sábado, septiembre 25, 2004

No. 223. 26 de Septiembre de 2004

Antoine de Saint Exupéry: 60 años volando
Enrique Montañez


Oí el estruendo que hacían sus alas,
semejante al rumor de muchas aguas...
era un rugido de tormenta, un rumor
como de ejército. Cuando se pararon,
recogieron las alas, y entonces hubo
un estruendo.
Ezequiel 1, 24


Los viajes imaginarios son impredecibles y no cesarán nunca. A principios del siglo XVI, Ludovico Ariosto escribió sobre un viajero temerario que descubre en la Luna todo lo que se ha perdido en la Tierra: lágrimas, esperanzas y deseos no logrados, anhelos insatisfechos, los suspiros de los amantes, nuestros juegos de infancia, la inocencia. En el XVII, Francoise Marie Aroute —Voltaire— contribuyó a cimentar la literatura de ciencia ficción con Micromegas, nombre del personaje filósofo y caminante sideral de ocho leguas de alto y más de ochocientos años que viajaba por todos los planetas “para acabar de perfeccionar su razón y su corazón”. Catorce siglos atrás, Luciano de Samosata redactó su Historia verídica, que entre otras maravillas describe algunas costumbres de los selenitas: se quitan y se ponen los ojos, hilan y cardan vidrio y beben jugo de aire o aire exprimido con sabor a frutas (en la ciudad de México existe un restaurante donde ya se pueden probar tales jugos “etéreos”, bebidas que son parte de lo que sus responsables han llamado cocina evolutiva).
Este año, Antoine de Saint-Exupéry, autor de Correo Austral, Vuelo de Noche, y el libro que lo inmortalizaría: El principito, cumpliría 104 años de vida entre nosotros. Pero la noche del 31 de julio de 1944 tendría su último vuelo piloteando el avión de caza Lightning p-38, número de serie 2734; la misión era de reconocimiento sobre el Mediterráneo. Nunca más se supo nada de Antoine, el radar militar dejó de registrarlo y la literatura universal también. Se especula que su avión fue derribado por un alemán de la excelsa legión aérea de la Luftwaffe cuando sobrevolaba Turín, Italia, pero los restos del Lightning nunca fueron recuperados para constatarlo.
Insospechado es el poder profético de la literatura. Exupéry en Vuelo de Noche escribió su destino final. Es la historia de Fabián, piloto comercial, quien precisamente en un vuelo nocturno se ve presa de un ciclón; su lucha no es sólo contra la adversidad climática, también contra el misterio mismo de la noche. Fabián no aterrizará jamás, la noche en la novela es un gigante ciego que exige sacrificios y terminará por devorarlo; Riviére, jefe de la compañía aérea, únicamente responde al accidente con un poético: “El avión naufragará en algún extremo de la noche”.
Exupéry, apasionado de los peligros del aire, nos enseña en su obra que el vuelo, el viaje, es un aprendizaje extraño sobre la otra faz de las cosas. Y qué es el libro de El principito sino un viaje por diferentes mundos, al igual que el de sus viejos antecesores. Un recorrido por varios planetas en donde atestiguamos la soberbia, la egolatría, el vicio, la crueldad, de la mano de un niño fascinante y misterioso que no desea otra cosa con mayor vehemencia que alguien le dibuje un corderito. El personaje del principito es un guía moderno, un Virgilio infantil que no nos lleva por los infiernos metafísicos, sino por los que componen la naturaleza humana. En este su último libro, también el protagonista es un piloto aviador que sufre un accidente. La correspondencia entre Vuelo de Noche y El principito es inquietante, se puede notar una especie de progresión en las historias; pareciera que ambas novelas hablan del mismo Fabián. En la primera de ellas atestiguamos el accidente y en la segunda los resultados del mismo, es decir, la caída de Fabián en un desierto fantástico donde conoce al principito y de donde parten juntos hacia ese viaje interplanetario sin retorno.
Después de los libros de anticipación científica de Jules Verne, tal vez estaría Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, como una de las creaciones más importantes de ciencia ficción. Crónicas marcianas es la utopía de la inocencia primigenia, la urgencia de recuperar el paraíso perdido. El principito, en este mismo orden de ideas, es también una invitación a la recuperación de la sencillez, de lo positivo que también suele ser inmanente al ser humano. Estas obras mantienen las constantes de Ariosto y de Luciano de Samosata: el anhelo por encontrar en otro planeta la posibilidad de empezar de nueva cuenta, de no cometer los mismos errores que llevaron a la Tierra a la hecatombe nuclear, recuperar lo que hemos perdido, es decir, la armonía, la paz, el respeto por el orden y las leyes naturales de nuestro planeta.
El martes 29 de junio de 2004, los periódicos de la ciudad de México publicaron que se habían encontrado los restos del avión donde viajaba Saint-Exupéry. En abril de este año el mar trajo consigo a la ciudad de Marsella parte del motor y del tren de aterrizaje del Lightning 2734. Y que ya en 1998 un pescador había capturado en su red una pulsera que usaba Saint-Exupéry, con su nombre y el de su esposa grabados.
Compañeros militares de Antoine afirman las tendencias suicidas del escritor, narran cómo esa noche Saint-Exupéry se puso justo en la mira de disparo de los aviones alemanes para ser derribado sin dificultad. Afirmar “tendencias suicidas” en el comportamiento de Exupéry es erróneo. Antoine quería vencer las cordilleras de la noche, seguro de que no hay una fatalidad externa y sí un destino interno, enfiló su avión como Fabián en Vuelo de Noche hacia las estrellas; tenía tanta hambre de luz que subió, dejando atrás la tempestad del mundo, “pensó haber llegado a un extraño limbo, pues todo se ponía luminoso, sus manos, su traje, sus alas. Porque la luz no descendía de los astros, sino que se desprendía alrededor de él, de esa inmensidad blanca” que no es sino las arenas del desierto donde suele aparecerse el principito. Saint-Exupéry partió a la realidad paralela que él mismo construyó con su literatura y llegó al alba, “que siempre es la liberación”.
Ray Bradbury, quien se sabe al borde de la muerte, ha pedido a las autoridades aeronáuticas y del espacio de su país (la NASA) que las cenizas de sus restos mortales sean esparcidas en Marte. Bradbury no hace otra cosa sino pugnar por ser parte indisoluble de su obra literaria, al igual que lo consiguió Saint-Exupéry volando al planeta del principito. Es seguro que han encontrado partes del Lightning p-38, pero desde hace mucho tiempo, a Antoine, “mil brazos obscuros lo habían soltado ya”. Él mismo “cortó las ligaduras” y se marchó “entre flores, como un prisionero por fin en libertad”. Los restos del avión son, en consecuencia, las huellas envejecidas de una armadura ya innecesaria para la aventura final hacia la eternidad.
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SÓLO PARA AUDIÓFILOS

