunciar a sus derechos como autores en esta primera edición hasta que la mayor parte de los ejemplares se hubiera vendido.
Para la segunda edición (1819) —ilustrada ahora con viñetas de otro de los hermanos, Ludwig Emil— la perspectiva de Wilhelm Grimm se había modificado radicalmente. Ante la desaprobación de Jakob, Wilhelm había preparado su volumen de cuentos con mucho mayor cuidado en cuanto a los pasajes que debían ser censurados por el lenguaje soez y las situaciones inapropiadas de la versión original. “Aunque [para este momento] Jakob continuaba afirmando que las historias no eran para niños, Wilhelm no tenía ningún reparo en satisfacer al mercado creciente de libros infantiles”, dice la especialista británica Janet Adam Smith.
Esta nueva adaptación, explica Wilhelm Grimm en el prefacio a esta segunda edición, “no apunta hacia la clase de inocencia que se logra mediante la censura a cualquier referencia a ciertas situaciones que suceden todos los días y que simplemente no es posible mantener ocultas”.
Esta no fue la primera vez que estas historias fueron censuradas, ni será la última. Estamos hablando de un material del cual es imposible obtener una versión definitiva. Estos cuentos se fueron templando en el paso de una generación a otra, de una familia a otra, de un pueblo a otro y de un país a otro país. Porque, como dice W. H. Auden, los cuentos de hadas “sin ningún problema pueden viajar de un país a otro, de una cultura a otra, siempre y cuando compartan la naturaleza humana, a pesar de sus diferencias”. Ni siquiera podríamos decir que las versiones de la primera edición de los hermanos Grimm son las originales. Sería imposible hurgar en los siglos de voces que han modelado estos cuentos. Por su esencia cambiante y su carácter didáctico y moralizador podríamos incluso decir que la versión que hagamos hoy de ellos, será la “buena”, es decir la que resultará útil y adecuada a nuestra vida actual.
Es difícil establecer los simbolismos inherentes a cada uno de los elementos de estos cuentos. Se puede hacer hincapié en generalidades como la situación miserable de los pobres y la opulencia de los ricos, y el hecho de que ambas condiciones continuarán así por los siglos de los siglos, inalterables, hasta que el influjo de la magia los transforme. Ningún siervo puede imaginar siquiera el dinero y el poder a menos que un hada madrina los ponga en sus manos. También se puede hablar de la bondad inaudita de las madres, las cuales por alguna razón suelen estar muertas, y la perversidad irracional de las madrastras y de las brujas. Los hombres del pueblo, que son siempre muy pobres, solamente mediante el trabajo duro pueden alcanzar la dignidad; y las hermosas y virtuosas muchachas se ven siempre amenazadas por la envidia que provocan en las mujeres viejas.
Son simplemente temas que es fácil identificar en este tipo de narraciones, pero nunca se sabrá a ciencia cierta cuál es el significado preciso de ciertos símbolos. Con toda seguridad quienes contaban la historia de Caperucita Roja hace siglos tenían una intención precisa en cuanto al sentido de un personaje como ése, los objetos que llevaba y hacia a dónde se dirigía. Para nosotros no será fácil encontrar esas referencias precisas y, de hecho, será mejor olvidarnos de ellas y hacer que la Caperucita Roja habite nuestro contexto. Ése es finalmente el sentido de estos cuentos: mostrar la cambiante naturaleza del hombre.
Janet Adam Smith nos explica que algunos mitologistas ingleses piensan que Caperucita Roja representaba al sol, y que para el Tercer Reich era el pueblo alemán amenazado por despiadados lobos judíos. Dice también que algunos psicólogos hablan de embarazo cuando el lobo afirma que quiere “una criatura viva en su vientre” y que Erich Fromm dice que la botella que carga Caperucita Roja es un símbolo de la virginidad.
A pesar de lo que podamos decir al respecto y de las tantas versiones que encontraremos de los cuentos de los hermanos Grimm hay ciertos pasajes no censurados que se han mantenido y que constituyen el nudo de esas historias.
Por ejemplo el hecho de que una de las hermanastras de Cenicienta se cortara un dedo del pie para poderse calzar la zapatilla que trae el príncipe, orillada por su madre con el argumento de que “cuando seas reina no necesitarás caminar más”. El rastro de sangre que deja, la delata. Y al final, después de que el príncipe ha encontrado el delicado pie de Cenicienta y le ha propuesto matrimonio, las hermanastras van cínicamente a la boda para obtener sus favores, a pesar de que han sido malas, y allí unas palomas les sacan los ojos a ambas como castigo.
El castigo de la madrastra de Blanca Nieves no es menos escalofriante. Una vez que se entera de que Blanca Nieves, la única mujer que es más bella, no ha muerto:
«La malvada mujer profirió una maldición; estaba tan terriblemente asustada que no sabía que hacer. Pero no podía descansar porque se sentía empujada a ir a ver a la joven reina. Cuando llegó y reconoció a Blanca Nieves, se quedó paralizada de miedo y espanto. Pero estaban calentando al fuego unas zapatillas de hierro, y en seguida se las llevaron sujetas con unas tenazas y las colocaron delante de ella. Y ella tuvo que ponerse aquellas zapatillas rojas y candentes, y bailar hasta caer muerta»
Nos sorprenderá lo terribles que estos cuentos pueden resultar, y lo elocuentes que son con respecto a la condición humana, sus virtudes y miserias. No podemos reducirlos a consideraciones morales tan superficiales como las de la señora Clarissa Pinkola Estés en la incipiente introducción al volumen Cuentos de los hermanos Grimm (Ediciones B, Barcelona, 2001), en el cual, como compensación, encontraremos excelentes traducciones de los cuentos originales.
_________