¿Realmente conoció Díaz Ordaz a Jim Morrison?
Saúl Hurtado Rizo

El supuesto encuentro entre el presidente de la República, Gustavo Díaz Ordaz y Jim Morrison, cantante de los legendarios Doors ha sido tema a tratar entre columnistas, críticos y especialistas en materia de rock. Recuerdo una ocasión en que en el canal del IPN se presentó un amplio reportaje sobre el rock en México y en ese mismo espacio el periodista y escritor Jordi Soler comentó: “Díaz Ordaz conoció a Jim Morrison en una fiesta de su hijo Alfredo y de ahí vino la censura total al rock en este paìs”.
Un columnista de la revista “Rolling Stone”, edición México, Fernando Rivera, escribió que el supuesto encuentro entre el presidente del país con el cantante de los Doors es definitivamente “un momento imborrable para nuestra historia”.
Vamos al grano. Se comenta que Alfredo Díaz Ordaz fue un joven inquieto que desde niño realizó estudios de piano por órdenes de su padre. Ya adolescente, sus gustos musicales fueron dirigidos al rock & roll. Basta recordar que él, junto con otros amigos —entre ellos el ahora productor de “músicos de plástico” Luis de Llano—, estuvo en la organización del concierto memorable de Avándaro.
Alfredo fue a un concierto de los Doors a Estados Unidos, y por ser el hijo del presidente de México, la compañía de discos lo invitó a un coctel después del concierto. Ahí, Alfredo logró comunicación con Jim, y al parecer, de ahí surgió la amistad.
El entonces hijo del presidente (que, por cierto, tuvo un romance con la dizque actriz y cantante de Televisa, Thalía) aprovechó un viaje de su padre al extranjero para organizar una fiesta en uno de los salones de la residencia oficial de Los Pinos, teniendo como invitados a Jim Morrison y los Doors.
La fiesta se estaba desarrollando con grandes cantidades de ron, y uno que otro cigarro de yerba, escuchando rock de alto voltaje a decibeles elevados, cuando de pronto, entra al salón el presidente Díaz Ordaz, quien había regresado del extranjero antes de lo previsto.
Díaz Ordaz apretó los dientes y los puños con fuerza para de inmediato pasar a la interrogante: “¿qué está pasando aquí Alfredo?” Muchos de los invitados no se habían percatado de la presencia del Primer Mandatario de la Nación y seguían bailando. Alfredo dio instrucciones a un amigo para que apagara la música y el silencio se apoderó de la escena.
Jim Morrison, que era la “estrella de la noche”, no se percató que el intruso era el padre de su amigo; lanzando un sonoro eructo y después de una leve sonrisa, le sacó la lengua. “¿Quiénes son estos gringos Alfredo?” Éste, sin mirar de frente a su padre, no podía emitir palabra alguna, entrando en acción Manuelito Avila Camacho: “Licenciado, usted disculpe, es Jim Morrison, un cantante muy famoso de rock”.
“¡Qué rock ni que nada! Esta fiesta se acabó y todos se van a sus casas”. Alfredo, sin hablar y cabizbajo, atendió la instrucción de su padre, terminando con el festín.
El presidente Díaz Ordaz, avergonzado de que su hijo escuchara rock, que consideraba “música para locos”, tomó una decisión tajante: no más rock en este país.
Y es así que a fines de los 60 y principios de los 70, en este país todo lo relacionado con el rock fue obstaculizado. Sin embargo, la lucha tenaz de músicos, críticos y especialistas, ha permitido que este género continúe vigente hasta nuestros días.
En ocasiones, los mitos, a través de los años generan verdad. En este caso, si existió el encuentro o no, realmente es una estupenda anécdota. Pero una realidad fue que el rock fue totalmente obstruido durante el régimen de Díaz Ordaz…
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Historias de escarabajos
Jorge Salmón


El escarabajo siempre dijo que mataría a la jirafa y se la comería porque se creía de otro nivel. El zancudo dijo que le comería los ojos y los intestinos porque no le gustaba la forma en que lo veía.
Juntos, buscaron a la jirafa para ajustarle cuentas y aún cuando tardaron mil años, la devoraron con todo y pezuñas.
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Notas sobre la historia de la televisión en Zacatecas
José Enciso Contreras


La llamada década prodigiosa fue testigo del arribo de la televisión a Zacatecas. Tiempo de contracultura y contestación en el epílogo del milagro mexicano, con los Beatles y el Ché Guevara traspasando el umbral entre la historia y la leyenda. La píldora era recién llegada a la libido de los humanos y en lontananza se escuchaban los bombardeos estadounidenses sobre el Viet Cong.
En 1965, culminó el esfuerzo de zacatecanos y gobierno por traer la señal de Televicentro. Fue entonces que se podía comprar a plazos, en módicas mensualidades, uno de aquellos aparatones Philco en blanco y negro que podían adquirirse, por ejemplo, en la Distribuidora Central.
La señal era captada por una estación repetidora con antenas terrenas. La imagen era bastante aceptable y los zacatecanos de la época pudimos ver las Olimpiadas de México 68, pero nos fue escamoteada la información de los lamentables hechos de la Noche de Tlatelolco. En descargo, podría disfrutarse de la llegada del Apolo Once a la Luna, el Noticiero Nescafé, a las siete de la mañana, con un inefable Jacobo Zabludowski, principal palero del régimen. Quienes se quedaban en casita podrían ver más tarde el Reloj Musical de la Azteca, con el mariachi México de Pepe Villa. Y Hasta Mi marciano favorito o Míster Ed, programa que recordaba de alguna forma al Noticiero Nescafé, pues se trataba de un caballo que hablaba. Durante la semana podrían verse, a gusto de cada auditorio, Noches Tapatías, Teatro Fantástico —con el mismísimo Cachirulo, sí señor—, La Bruja Maldita, o la función sabatina de Box con la clásica voz de Jorge Soni Alarcón.
Todo se trataba de programación emitida desde Televicentro y no fue sino hasta el 1º de agosto de 1986 cuando Amalia Gómez Zepeda y Roberto Yaber Jiménez inauguraron en el propio Cerro de la Vírgen la señal de Televisa emitida desde la Muy Noble y Leal. La estación se llamó XHBQ Canal 3. El horario de transmisiones iniciaba a las once de la mañana y se apagaba a las cuatro de la tarde, para ser sustituido por el del Canal 5, generado en la Avenida Chapultepec de la Ciudad de México.
Los contenidos de esta señal no eran muy distintos a los de Televisa en lo general. Transmitían series estadounidenses que se habían considerado taquilleras en su tiempo y nuevamente por el aceite. Algunas películas mexicanas y las infaltables culebras telenoveleras que se desempolvaban y endilgaban a quien tuviera tiempo e hígado suficiente.
Fue a don Guadalupe Cervantes Corona a quien tocó ser el primer gobernador televisado en su último informe de gobierno, por el personal que laboraba en la estación, utilizando la técnica de las microondas. Jesús Jáquez y Alma Rita Díaz, locutor radiofónico, el primero, y periodista, la segunda, quienes estuvieron a cargo de conducir aquella histórica transmisión del ocho de septiembre de 1986.
Cuatro días más tarde, el 12 de septiembre, la primera transmisión de poderes en Zacatecas fue difundida por televisión, protagonizada por Cervantes Corona y el licenciado Genaro Borrego —con la asistencia de Miguel de la Madrid Hurtado, a la sazón presidente de la república—, en el bello escenario del teatro Calderón, en el centro de Zacatecas. Alma Rita Díaz y el periodista Óscar Fernández Sánchez, tuvieron a su cargo la conducción del evento.
Se produjeron localmente los primeros mensajes comerciales, así como los primeros reportajes sobre temas zacatecanos hechos en casa, entre los que destaca aquél que cubrió noticiosamente la nevada que asolara el territorio de Sombrerete en 1987. A mediados de enero de ese mismo año se emitió al aire el primer telediario de Zacatecas. Se llamaba Noti 3 conducido por Óscar Fernández Sánchez y colaboraban con él Bertha Michel y Arnulfo Ruiz, así como Felipe Vázquez Maqueda en la producción. La técnica de cámaras y el uso de escenarios propicios fueron logrando en el corto plazo la configuración de un noticiero más acorde con los cánones modernos. La primera nota periodística con imágenes que se transmitió en aquél programa pionero fue la referente a la celebración del día del Ejército, donde el entonces procurador general de justicia, licenciado Pedro de León, dirigiera un mensaje al instituto armado a nombre de los tres poderes del Estado de Zacatecas.
El personal que laboró inicialmente en el nacimiento de la televisión local fue integrado por entusiastas zacatecanos que marcarían el inicio de una etapa inédita en la historia cultural de nuestro estado: Javier Martínez Aparicio, Laura Sigg Navarro, Dagoberto Rodríguez y Felipe Maqueda, entre otros, encargados respectivamente de la gerencia, la secretaría, las transmisiones desde el cerro de La Virgen y la operación de cámara.
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LA VACA MULTICOLOR
Sustantivos y adjetivos
Kutzi Hernández Galván