XLIV Muestra Internacional de Cine
“Reflejos de la cinematografía mundial”


Hasta el 21 de Febrero tendrá lugar la XLIV Muestra Internacional de Cine, denominada "Reflejos de la cinematografía mundial", organizada por Promotora Cultural de Zacatecas (PROMOCULZA), en coordinación con la Cineteca Nacional, Multimax y el Instituto Zacatecano de Cultura. En total se presentan 13 filmes, de los cuales, en esta edición presentamos sinopsis y comentarios sobre los que se proyectarán del 9 al 13 de Febrero. En nuestra siguiente edición estaremos informando sobre el resto. Las proyecciones serán en el cinema Multimax a las 4:20, 6:40 y 8:50 p.m.

Domingo 13 de Febrero
La primavera de una infidelidad
(Xiao cheng zhi chun)
Dirección: Tian Zhuangzhuang. País: China-Hong Kong-Francia-Países Bajos 2002. Guión: Ah Cheng, basado en el guión original de Fei Mu de 1948, a su vez inspirado en un relato de Li Tianji. Fotografía en color: Mark Li Ping-bing. Música: Zhao Li. Edición: Xu Jiangping. Con: Hu Jingfan (Yuwen), Wu Jun (Dai Liyan), Xin Bai Qing (Zhang Zhichen), Ye Xiao Keng (Lao Huang), Lu Si Si (Dai Xiu). Producción: Beijing Film Studio, Beijing Rosart Film, China Film Group Corporation, Fortissimo Film, Orly Films, Paradis Films, Eric Heumann, William Kong, Li Xiaowan, Marc Sillam, Tang Yatming, Alain Vannier, Michael J. Werner.Duración: 112 minutos. Distribución: Alfhaville
Liyan, un terrateniente, vive en un pequeño pueblo dentro de una lujosa propiedad que resulta dañada por los bombardeos japoneses al final de la Segunda Guerra Mundial. Sin dinero en efectivo, no puede repararla, y conserva a su lado sólo a Lao Huang, anciano servidor de su padre. Sumido en la tristeza y con una salud decreciente, se aleja cada vez más de su esposa Yuwen. Su melancólica y gris existencia se verá sacudida con el arribo de Xhang Zhichen, viejo compañero de la universidad y el primer amor de Yuwen. Por su parte, ésta comprueba con una mezcla de desesperación y deleite, que los sentimientos hacia su antiguo amante permanecen intactos. Liyan intentará comprometer a su amigo con su hermana Xiu, mientras Yuwen sueña con ser abrazada nuevamente por Zhang.

14 de Febrero
Manos libres (nadie te habla)
Dirección: José Buil. País: México, 2004. Guión: José Buil, basado en un argumento de Maryse Sistach. Fotografía en color: Servando Gajá. Música: Eduardo Gamboa. Edición: José Buil. Con: Alejandro Gamboa (Rodrigo), Luis Gerardo Méndez (Marcelo), José Carlos Femat (Axel), Ana Paula Corpus (Betty), Gloria Ortiz (Aída), Verónica Merchant (Ofelia), Jorge Zárate, José Rodríguez, Yuriria Del Valle, Lorena Grisel Hernández. Producción: Tragaluz Producciones, FIDECINE, Estudios Churubusco Azteca, Filmoteca de la UNAM, Maryse Sistach. Duración: 95 minutos. Distribución: Videocine
La historia inicia con el amanecer de un viernes en la ciudad de México, cuando Rodrigo Díaz, periodista divorciado y columnista en un semanario de espectáculos, recoge a su hija Betty de la casa de su ex esposa para llevarla a la secundaria de un barrio pudiente. Mientras esto sucede, Marcelo y Axel, mentes perdidas estudiando leyes en una universidad privada, comienzan a planear un secuestro virtual para obtener dinero fácil y poder lanzarse a un rave en Acapulco.
En la escuela la niña rica y solitaria Aída, la mejor amiga de Betty, le propone comer tranquilamente en su casa para después ir al cine en un centro comercial y, así, tener un feliz viernes. Pero Marcelo y Axel han hecho su plan sin imaginarse que los planes de sus azarosas y futuras víctimas les complicarán severamente la vida, pues las dos niñas han intercambiado vestuario con la idea de ver "cómo se siente tener otra personalidad por un rato".

15 de Febrero
Vodka limón
(Vodka Lemon)
Dirección: Hiner Saleem. País: Armenia-Francia-Suiza-Italia 2003. Guión: Lei Dinety, Pauline Gouzenne e Hiner Saleem. Fotografía en Color: Christophe Pollock. Música: Michel Korb y Roustan Sadoyan. Edición: Dora Mantzouros. Con: Romen Avinian (Hamo), Lala Sarkissian (Nina), Ivan Franek (Dalovan), Armen Marutyan (Romik), Astrik Avaguian (Avin), Zahal Karielachvili (Giano), Rouzana Mesropyan (Zine). Producción: Dulciné Films, Amka Films, CINEFACTO, Paradise Films, Sintra, Fabrice Guez, Michel Loro. Duración: 89 minutos. Distribuición: Alfhaville.
Viudo y padre de tres hijos, Hamo sobrevive en la precariedad absoluta. Un armario, una televisión y un uniforme militar son sus últimas posesiones. Junto a él habita uno de sus vástagos, un haragán bueno para nada. Su hija menor ha muerto y el segundo descendiente emigró a Francia. Cuando una carta de éste llega desde París, todo el pueblo se entera y agita. Un rumor corre como el viento entre la comunidad: la carta contiene una pequeña fortuna en dólares, lo que dista de ser cierto. Sin embargo, Hamo no parece preocuparse frente al desastre: ha encontrado de nuevo el amor en Nina, singular mujer a la que conoce en el cementerio local.
Y al final, ¿eran tan malos los comunistas? Es la pregunta recurrente que los personajes de la película armenia Vodka limón se hacen unos a otros mientras luchan incansablemente por sobrevivir en una de las regiones más pobres y más castigadas de la antigua Unión Soviética. El filme de Saleem, atmosférico y excéntrico al mismo tiempo, inicia con la absurda imagen de un músico al que remolcan por un camino subido en su propia cama para que pueda tocar en un funeral. Aquí nos encontramos con Hamo (Romen Avinian), un exsoldado en retiro que se ve obligado a subastar sus pocas posesiones para ahuyentar al hambre. Al morir su esposa, su última esperanza radica en su hijo, quien vive en Francia. Sus diarias visitas al camposanto local toman un giro inesperado cuando se encuentra con Nina (Lala Sarkissian), una atractiva viuda que realiza exactamente el mismo recorrido todos los días. (Neil Smith, BBC Films)