La reunión sostenida ayer entre la comunidad cultural y Amalia García Medina, es una muestra de la congruencia de la gobernadora con los principios de la izquierda mexicana en la cual ésta se formó. En la medida en que la cultura sea abordada como un tema sustantivo y no adjetivo, se estará impulsando un cambio en la mentalidad comunitaria. Es importante que la adhesión de la comunidad artística a este impulso se dé en esos mismos términos: que se discutan los temas sustantivos, que se le otorgue su debido espacio a los adjetivos, sí, y también a los adverbiales, pero que por ningún motivo se deje atrás a los verbos.
Con esta metáfora trato de explicar, o más bien de explicarme, los procesos mediante los cuales es posible articular planes de desarrollo cultural o de cualquier índole. ¿Cómo hacer que tales proyectos se salven de ser meras enunciaciones? ¿Cómo lograr que meras frases pasen a ser enunciados? La gramática nos enseña que esto es posible con la inclusión de un verbo conjugado. Las frases adjetivas y adverbiales, es decir, las propuestas que modifican y contextualizan las acciones —los planes operativos, en este caso—, son importantes, pero por sí solas no tienen sentido. Finalmente, lo que buscamos todos es generar enunciados dotados de sentido, con significados que a largo plazo sean congruentes con las necesidades de la sociedad. La planeación también tiene su sintaxis, su filosofía y su újule.
Por eso, la diversidad de visiones y de propuestas que se expresaron durante la reunión de ayer, brinda elementos para el trabajo colectivo, los cuales en sucesivos encuentros y actividades, se irán ordenando y modificando; algunos quizás deban ser desechados o replanteados, pero siempre a partir de la discusión y la reflexión que busque dotar de un sentido a todo esto.
De entrada, fue presentada ayer una cartera de proyectos estratégicos que propone el Instituto Zacatecano de Cultura. Se proyecta, por ejemplo, la creación de un Centro Estatal de las Artes, a través del cual se impulsarán programas de formación profesional en artes visuales, danza y teatro. Otros proyectos que figuran son la ampliación de la cobertura en Radio Zacatecas, la organización de los festivales culturales —a los que se suma el Festival del Folclore como una tarea del IZC—, la regionalización de los servicios culturales, y la creación de un sistema estatal de creadores. Será tarea de la comunidad artística aportar la definición de los qué, los cómo, los cuándo, los por qué, los quién. Será tarea de todos accionar tales construcciones verbales.
Otro importante foro de articulación colectiva de concepciones en torno a la cultura, sin duda lo será el preludio para la Ley General de Cultura, anunciada por el diputado federal Rafael Candelas. Hace exactamente diez años tuvo lugar en Guadalupe, Zacatecas, un acontecimiento similar, promovido —me parece— por el Senado de la República. Estuvieron aquí Mauricio Fernández, Rafael Tovar, el Monsiváis, Luis Villoro (¿o era Juan?), entre otros. Admito que entonces era para mí un misterio el impacto de tal acontecimiento (tenía 18 años), y tal vez para muchos otros también lo fue. De todos modos no sé ni en qué quedó la cosa, así que prometo informarme para mi siguiente entrega de La Vaca. Lo que sí sé, es que este es uno de los temas sustantivos sobre los que debemos discutir y, en la medida de lo posible, proponer alternativas, en vez de estar discurriendo que si la Trevi, que si Mari Boquitas o que si los rebozos de Martita.
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EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Ratifica Amalia García a Rivera Salinas frente al IZC
Kutzi Hernández

Ante unas cincuenta personas de la comunidad artística y cultural zacatecana, fue ratificado David Eduardo Rivera Salinas como director definitivo del Instituto Zacatecano de Cultura por parte de la gobernadora Amalia García Medina.
Lo anterior tuvo lugar la mañana de ayer en una reunión de la primera mandataria estatal con artistas, promotores culturales, gestores y académicos, en la capilla de San Antonio del museo Rafael Coronel.
Antes de designar al titular del IZC, García Medina expresó su interés por escuchar la opinión de la comunidad zacatecana, con el objeto de que dicho nombramiento sea legítimo y genere un compromiso del funcionario no sólo con la gobernadora, sino con la sociedad. Una maestra propuso que Rivera Salinas fuese ratificado, opinión que fue secundada con un aplauso general y con más expresiones a favor de dicha propuesta.
La reunión tuvo también el objetivo de discutir propuestas concretas que a la postre serán integradas al Plan Estatal de Desarrollo. Se contó con la presencia del mismo Rivera Salinas, quien venía fungiendo como encargado del despacho del IZC; el diputado federal Rafael Candelas, comisionado de cultura en la Cámara de Diputados; el maestro Cuitláhuac García Medina, coordinador de Extensión Universitaria de la UAZ, los pintores Ismael Guardado y Alejandro Nava, así como el maestro Veremundo Carrillo.
Algunas de las propuestas vertidas durante la sesión tuvieron que ver con la legislación y la vigilancia en la conservación del centro histórico; la creación de un sistema estatal de archivos históricos que frene la desintegración de los mismos; la creación de una biblioteca de arte; el fortalecimiento de la crítica y la investigación profesional en el arte, entre otros temas.
Por falta de tiempo, se acordó que la reunión será continuada el próximo sábado a las diez de la mañana en el mismo lugar. Una vez que la licenciada Amalia García se retiró de la reunión, el diputado Rafael Candelas convocó a los presentes a presentar propuestas en el primer foro que tendrá lugar el 8 de octubre, rumbo a una Ley General de Cultura, que actualmente no existe en el país.
Candelas Salinas informó que el foro iniciará a las diez de la mañana en la sala del teatro Fernando Calderón, donde será inaugurado por la gobernadora del estado; a esto seguirá una conferencia magistral a cargo de Carlos Monsiváis. Posteriormente, a lo largo del día se desarrollarán mesas de trabajo en el foyer, donde serán leídas las ponencias.
Candelas Salinas señaló que las ponencias se recibirán hasta tres días antes del evento, y que la convocatoria para participar estará al alcance del público en el IZC y que será dada a conocer a través de los medios de comunicación.
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En puerta, función de jazz gitano
Rosy Robledo

El próximo miércoles 29 de septiembre, en el auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” se presentará el dueto de los hermanos Boulou y Elios Ferré, con un espectáculo Jazz-Gitano.
Lo anterior fue informado por la Alianza Francesa de Zacatecas, a través de su director Frédréric Santschi.
Este será un concierto de Jazz Gitano y marca el inicio de la Temporada de Blues y Jazz que auspiciará el museo que lleva el nombre del decano del movimiento abstracto en México.
Respecto a la trayectoria de estos músicos, es de mencionarse que Boulou a los ocho años intentaba descifrar los solos de Charlie Parker y de Dizzie Gillespsie.
Los dos hermanos fueron enriqueciendo este conocimiento instintivo con sólidos estudios teóricos. Tras haber tocado con los mejores del jazz-rock, del free y de la música contemporánea, deciden finalmente perpetuar la tradición del jazz gitano con un respeto siempre inventivo.
Supieron crear una escritura jazzística basada en sus raíces gitanas y en una percepción profunda del jazz contemporáneo. Su música es una síntesis del jazz y de la guitarra clásica. No falte, vale la pena.
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Segundo Simposium de Gráfica “Medios Digitales Aplicados”

El 2° Simposium de Gráfica que bajo el tema “Medios Digitales Aplicados”, tendrá lugar del 28 al 30 de octubre de 2004 en el Auditorio del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez
Este evento es organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a través del Centro Nacional de las Artes, el Instituto Zacatecano de Cultura, a través del Centro de Formación, Producción e Investigación Gráfica Museograbado. . Para mayor información e inscripciones, comuníquese a:
www.museograbado.com/simposium
En este simposium participan: Marilyn Kushner, curadora gráfica (Brooklyn Museum of Art, NY); Calvin Winner, conservador (Tate Britain, Londres); Edgardo Ganado Kim (CENART ); Manuel Felguérez, artista plástico; Humberto Jardón (CENART); Mónica Mayer (Pinto mi Raya, México); Murray Robertson (Digital Print Room, Glasgow Print Studio, Escocia); Alicia Candiani, artista digital y directora del Proyecto , Buenos Aires, Argentina; y Archana Horsting, Directora del Kala Art Institute. Berkeley, CA.
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EN ESTA ESQUINA...

Enrique Montañez

(Monterrey, Nuevo León, 1973) Egresado de Letras Hispánicas por la Universidad Autónoma Metropolitana. Fundador y director de la revista literaria Cuiria. Ha publicado en diversas revistas del D.F. y participado en festivales y mesas redondas sobre literatura por parte del Instituto de Cultura del Gobierno del Distrito Federal.

Saúl Alfonso Hurtado Rizo
Equilibrista entre los asuntos mundanos que la cotidianidad reclama y el ludismo de sus dibujos, Salf toca en un grupo de rock con especial fruición, a la vez que escribe sobre el tema con igual deleite.

Jorge Salmón
Maestro en Ciencias Sociales, en 1979 obtuvo un Premio Nacional por la UNAM a través de la revista Punto de Partida. Finalista en el Premio Internacional de Cuento Max Aub 2001, es autor de ocho libros y una traducción.

José Enciso Contreras
Abogado y Doctor en Historia, tiene en su haber varios libros publicados, individuales y colectivos. Fue cronista de Zacatecas y actualmente se dedica a la docencia en la Universidad Autónoma de Zacatecas y a la investigación en el Tribunal Superior de Justicia.

Kutzi Hernández Galván
Egresada de la carrera de Letras por la UAZ, ha coordinado la edición de diversos libros, entre ellos, las antologías de Trópico de Cáncer. Ha obtenido tres premios de periodismo a nivel estatal. Actualmente cursa el Diplomado en Gestión Cultural, Nivel II.

lunes, septiembre 20, 2004

No. 222. 19 de Septiembre de 2004.

Silencio y vacío en los personajes de Chéjov
Kutzi Hernández Galván

1. El realismo en Chéjov
Si estableciéramos comparaciones entre estilos literarios y oficios, podríamos relacionar las letras de Chéjov con el arte de un fotógrafo. En cada uno de sus cuentos, así como en cada libro sobre literatura rusa, podremos constatar el sello de realismo que se le atribuye.
Anton Pavlovich Chéjov (1860-1904) nació en Ucrania, en las costas del mar de Azov, al suroeste de Rusia. Proveniente de una familia pobre, Chéjov estudió medicina, a la par que escribía cuentos humorísticos para mantenerse y mantener a los suyos. Con el tiempo fue ganando más dinero a través de la pluma, por lo que abandonó la medicina para dedicarse de lleno a la literatura. Se casó con una actriz a los 41 años, y murió de tuberculosis tres años más tarde. A la par de sus cuentos, destacan sus obras teatrales, que han alcanzado fama mundial.
Los cuentos de Chéjov han llegado a considerarse como un documentos social. Cronista de una generación perdida, Chéjov nutre sus relatos de gente que se debate en la monotonía de su existencia: hombres solitarios, mujeres frívolas, padres de familia embrutecidos por el vodka.
Se ha señalado la densidad en las narraciones de Chéjov, las cuales poco a poco se acomplejan y se vuelven “todo un microcosmos social”. (1) Se le ha llegado a comparar con Balzac, y se ha tomado a sus cuentos como una versión en miniatura de La comedia humana.
A partir de lo anterior podríamos asimilar los relatos de Chéjov como una serie de fotografías densamente construidas. Esto se debe al apego del escritor a la realidad que percibe, la cual está preñada de detalles. Esto no implica que Chéjov haya olvidado imprimir algo de encanto en la composición de las imágenes. Por el contrario, existe en muchas de sus narraciones un dejo de melancolía que se confunde con la belleza.

2. El vacío: los olvidados y los aburridos
En los personajes de los distintos relatos chejovianos encontraremos rasgos en común. Con base en éstos, podríamos dividir aquéllos en dos categorías, de acuerdo con Marc Slonim:
En su obra son distinguibles dos clases de inutilidad social : la inutilidad de una clase declinante (la de la clase educada descontenta, antes de la revolución de 1905) y la inutilidad humana de la gente vencida por la vida, frustrada en sus esperanzas, deformada por el destino, deshumanizada por la crueldad y la estupidez de la condición del hombre. (2)

Esta inutilidad de la que habla Slonim, la asocio con las características de los personajes de Chéjov, que podrían atribuirse a la generación de su tiempo: la desesperación del individuo absorbido por la masa y que clama por ser escuchado, ante una sociedad movida por la inercia, todo esto sumergido en la desesperanza y la apatía ante los conflictos sociales fundamentales. La inutilidad ligada a la impotencia.
De los dos polos sociales aludidos, el primero concierne a los olvidados, los que diariamente sufren con el peso de sus penas y que nunca serán escuchados. Terminan resignándose ante una realidad hostil que no se atreven a modificar. Se acostumbran al silencio. A ellos los podremos encontrar en relatos tales como: Vañka, Tristeza, El canto del cisne, y seguramente también en la obra Del mal que hace el tabaco. En todos ellos se manifiesta el dolor interno del protagonista, expresado en un monólogo que ningún otro ha de escuchar, o si lo hace, de todos modos no pasará nada. También encontraremos personajes comunes, perdidos en la muchedumbre, que no caben en sí de gozo cuando su nombre aparece en una nota roja del periódico, como en La celebridad. Más casos de seres sin estima se encuentran en La cigarra, El padre de familia y la conclusión de Las sensaciones fuertes.
En el otro extremo se encuentran la estupidez y la vanidad humanas: artistas egocéntricos, mujeres frívolas, intelectuales refinados, “la pretenciosa e inepta intelligentzia”. (3) En varios relatos encontraremos tales rasgos, pero en ninguno mejor definidos como en La cigarra. (4) Aquí se narra la historia de Olga, una joven que, sumergida en su frívolo mundo de cultura y arte, se aleja cada vez más de Dímov, su marido. Dado que éste es médico, Olga y sus amigos de élite no pueden comprenderlo, y terminan por considerarlo insignificante por su profesión, y por su mansedumbre, un hombre sin personalidad.
En el relato, Chéjov representa el típico club de intelectuales y artistas auto considerados excepcionales que cada semana se reúnen para alabarse los unos a los otros. Para la estrecha perspectiva de estos personajes, Dímov es un mediocre que desencaja totalmente con el ambiente en el que su mujer se desenvuelve. Con el paso del tiempo, Olga engaña a su marido, quien no tarda en enterarse de sus amoríos con un pintor. Dímov, relegado y solo, se deja contagiar de difteria y muere, mientras sus colegas lamentan la pérdida de un talento científico extraordinario. Es entonces cuando Olga se da cuenta de lo poco que ha valorado a su esposo y arma un drama inútil, pues todo está perdido. Resulta interesante la coincidencia entre la profesión de este personaje y la ejercida por el autor, quien, recordemos, falleció también de una enfermedad infecciosa: tuberculosis —que, más tarde, también llevaría a Kafka a la tumba—, de modo que permite sospechar una identificación personal del escritor con el desafortunado Dímov.
En este tipo de historias hay un tono no sólo crítico, sino moralizador —que hace recordar la dramaturgia de Molière—, y es frecuente encontrar en los relatos de Chéjov una especie de apología a favor de quienes son víctimas de la subestimación y la indiferencia social, a los que contrapone el autor con los seres distinguidos y satisfechos, que en el fondo también padecen el peso del vacío y el aburrimiento, según lo manifiesta el personaje Gúrov en La dama del perrito:
¡Qué costumbres salvajes, qué gente! ¡Qué noches absurdas, qué días tan grises y poco interesantes! El desenfrenado juego a los naipes, la gula, la borrachera y las incesantes charlas siempre sobre el mismo tema se apoderan de la mejor parte del tiempo, de las mejores fuerzas, y queda al final una vida limitada y vacía, sin ningún sentido, de la cual ni siquiera uno puede escapar, como si estuviera recluido en una casa de locos o en una cárcel. (5)
En esta queja de Gúrov parece reflejarse un reclamo de Chéjov ante la frivolidad del ambiente social de su tiempo.