16 de Febrero
El séptimo día
Dirección: Carlos Saura. País: España-Francia, 2004. Guión: Ray Lóriga. Fotografía en color: François Lartigue. Música: Roque Baños. Edición: Julia Juániz. Con: Juan Diego (Antonio Fuentes), Victoria Abril (Luciana Fuentes), José Luis Gómez (Emilio Fuentes), José García (José Jiménez), Ramón Fontseré (Jerónimo Fuentes), Eulalia Ramón (Carmen Jiménez), Carlos Hipólito (El Tonto), Yohana Cobo (Isabel Jiménez). Producción: Lolafilms, Artedis, Andrés Vicente Gómez. Duración: 106 minutos. Distribución: Cine, Video y Televisión
Recreación libre de la matanza perpetrada por los hermanos Izquierdo el 26 de agosto de 1990 en Puerto Hurraco, España. El relato sucede en un espacio ficticio. Antonio y Emilio, al parecer instigados -aunque nunca se demostró- por sus hermanas, Luciana y Ángela, ambas con trastornos mentales de tipo paranoico, asesinaron a tiros a todo el que se apellidara Cabanillas. El resultado fueron nueve muertos, seis heridos y un pueblo destrozado. La historia indaga en el interior del ser humano, su inclinación antropológica hacia el mal y su obsesión por la territorialidad.
El séptimo día busca sus raíces en las pulsiones más tenebristas de esta tradición. La sangrienta masacre que se desató en un pequeño pueblo de Badajoz el 26 de agosto de 1990, inspira aquí una ficción que transcurre en un espacio ficcional y temporal de contornos geográficos, humanos y sociales equivalentes para proponer un vibrante descenso a los infiernos de la miseria, de la violencia y de la locura que anida -todavía hoy- en lo más hondo del país interior.

17 de Febrero
Mil meses
(Mille mois)
Dirección: Faouzi Bensaïdi. País: Marruecos-Francia-Bélgica, 2003. Guión: Faouzi Bensaïdi y Emmanuelle Sardou. Fotografía en color: Antonie Héberlé. Edición: Sandrine Deegen. Con: Fouad Labied (Mehdi), Nezha Rahile (Amina), Mohamed Majd (abuelo), Abdelati Lambarki (Caid), Mohamed Bastaoui (hermano de Caid), Meyrem Massaia. Producción: Agora Films, Entre Chien et Loup, Gloria Films, Bénédicte Bellocq, Diana Elbaum, Souad Lamriki, Laurent Lavoré, Isabelle Pragier. Duración: 124 minutos. Distribución: Macondo Cinematográfica.
1981, Marruecos, mes de ayuno del Ramadán. Mehdi, de siete años, vive en una villa ubicada en el corazón de la región montañosa del Atlas, junto con su madre Amina y su abuelo. Como su padre está en prisión por promover una huelga, su madre y su abuelo han acordado decirle que partió a trabajar a Francia. Mehdi es responsable de resguardar la silla del profesor, pero inesperadamente ésta desaparece, lo que genera un caos, en el que todo indica que el culpable es una persona muy cercana al pequeño.
Mil meses, el primer largometraje del director-escritor marroquí Faouzi Bensaïdi, se mira como el encantador punto de vista de un niño en una villa de la montañas Atlas, durante los años 80. Mehdi, de siete años de edad, observa maravillado la luna nueva que marca el inicio del mes sagrado de Ramadán. No obstante, el filme pronto se convierte en algo más complejo -algo cercano a una especie de versión norafricana de Short Cuts, de Robert Altman.