3. Conciencia e ironía
El manejo de los temas abordados en los relatos de Chéjov revelan en él un despertar de conciencia, una intención que va más allá del arte por sí mismo, hasta disidir con la realidad social en que vive y denunciar sus abusos. Se trata de “la literatura consciente de sí misma y vista por el autor ya no como un “juguete cultural”, sino como la verdad desnuda, cruda y deplorable”. (6)
Cabe preguntar: ¿por qué el autor recurre a la ironía? ¿Cuál es la relación entre este despertar de conciencia y la ironía característica de Chéjov?
Para Blok, la ironía es una epidemia surgida de las calamidades del siglo XIX, especialmente en Rusia. El hombre, víctima de la mecánica, el positivismo y el materialismo económico “que enterró la voz humana en el ruido de las máquinas”,(7) busca desenmascarar los errores de este sistema hostil e inhumano:
¿Cómo iba a respetarnos esa epidemia, cuando el silbido de las locomotoras se ha hecho más potente que nuestra voz; cuando en el intento de apagar la máquina con nuestra propia voz, ésta ha fallado y nosotros hemos gritado hasta exhalar el alma (¿acaso la literatura rusa morirá siempre más de año en año porque nosotros, los intelectuales, hemos exhalado con los gritos nuestra alma, sin que haya nacido ningún otro?); y cuando ahora ya no somos capaces de una crítica constructiva ni para una alabanza constructiva, sino únicamente de una risa destructiva y aniquiladora? (8)
Ya vimos cómo Chéjov habla de los que necesitan desahogarse con alguien: en Tristeza, el cochero que sufre la muerte de su hijo, y que no encuentra a nadie dispuesto a escucharle, excepto su viejo caballo; en El canto del cisne, un viejo actor de provincia repasa su triste vida en un monólogo sin eco, ante un público inexistente, situación de desahogo muy similar a Del mal que hace el tabaco. Frente a estos ejemplos hay también relatos en que Chéjov hace una crítica, rozando apenas esa risa aniquiladora, sardónica, a la que Blok alude. El tiempo le faltó a Chéjov para desarrollarse en ese sentido. A los 44 años, este escritor ruso fue vencido por la enfermedad, luego de haber escrito más de 300 cuentos que son testimonio de un mundo plagado de barreras aislantes.
Los desgraciados son egoístas, maliciosos, injustos, crueles y menos capaces aun que los tontos de comprenderse uno a otro. La desgracia, en vez de unir, separa a la gente, y hasta allí donde parecía que los hombres debieran estar ligados por el dolor común, se cometen más injusticias y crueldades que en un medio relativamente satisfecho. (9)
El anterior es un fragmento del relato Enemigos, donde se narra el diálogo sordo de dos hombres que sufren un dolor individual y compartido, pero en el cual se encierran.
Las narraciones de Chéjov se mantienen vigentes, pues pese a que fueron escritas hace más de un siglo, los temas que desarrolla son actuales, se mantienen frescos, como si el mundo continuara ahogándose en el mismo charco, más de cien años después. Las heridas de la sociedad son las mismas de aquél entonces o acaso mayores, y al parecer somos incapaces de cerrarlas definitivamente.

Notas:
(1) Wilson, Edmund. Ventana a Rusia, Trad. por David Huerta y Paloma Villegas, FCE, Col. Breviarios, México, 1974, pág. 80.
(2) Speratti, Emma, La literatura rusa, FCE, Col. Breviarios, México, 1974, pp. 148-149.
(3) Wilson. Op. Cit. Pág. 83.
(4) Este cuento, así como todos los mencionados en el presente ensayo, está tomado de Cuentos escogidos, de Anton Chéjov. Prólogo y selección de Somerset Maugham. Ed. Porrúa, col. “Sepan cuántos...”, núm. 411, México, 1983.
(5) Op. Cit. Pág. 18.
(6) Thoorens, León, Historia universal de la literatura. Rusia, Europa oriental y del norte, Trad. por I. Rodríguez. Ed. Daimon, México, 1977, pág. 132.
(7) Blok, Alexandr, Un pedante sobre un poeta y otros textos, trad. por Michel Faber-Kaiser, Barral editores, Barcelona, 1972, pág. 39.
(8) Ídem.
(9) Chéjov, Anton. Op. Cit. Pág. 80.





Antón Chéjov
(Ucrania, 1860 - Alemania, 1904)



UNA PERRA CARA
El maduro oficial de infantería Dubov y el voluntario Knaps, sentados uno junto a otro, bebían unas copas.
—¡Magnífico perro!... —decía Dubov mostrando a Knaps a su perro Milka—. ¡Un perro extraordinario!... ¡Fíjese, fíjese bien en el morro que tiene!... ¡Lo que valdrá sólo el morro!... Si lo viera un aficionado, tan sólo por el morro pagaría doscientos rublos. ¿No lo cree usted?... Si es así, es que no entiende nada de esto.
—Sí que entiendo, pero...
—Es setter. ¡Setter inglés de pura raza! Para el acecho es asombroso, y como olfato... ¡Dios mío!... ¡Qué olfato el suyo! ¿ Sabe cuánto pagué por mi Milka cuando no era más que un cachorro?... ¡Cien rublos! ¡Soberbio perro! ¡Ven acá..., Milka bribón, Milka bonito!... ¡Ven acá, perrito..., chuchito mío... !
Dubov atrajo a Milka hacia sí y le besó entre las orejas. A sus ojos asomaban lágrimas.
—¡No te entregaré a nadie..., hermoso mío..., tunante! ¿Verdad que me quieres, Milka? Me quieres..., ¿no? Bueno, ¡márchate ya! —exclamó de pronto el teniente—. ¡Me has puesto las patas sucias en el uniforme! ¡Pues sí, Knaps!... ¡Ciento cincuenta rublos pagué por el cachorro! ¡Desde luego ya se ve que los vale! ¡Lo único que siento es no tener tiempo para ir de caza! ¡Y un perro sin hacer nada se muere!... ¡Le falta... sobre qué utilizar la inteligencia!... ¡Cómpremelo, Knaps! ¡Me lo agradecerá usted toda la vida! Si no dispone de mucho dinero, se lo dejaré por la mitad de su precio... ¡Lléveselo por cincuenta rublos!... ¡Róbeme ... !
—No, querido —suspiró Knaps—. Si su Milka hubiera sido macho—, quizá lo comprara, pero...
—¿Que Milka no es macho? —se asombró el teniente—. Pero ¿qué está usted diciendo, Knaps?... ¿Que Milka no es macho? ¡Ja, ja!... Entonces, ¿qué es según usted? ¿Perra? ¡Ja, ja!... ¡Qué chiquillo! Todavía no sabe distinguir un perro de una perra!
—Me está usted hablando como si yo fuera ciego o una criatura —se ofendió Knaps—. ¡Claro que es perra!
—¡A lo mejor también le parece a usted que yo soy una señora!... ¡Vaya,vaya.... Knaps! —¡Y decir que ha cursado usted estudios técnicos!... No, alma mía. Este es un auténtico perro de pura casta. ¡Es capaz de dar ciento y raya a cualquier otro perro, y usted me sale con que no es perro! ¡Ja, ja... !
—Perdóneme, Mijail Ivanovich, pero me toma usted sencillamente por tonto. ¡Hasta me ofende!
—Bueno, bueno... Pues nada, entonces... No lo compre si no quiere... ¡A usted es imposible hacerle comprender nada! ¡Pronto empezará usted a decir. que en vez de rabo tiene una pata!... Pero nada ... ¡A usted es a quien quería yo hacer el favor! ¡Vajrameev! ... ¡Trae coñac!
El ordenanza trajo más coñac. Los dos amigos llenaron sus vasos y quedaron pensativos. Transcurrió media hora en silencio.
—¡Y después de todo..., vamos a suponer que fuera perra!... —interrumpió el silencio el teniente mirando sombrío la botella—. ¿Qué importancia tendría eso?... ¡Mejor para usted!... Le daría cachorros, cada cachorro no valdría menos de veinticinco rublos. ¡Se los compraría cualquiera, encantado! ¡No sé por qué le gustan tanto los perros! ¡Son mil veces mejor las perras! El género femenino es más adicto y más agradecido... Pero bueno, en fin..., si tanto miedo tiene usted al género femenino, ¡quédese con ella en veinticinco rublos!
—No, querido. No le pienso dar ni una kopeka. En primer lugar, no necesito perro, y, en segundo, no tengo dinero.
—Eso podía usted haberlo dicho antes... ¡Milka! ¡Largo de aquí!
El ordenanza sirvió una tortilla. Los amigos se pusieron a comerla y la terminaron en silencio.
—¡Es usted un buen muchacho, Knaps! ¡Un muchacho cabal! —dijo el teniente, limpiándose los labios—. ¡Qué diablos! ¡Me da lástima dejarle así! ¿Sabe usted una cosa?... ¡Llévese la perra gratis!
—Pero ¿para qué la quiero yo, querido? —dijo Knaps con un suspiro—. Y además, ¿quién me la iba a cuidar?
—¡Bueno, pues nada, entonces!..., ¡nada!.... ¡qué diablos! ¿Que no la quiere usted?... ¡Pues no se la lleva! Pero ¿adónde va usted?... ¡Quédese un ratito más!
Knaps se levantó desperezándose y cogió su gorro.
—Ya es hora de marchar. Adiós —dijo, bostezando.
—Espere, entonces. Le acompañaré.
Dubov y Knaps se pusieron los abrigos y salieron a la calle. Anduvieron en silencio los cien primeros pasos.
—¿No se le ocurre a quién podría yo dar la perra? ¿No tiene usted a nadie entre sus conocidos...? La perra, como ha visto usted, es bonísima..., y de raza..., pero yo no la necesito para nada.
—No se me ocurre, querido. En realidad, ¿qué conocimientos tengo yo aquí?...
Hasta llegar a la misma casa de Knaps, caminaron los amigos sin pronunciar palabra. Sólo cuando al abrir la puerta de la verja Knaps estrechó la mano a Dubov, éste tosió y con alguna vacilación dijo:
—¿Sabe usted si los perreros de la localidad aceptan perros?
—Es posible que los acepten, pero con seguridad no se lo puedo decir.
—Mañana la mandaré allá con Vajrameev. ¡Al diablo con la perra! Por mí, que la desuellen..., ¡maldita, asquerosa perra! ¡Por si fuera poco que ensucie las habitaciones, ayer en la cocina se zampó toda la carne!... ¡Canalla! ¡Y si siquiera fuera de buena raza!... ¡Pero no es más que una mezcla de perro callejero y de cerdo! ¡Buenas noches!
—Adiós —dijo Knaps.
La puerta de la verja se cerró y el teniente quedó solo.