18 de Febrero
Las bordadoras
(Bordeuses)
Dirección: Éléonore Faucher. País: Francía, 2004. Guión: Éléonore Faucher y Gaëlle Macé. Fotografía en color: Pierre Cottereau. Edición: Joële van Effenterre. Música: Michael Galasso. Con: Lola Naymark (Claire), Ariane Ascaride (madame Mélikian), Thomas Laroppe (Guillaume), Jacky Berroyer (Lescuyer), Marie Félix (Lucile), Anne Canovas (madame Lescuyer), Marina Tomé (ginecóloga), Elizabeth Commelin (madame Moutiers), Christophe Hatey (carnicero), François Noël (hombre de la bicicleta), Yasmine Modestine (enfermera), Annie-Claude Sauton (panadera), Ludivine Morissonaud (Clotilde), Arthur Quehen (Thomas). Producción: Sombrero Productions, Mallia Films, Rhône Alpes Cinéma, Canal +, Centre National de la Cinématographie, Région Poitu-Charentes, Centre Européen de la Cinématographie Rhône Alpes, Alain Benguigui, Bertrand van Effenterre. Duración: 89 minutos. Distribución: Cinemas Nueva Era
Claire, de 17 años, se da cuenta de que tiene cinco meses de embarazo. No se hace el menor cuestionamiento: dará a luz aunque deba ocultar su estado a la sociedad. Claire se inscribe como aprendiz en el taller de la señora Mélikian, una solitaria mujer que lamenta la reciente muerte de su hijo y que se dedica al más exquisito bordado para los almacenes de alta costura de París. Día a día, puntada tras puntada, mientras el vientre de Claire crece, las dos mujeres se transmiten, más que el arte de la costura, el de la filiación, puesto que la rica metáfora del filme se basa en la cercanía fonética entre dos palabras francesas, fil (hilo) y fils (hijo). Las bordadoras hacen filiation, que significa hilación, enlace y también filiación, entendida no sólo como la renovación de las generaciones, sino como la transmisión de lo femenino.
Esta historia, a pesar del título, no es sólo un simple asunto de bordado. Ella evoca lo que nos une, las pasiones que nos identifican, las familias que se forman de piezas distintas, más sólidas que aquellas que nos imponen los vínculos de sangre. Es un filme púdico, lleno de calurosa sensualidad y de silencio, de pistas sugeridas tiernamente, casi amorosamente, dirigido a todos, hombres y mujeres.
Un verdadero arcaísmo: en la época de la música techno, Claire no se la pasa en las fiestas rave, sino bordando. Eso la lanza a las alturas, la hace vibrar: le permite salir de sí misma, y de ese modo guía sus pasos al taller de esta madame Mélikian (Ariane Ascaride, sobria y bella), vestida de negro, que esconde tras de su aspecto de digna rigidez un duelo todavía por hacer.

19 de Febrero
Exilios
(Exils)
Dirección: Tony Gatlif. País: Francia, 2003. Guión: Tony Gatlif. Fotografía en color: Céline Bozon. Música: Tony Gatlif y Delphine Mantoulet. Edición: Monique Dartonne. Con: Romain Duris (Zano), Lubna Azabal (Naïma), Leila Makhlouf (Leila), Habib Cheik (Habib), Zouhir Gacem (Saïd). Producción: Princes Films, Pyramide Productions, Cofimage 15, Canal +, TPS Cinéma, TV5 Monde, Nikkatsu Corporation, Naïve France, Tony Gatlif. Duración: 103 minutos. Distribución: Cinemas Nueva Era.
Un día, Zano sugiere una idea loca a su compañera Naïma: un viaje a través de Francia y España hasta Argelia, para conocer la tierra que una vez sus padres tuvieron que abandonar. Emprenden el camino únicamente con la música como equipaje. Enamorados de su libertad, dejan que el tiempo pase, intoxicado por la sensualidad andaluza, antes de que finalmente decidan cruzar el Mediterráneo. Zano y Naïma reconstruyen así, al revés, la trayectoria del exilio.
No pretendí hacer un filme sobre Argelia porque no la conozco. Hice una película sobre los niños de los exilios en busca de sus orígenes. (...) La película no nació de una idea, sino de un deseo de mirar mis propias cicatrices. Me tomó 43 años regresar a Argelia, la tierra de mi infancia -7,000 kilómetros de camino, en trenes, en autos, en barcos, a pie y 55,000 metros de película. (Tony Gatlif)
Parece palpitar: Exilios, de Tony Gatlif, es un road-movie que avanza al ritmo del corazón. Aquel que los músicos ponen en sus interpretaciones, aquel que se acelera con cada empujón de adrenalina, cuando las emociones estallan la piel, aquel que acompaña a cada paso a los héroes en busca de identidad. Exilios, en plural: a través de la aventura de una joven pareja que viaja a Argelia sobre los rastros de sus orígenes, el cineasta entrega un mensaje universal a todos los desarraigados del mundo. Gozar.

20 de Febrero
Solo contra sí mismo
(Ondskan)
Dirección: Mikael Håfström. Año: Suecia-Dinamarca 2003. Guión: Hans Gunnarsson y Mikael Håfström, basado en la novela homónima de Jan Guillou. Fotografía en color: Peter Mokrosinski. Música: Francis Shaw. Edición: Darek Hodor. Con: Andreas Wilson (Erik Ponti), Henrik Lundström (Pierre Tanguy), Gustaf Skarsgård (Otto Silverhielm), Linda Zilliacus (Marja), Jesper Salén (Dahlén), Filip Berg (Johan), Fredrik af Trampe (Von Schenken), Richard Danielsson (Karlberg), Martin Svane (Leffler), Rustan Blomqvist (Bergvall). Producción: Moviola Film, Television AB, Nordisk Film/TV, Sweden TV4, Svenska Filinstitutet, Ingemar Leijonborg, Hans Lönnerheden, Magnus Abrahamsson, Rumle Hammerich, Per Holst, Hans Peter Lund, Eva Swartz. Duración: 114 minutos. Distribución: Alfhaville
Suecia, años cincuenta. Erik Ponti es un joven de 16 años cuya vida ha estado plagada de violencia. Sometido a constantes golpizas por su abusivo padrastro mientras su aterrorizada madre se hace de la vista gorda, el chico responde instintivamente de la única forma que conoce: apaleando a quien se atraviese en su camino. Cuando es expulsado de la escuela, Erik es enviado a Stjärnsberg, una prestigiosa institución privada. Para su sorpresa, ahí la tranquilidad es inexistente, pues el plantel está tomado por los estudiantes más adinerados y antiguos con la complicidad de los profesores. El objetivo de Erik es permanecer libre de problemas, pero sus habilidades como nadador y su amistad con Pierre, el chico más inteligente de la escuela, pronto le ganan la antipatía de Otto, el líder de los poderosos.
Erik, un rebelde por naturaleza, se rehúsa a aceptar que un chico con mayor antigüedad tenga el poder (bajo las reglas no oficiales de la escuela) para golpearlo, o en el caso más extremo, sentenciarlo al ring, castigo en el que un novato es obligado a pelear con dos corpulentos alumnos hasta rogar piedad. Pero Erik no quiere ser expulsado porque sabe de los sacrificios que ha hecho su madre por él.
Wilson es una poderosa presencia como el poco vehemente -pero violento cuando es provocado- Erik, mientras Lundström encarna de modo conmovedor al vulnerable Pierre y Skarsgård ofrece al sobreactuado villano que truena la boca, el monstruoso Otto Silverhielm.