LA ROSA DE LOS VIENTOS

Un soneto de las malaventuranzas
Veremundo Carrillo Trujillo


Ouai umin, oi empeptlhsmenoi nun, oti peinasete.
Ouai, oi gelwntez nun, oti penqhsete kai klausete.

(¡Ay de ustedes que ahora están satisfechos, porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes que ahora ríen, porque van a tener duelo y llanto!)
(Lc 6, 25)

Miedo

De gloria no sabré, pero de miedo
puedo dar las lecciones que aprendí.
Un diablo de la guarda, junto a mí,
me urge a ser de mí mismo mi remedo.

Debiendo amar los pájaros, no puedo,
por víbora, coyote y jabalí.
Por la sombra rasante de un neblí
en estival escalofrío me quedo.

A un sesgo de mirada me estremezco.
Entre sospechas y remordimiento,
gendarme y confesor me hacen grotesco.

Mas si algo deja de hombre el sufrimiento,
y ante cada rumor me humillo y crezco,
mi vida es el perfecto monumento.

EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Sin definirse aún autoridades culturales
Sigue sin determinarse quiénes quedarán al frente de varias de las instituciones culturales de manera definitiva. En lo que respecta al Instituto Zacatecano de Cultura, el maestro David Eduardo Rivera Salinas continúa como encargado de dicha instancia, sin que hasta el momento se tenga conocimiento de quién llevará la titularidad de dicha institución.
En la presidencia municipal de Zacatecas, mientras tanto, Alfonso Vázquez, anterior titular de Turismo y Cultura, entregó el departamento el pasado 15 de septiembre, y hasta el momento se desconoce quién le sucederá en el cargo durante la administración de Gerardo Félix. Una situación similar prevalece en el resto de los municipios dentro del estado.
En el caso del Cronista de la ciudad, Manuel González, permanecerá en dicho cargo “por ser vitalicio”, a diferencia de su antecesor, el doctor José Enciso Contreras.
En cuanto a la Universidad Autónoma de Zacatecas, el maestro Cuitláhuac García anterior director de la Unidad de Idiomas, se hará cargo de la coordinación de Extensión Universitaria, en lugar de Rosario Carlos.

EN LA AGENDA:
- El próximo miércoles se presenta “Pascual Blues” en el Palacio Municipal de Cultura (antes biblioteca Mauricio Magdaleno), a las siete de la noche.
- El próximo viernes se proyecta la película “Las criaturas”, dentro del ciclo “Catherine Deneuve, actriz”, en la sala de proyecciones del Consejo Estatal de Turismo, a las seis y media.
- El viernes y el sábado se presenta la obra teatral para adultos Cuarteto, de Heiner Müller, a cargo del grupo Teatro en Movimiento, bajo la dirección de Manuel Trejo. La Agenda Cultural no menciona la hora, y dice que será en el “estacionamiento, entre Plazuela Miguel Auza y Portal de Rosales”. (?).

sábado, septiembre 11, 2004

No. 221. 12 de Septiembre de 2004

Poesía e incomunicación
Eduardo Arellano

1
¿Por qué plantear el problema negativamente? ¿Por qué no decir más bien: poesía y comunicación? Hay varias razones para que ello sea así. Al proponer, si fuera el caso, la comunicación y la poesía como términos complementarios, afines, incluso sinónimos, estamos definiendo, y entonces corroborando positivamente, los alcances de esa relación. Estaríamos así, aduciendo argumentos para una obviedad, una supuesta verdad sabida. Pero no es el caso, lo que se quiere es agregar algo, no importa qué, a lo ya sabido.
Entonces comenzamos por problematizar: poesía e incomunicación. Además, ¿no es en el seno de la propia poesía que se plantea la imposibilidad de la comunicación? Es decir, la poesía es una frontera en tanto que el lenguaje por el que pretendemos comunicarnos es un límite más allá del cual reina lo innombrado en vastas zonas de especulación, malentendidos, solipsismos y complejidades singulares. La poesía existirá en tanto haya territorios sin nombrar, y hasta hoy, incomunicados. Poner a la poesía al lado de la incomunicación es traerla a la actualidad y cotidianidad de uno de los problemas más palpables y al mismo tiempo paradójicos de nuestra circunstancia justamente, la incomunicación. Porque, ¿qué comunicación es aquélla que se alza desde un emisor todopoderoso, ubicuo —los medios, los poderes, los instructores— sobre un receptor al que nadie parece tomar en cuenta?

II
Antipoética y saturada de información, nuestra época rinde culto a todo cuanto envuelva, de manera seductora, al producto, bajo la premisa de que todo es vendible, acaparable. El momento actual es el tiempo que se devora a sí mismo en espera del siguiente satisfactor porque, como se podrá ya adivinar, todo satisfactor es insuficiente. Y es que, tengamos acceso o no a los productos, estamos siempre rodeados de sus mensajes. El deseo insatisfecho proviene de la pérdida de significados que trae consigo este culto, la forma falsificadora, que comienza en el producto y termina en la realidad de millones de individuos despojados, poco a poco, de un habla y de una visión del mundo propias.
Esta pérdida paulatina del habla genera, por supuesto, un grado de incomunicación no siempre fácil de advertir, pero no por ello menos real. La abundancia de mensajes puede dar la impresión contraria, y el manejo de la información puede bien confundirse con la lucidez y la comprensión. Ante esto, yo creo más bien en una hidra de cien cabezas al momento de retomar mucho de lo que los medios, las instituciones y las personas informadas me dan, y lo hago por la prueba de la experiencia poética. Y aquí me refiero concretamente a la experiencia verbal, al habla, que es capaz de reponer en juego la lectura de poesía. En ese momento el mundo vuelve a cobrar dimensión y yo dentro de él, y la palabra es otra vez la espada con la que, por un tiempo —un tiempo recobrado por la vida—, puedo mantener a raya a la hidra.

III
La imposibilidad de comunicación que plantea la poesía no es lo mismo que incomunicación. Ésta es negación de la lengua en su integridad, parálisis del significado, del significante, o de ambos. Las situaciones que llevan a la incomunicación son, por lo general, de impotencia, renuncia o falseamiento. La incomunicación puede ser también un derecho al silencio; pero éste, asumido en su naturaleza de acto voluntario legítimo, puede ser tanto o más significativo que la expresión misma, como lo ha demostrado sobradamente George Steiner en Lenguaje y silencio. Así pues, la incomunicación por excelencia es negación del otro, y en definitiva, de uno mismo.
El escepticismo de la poesía hacia la comunicación, por su parte, es de signo contrario a la parálisis. Su querella estriba en comunicar más allá de los paradigmas creados por la propia lengua o su uso. En este sentido, ensancha los dominios de la lengua, ejerce un sitio permanente sobre ella, critica su pereza, el adormecimiento de sus poderes (recordemos que la palabra original está relacionada con los poderes de la magia o la violencia); la toa del comercio diario, la persigue, se admira de sus sueños y los despierta. Después, la poesía lleva de la mano a la lengua y la pone frente al espejo. Entonces la lengua, de cuerpo entero, se ve, en un instante de plenitud, como vuelta a nacer.