Lunes 21 de Febrero
El señor Napoleón
(Francia, 2003)
¿Cómo puede aceptar Napoleón, el hombre de guerra y pionero en las estrategias militares, ser encadenado a una roca en medio del Océano Atlántico? ¿Con qué sistema de defensa y, por tanto de ataque, sueña para escaparse de su cautiverio? En Santa Helena, la alejada isla escogida por sus enemigos, protagoniza una misteriosa batalla, su última y más importante, y una que la historia ha mantenido en secreto durante todos estos años.
___________

LA ROSA DE LOS VIENTOS

Álvaro Solís Castillo

También Febrero termina


Ahora que tu piel es recuerdo
y tu arena se deshidrata en la memoria
ahora que tus labios han sido abandonados por la humedad de mis besos
y tus piernas han soltado –quizá para siempre- mis nostalgias
ahora que tu hoja en blanco está huérfana de mis caricias
y tus años no rasguñan ya mi espalda
Ahora que en tus ojos no estoy ni en tus oídos
ni en el interior de tu cuerpo
ni en mi gemido que es tuyo
ni en el orgasmo: cuna de todo desconsuelo

Hoy mi cuerpo está triste

Ensoñación de la infancia

Hay esbozos de dolor pintados en las escamas del viento
puertos acristalados que se asoman por los vanos de las puertas
y vanos suplicios de quienes han sido condenados por la melancolía a esparcir sus penas

La ensoñación reside en el astuto esparcimiento de los espermas
en la progenie que se alborota por las tardes con la lluvia y en la sequía
con las tardes de quema de basura y de mosquitos enquistados a la piel
tardes que se prolongan hasta bien entrada la impaciencia
hasta el sudor seco de las pieles
esas planicies que se extienden hacia los confines de la voz
más allá de los pitales
de los ladridos de perros que salen al encuentro de los solitarios
de la sombra que se pierde en los caminos
antes que el calor penetre los poros de las hojas de los hombres
de las mandarinas y los naranjales de las iguanas que son ramas que se mueven

Hay tardes culebras partidas a la mitad en medio de las flores
silencios multiplicados en la noche que se viste con los hierros
y con las últimas luciérnagas de la sombra

hay noches llenas de humocanto
noches de ruidos irreconocibles en el patio
de pasos a media sombra de puertas cerradas y tejados sonoros

hay un niño que muere lentamente él lleva mi nombre
_____________

EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Convocan a artesanos al concurso “Manos mágicas”


Está abierta la convocatoria para participar en el Concurso Estatal de Artesanías “Manos Mágicas”. Podrán participar todos los artesanos zacatecanos que se dediquen a la elaboración de artesanías con técnicas y materiales tradicionales así como nuevas propuestas en las siguientes ramas: Alfarería (barro y cerámica); dulces típicos (regionales y típicos); fibras naturales (cestería en general, tejido con ixtle, trabajos en nopal, pita y hoja de maíz); madera (tallado y marquetería); textiles (algodón y lana: tejido en telar de pedales, tejido en telar vertical y bastidor); máscaras (cartón, madera y otras); pirograbado (piel y madera); pintura popular (al óleo y otros); herrería (ensamble metálico; forja); pedrería (cantera, ónix, geodas y cuarzo); arte huichol (bordado y chaquira); varios (talabartería y nuevos diseños); transformación de metales preciosos (orfebrería y platería) y miniatura (madera, alfarería, fibras naturales, etc.).
Cada artesano podrá participar con un máximo de tres piezas, siempre y cuando sea en diferentes categorías; si un solo trabajo tiene varias partes (un juego de ajedrez o una vajilla), se tomará como una sola pieza. El plazo de recepción de trabajos se cierra el 14 de marzo a las 19 horas en las instalaciones del Instituto Zacatecano de Cultura, en la planta baja.
La calificación del concurso se llevara a cabo a puerta cerrada el miércoles 16 de marzo del 2005. La inauguración de la expoventa, exposición de piezas ganadoras del concurso y Ceremonia de Premiación se llevarán a cabo de igual forma el día 21 de marzo (la ceremonia de premiación quedará sujeta a cambios).
Los premios serán de cinco, tres y dos mil pesos para el primero, segundo y tercer lugar de cada rama, respectivamente. Además, habrá un galardón de ocho mil pesos a la mejor pieza de toda la muestra. Mayores informes en el Instituto de Desarrollo Artesanal de Zacatecas (IDEAZ) “Profr. Javier Macías Rosales”, ubicado en la planta baja del IZC.