IV
La incomunicación de nuestra época tiene sus raíces, irónicamente, en el manejo de la información. Tener información es estar por encima de los demás, es adquirir poder. La información entonces es exclusiva, excluyente, más en política, pero también en cultura. Poseer información —y no soltarla, no comunicarla— es tener ventajas sobre el otro. El otro, por lo general, es el adversario, el competidor. Pero también el otro suele ser, por efecto, el objetivo de la labor política y cultural: la población.
El saber, del lado de la cultura, y el poder, del lado de la política, sustentan sus reales en la información acumulada para sí, y en el uso que de ella hacen. Si el uso es de apertura, tenemos una democracia; si es de exclusión, un régimen dictatorial. La apertura, como es de suponerse, se establece por la comunicación, que implica echar por la borda la falsedad institucional y la deformación, signo de incomunicación.
Pero ¿qué tiene que ver esto con la poesía? Muchísimo: su funcionamiento, su ética y su estética, son un paradigma de apertura que comienza en la intimidad y termina en otra intimidad. Ese movimiento es crucial para ambos —emisor y receptor—, pues acerca, enriquece y transforma su experiencia. En ese movimiento va implícita una crítica a la exclusión, no a la diferencia. La política y el conocimiento —poder y cultura— tienen mucho que aprender de esta forma de ser y de hacer de la poesía. Transformar la información —y la experiencia— en comunicación real, con apertura, implica conocer la propia intimidad, reconocer la diferencia del otro en su propia intimidad e incluirlo a la hora de elaborar nuestro propio discurso y, por supuesto, a la hora de recoger el suyo. La lengua es una limitante porque no escuchamos sus silencios, su vida subterránea, antes de hablar.
Nunca fue más urgente esto.
______
La Turca
Jorge Salmón

No olvidaría nunca el día que fue por primera vez con otros muchachos de la secundaria a esperar a la Turca afuera de su casa. La Turca era famosa por sus encantos sexuales. Vivía sola en una casa verde en la parte alta a la orilla de la ciudad. Todo mundo se volvía loco por su cuerpo hermoso de mujer muy buenota, más buena que el pan. Tenía labios rojísimos y delgados como los de una perra vikinga. La Turca entraba y salía de su casa tratando de no pisar a los perros que vivían afuera de su casa. A ellos, ni siquiera los miraba: se agachaban para verle los calzones negros. Por las mañanas la Turca a la luz del día, era una mujer triste maquillada por la soledad. Espartaco, hijo de Antonio el ferrocarrilero, cuando regresaba de la escuela iba a buscar a la Turca para que lo enseñara a fumar. Si alguien quería enseñarse a fumar y a beber cerveza o vino tinto iba con la Turca. La Turca trabajaba de noche en el centro nocturno Beto’s.
Si uno quería hacer el amor por primera vez, ibas con la turca para tu primera comunión: bebías y fumabas. La Turca de día era una cosa, le molestaba el sol y las personas normales.
La Turca estaba hecha para la noche, el danzón, la cumbia, la cerveza y el ron; la Turca vivía siempre, de noche, en brazos de los hombres que la amaban y le hacían el amor y le pagaban. Pero la Turca no estaba conforme; un día que se puso melancólica les contó que le hubiera gustado ser Miroslava o la Tongolele. Fue la única vez que la vieron llorar. Los perros y la Turca se desplazaban bajo un cielo azul claro que cubría la ciudad a comprar víveres. Aplastante monotonía repetida a diario: subían y bajaban. La Turca cocía las sobras que compraba en la carnicería para darles en la noche el caldo a los perros.
La Turca era custodiada de día y de noche por los canes. Dentro de la casa, en el pequeño patio, la única planta que la acompañaba en su vida que transcurría al margen de tiempo, la siempreviva, a la que nunca regaba, rompía la monotonía y crecía, bajo el cielo inclemente, a la buena de Dios mientras la Turca era consumida por el tiempo.

Reseña

Anécdotas sedientas: el agua y su dueño

Juan José Rodríguez

La minificción, desde antes de que Augusto Monterroso la legitimara jurásicamente, es un género mayor. Algunos afirman que su creador es Julio César con su frase Veni, Vidi, Vinci, pero otros ensayistas menos paganos sostienen que el primero en crear un mundo con pocas palabras fue alguien que en la Biblia decía Hágase la luz y desde entonces todos quedamos iluminados. Los relatos de Juan Luis Nutte (Anécdotas sedientas: Universidad Autónoma Metropolitana. Colección “Gato Encerrado”) aspiran a esa llamarada de luz que es condición fundamental de la poesía y la prosa aventurera. No sólo tiene esa premisa, sino que también aborda la cualidad de otro elemento de la materia: quitar la sed de quienes desean leer un buen relato y saciarse con una historia bien contada.
Algún día, los historiadores del género del cuento reconocerán con más bríos la labor de Edmundo Valadés en el ramo de la minificción. Gracias a El Cuento, Revista de la Imaginación, pudimos ver legitimados por el papel impreso muchos relatos que antes no escapaban de la greguería o el diálogo en el café. Anécdotas sedientas llama así a sus textos sin temor a ser descalificados como un simple libro de anécdota, prima pobre del cuento y, por lo tanto, mucho más susceptible a la sospecha por su condición misma de narración oral. Juan Luis Nutte revela en su prosa y sus temas que no teme hacer lo que realizan los buenos cuenteros y los grandes anecdotistas de cantina: narrar una historia y sorprender al lector. El método y la veracidad es lo de menos; aquí lo que importa es no aburrir.
Juan Luis Nutte tiene malicia narrativa, fundamental para quien debe concretar una minificción que se explaya en los textos más largos de su libro como El tragatipos y Domingo de circo, anunciando a un novelista que pugna por salir, sin demorarse más allá de las tres cuartillas. El agua fluye en esta prosa y los temas. Salpica con El náufrago y despierta la comezón en la garganta con La sed no saciada… Un texto redondo como Una anécdota sedienta nos sorprende como un extraño homenaje a las aguas negras del imperialismo. Todos, a falta de mujer, hemos recurrido a una Coca Cola bañada de ron.
Sin invocar los laberintos lustrales de Gastón Bachelard, que desde su libro El agua y los sueños han inundado muchas de las reseñas, podemos decir sin ningún riesgo que este es un libro acuático en el sentido de alguien que calificaba la prosa de Andrés Henestrosa en algún momento: Agua en la memoria para mitigar la sed. Y Juan Luis Nutte fluye en sus relatos con la seguridad de un narrador que abre el grifo y nos narra un texto sobre los sonidos cuyo retumbo alguna vez escuchó sobre el mar. Hay que estar muy pendientes de este creador para leerlo cuando emprenda una novela-río que, muy seguramente, como lectores suyos plácidamente podremos navegar.

LA ROSA DE LOS VIENTOS
Three paintings by Gustav Klimt
Therese Leigh

Trad. Nadia Talamantes

Serpientes de Agua I
...........................................
su largo cabello se enrosca en impulsivos círculos
broncíneos, todo enredado y rendido
ante las curvas de algas. un basilisco
despliega una gama de disparatado contorno
a sus espaldas –arquetípicos círculos dorados.
se desenreda, se acomoda sáucicamente,
abrazo en sinuosidad femenina.
juntas se deslizan las caderas, volviéndose un
solo ejemplar. tan enlazadas. sin dividirse.
miembros en amor fundidos prensados pecho a pecho...
su costilla –el brazo del otro-
indistinguible. única.
una serpiente rodea su cuerpo, nada
fuera del cuadro, y otra entra.
suaves y severas curvas se mezclan
en la negragua. traen
patrón de pasión. una serpiente
converge en su abrazo.
ellas. serpentinas. unidas.

Serpientes de Agua II
...........................................
ninfas acuáticas desnudas. cuatro. nadan.
frenéticas en profunda y ondulante agua
serpenteando en patrones
de progresión geométrica.
estrellas. flores vidriadas. atrapadas
en cabello fluyente. encanto intenso.
ella. una hada nereida hurga
en su mano ceñida. Ojos insolentes
te rozan con grosera mirada.

El Oro de Dánae
...........................................
Una moneda de oro cae en su regazo;
ella la toca –extasiada- admirándose,
y envuelve su mano el ruido de más tesoros
su regazo está cubierto.
Presurosa se aleja de la cascada;
asustada, nerviosa, pero adonde quiera que vaya,
ruedan sobre su piel cremosa las monedas.
Sin entenderlo, se siente apremiada
a soltar sus vestidos
para recibir el baño,
para encontrar su cálida caída ahí,
donde demora entre sus muslos,
y sus labios abiertos gritan -oh dios-
llueve en mí dulcemente
y me abriré bajo tu tacto
y floreceré, exigente, oscurecida,
rosa-rubre-roja. Sin aliento,
se abre, y el áureo baño
se abisma dentro y dentro y dentro,
fecundándola con metal deslumbrante.
Ahora él resplandece dentro de ella,
y ella reflejandece en él,
su cuerpo se alza para celebrar
la inacabable venida de oro.

LA VACA MULTICOLOR

... Y Si vivo seis años...

Kutzi Hernández Galván

Ratificado, extraoficialmente
Aunque no fue anunciada públicamente por la gobernadora Amalia García, trascendió de manera extra oficial la ratificación de David Eduardo Rivera Salinas como director del Instituto Zacatecano de Cultura (IZC). A estas alturas ya se sabe de manera oficial que, en lo que toca a la Secretaría de Educación y Cultura, será el rector saliente de la UAZ, Rogelio Cárdenas Hernández, quien estará al frente de dicha institución. Prevalece la incertidumbre respecto a la tantas veces propuesta conversión del IZC a secretaría; las probabilidades apuntan a que, de efectuarse dicha maniobra estructural, sería hasta el periodo diciembre-enero cuando se llegara a concretar.
La ratificación de Rivera Salinas, aún por confirmarse, representa para muchos un suspiro de alivio: finalmente, no se tendrá que lidiar con “el nuevo” —que, según rumores, sería Alejandro Aura; algunos mencionaban a Jesús Flores Olague—, aquél frente a quien los músicos, poetas y locos tendrían que desfilar, currículum en mano, explicándole a qué se dedican, qué han hecho, qué proyectos traen y guaguaguá.

Las preocupaciones
Una de las preocupaciones insistentes que se han dejado escuchar en el caso del IZC, es la necesidad de perfeccionar su equipo de trabajo, para lo que es de tomarse en cuenta la eficiencia y la eficacia de su trabajo —que no son lo mismo (de algo deben servir las sesiones del Diplomado en Gestión Cultural): eficiencia es hacer las cosas correctamente, mientras que eficacia es hacer las cosas correctas; la diferencia sería, entonces, que la primera consiste en hacer las cosas bien y la segunda es hacer lo que se debe hacer.
En un rápido resumen de lo que fue el manejo de la cultura del sexenio monrealista, me atrevo a aseverar que se trató de una política cultural a medias, dividida precisamente en dos periodos de tres años cada uno, totalmente opuestos entre sí. En la primera parte de la administración de Ricardo Monreal Ávila, el Instituto Zacatecano de Cultura fue entregado al pintor José Esteban Martínez más como una retribución a su apoyo durante la campaña monrealista, que como una verdadera preocupación por poner dicha institución en manos de la persona adecuada. La prueba de lo anterior fue que, a pesar de la crítica generalizada por parte de la comunidad artística y de la prensa —crítica dirigida no sólo a Martínez, sino al mandatario hoy saliente—, el pintor fresnillense no fue removido de su puesto sino hasta que Miguel Alonso Reyes, después de un foro sobre cultura donde la ciudadanía quejóse, hizo ver a Monreal el costo que como figura pública que le estaba representando el tener a José Esteban —que para entonces había ganado una impopularidad respetable— frente al IZC.
Dejando de lado dicha impopularidad, la gestión de José Esteban Martínez se caracterizó por una ambición por hacer cosas diferentes, tan notable como su baja capacidad de aterrizarla en productos concretos. Esto tal vez se debió a que el pintor —buen pintor, por cierto— no logró la adhesión suficiente de la comunidad artística a la que —a veces lo olvidaba— servía, ni la adhesión de su propio equipo de trabajo. En esos tres primeros años desaparecieron los talleres artísticos y perdió espacios el Centro Cultural. Su amistad con artistas de otras latitudes, sin embargo, propició la participación de éstos en eventos realizados en Zacatecas, y con ello el contacto de los lugareños con otras visiones en torno al arte y la cultura.
La entrada de David Eduardo Rivera Salinas significó un nuevo rumbo. Si a José Esteban lo asesoraba Peter Jiménez, el asesor de Rivera, en cambio, sería Francisco García González. El cambio fue contundente.
Si algo le enseñó —acaso sin querer— el maestro José Esteban a los artistas, fue la importancia de comenzar a solidarizarse para concretar proyectos comunes: ante la falta de apoyo por parte del IZC, los artistas se comenzaron a organizar. Con David Eduardo comenzó un esfuerzo importante por escuchar las inquietudes de la comunidad y dirigir ese esfuerzo colectivo.
Son dos las aportaciones que saltan a la vista y que habrá que reconocérsele a la gestión del equipo de Rivera Salinas; la primera de ellas es la sistematización de los procesos institucionales en materia cultural. El producto de esto es la ley en materia cultural —que, colijo con las críticas, es apenas el primer paso al que deberán de sucederle nuevos instrumentos jurídicos que la refuercen—; el inventario de bienes muebles culturales, así como la reestructuración del IZC, que se hizo cargo directamente del Archivo Histórico, Radio Zacatecas, los museos, el teatro Ramón López Velarde y la Ciudadela del Arte. La segunda aportación ha sido el apoyo equitativo a las diferentes manifestaciones artísticas, sin poner unas por encima de otras.
Lo que grosso modo ha sido más cuestionado de esta gestión, es la evidente ausencia de un criterio consistente y satisfactorio en la distribución de los apoyos del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes, la limitación temática de las actividades educativas, sustentadas casi siempre por los mismos ponentes, así como el que los talleres artísticos de antaño no hayan sido rescatados, sumado a los malentendidos generados en el área de comunicación social hacia los medios.

Corolario
Para finalizar, estos seis años en su conjunto se han caracterizado por mucha buena voluntad por parte de Monreal Ávila para apoyar a la cultura, mezclada con sus preocupaciones políticas, que se han traducido en el apoyo, por ejemplo, a la creación de nuevos espacios museísticos y de exposición —la Ciudadela, el museo Manuel M. Ponce, la ampliación del museo Felguérez—, maniobra políticamente mucho más rentable que dar mantenimiento a los museos ya existentes, que lo necesitan casi al grado de la indigencia.
A esta distancia no me atrevería a especificar qué es lo que la comunidad artística ha aprovechado de la gestión de Monreal en estos seis años; sin embargo, debo decir que aunque se trata de una comunidad que no puedo catalogar como dividida, a simple vista presenta varias fisuras. Es común, mas no generalizado, ver que en cuanto Zutano Trotesverdes publica sus primeros trabajos en un medio nacional, inmediatamente salta Alebestrino Mantenido para descalificar su labor. Se ha visto también que cuando Leonardo de las Arenas presenta su libro o Masiosare de las Carambas organiza algún evento, a la entrada del recinto se aposta Agripín de Jesús de Todos los Santos para anunciar falsamente a los asistentes que el evento se canceló, o alguna cosa parecida. No le veo sentido a este proceder deshonesto, cuando paradójicamente proviene de personas valiosas, cuya labor ha sido importante para el desarrollo cultural del estado, que cuentan incluso con el reconocimiento indiscutible de que se han hecho merecedores, y que incluso han sido apoyados por no sólo por las autoridades culturales, sino también por el mismo Zutano Trotesverdes o por Masiosare de las Carambas.
En suma, la zacatecana es una comunidad artística que debe aprender a respetarse mutuamente, ser aún más solidaria y entender que hay espacios y públicos para todos; sin duda alguna, en este panorama mucho tuvo que ver la gestión de Monreal y de su equipo de trabajo.
EL SOL DEL TROPICO
Suplemento del suplemento de
El Sol de Zacatecas

Fue inaugurada la Ciudadela del Arte

“Tendremos que rescatar” el área donde actualmente se ubica la CNC y el edificio de Finanzas, declaró Ricardo Monreal, gobernador saliente de Zacatecas, durante la inauguración de la Ciudadela del Arte, la noche del pasado viernes, ante una concurrencia de más de 200 personas.
Al acontecimiento acudieron los pintores Manuel Felguérez y Alfonso López Monreal, coordinador del proyecto de rescate arquitectónico del edificio, quien agradeció al equipo que colaboró en dicha tarea. El hasta hoy mandatario estatal aludió a la ausencia de pintores como Alejandro Nava, Ismael Guardado y Juan Manuel de la Rosa, de quienes sólo la obra del primero se expone en una sala individual en esta primera etapa.
Los funcionarios Héctor Castanedo, Apolonio Castillo y David Eduardo Rivera Salinas acudieron también a la inauguración de la Ciudadela, espacio que durante dos años y medio fue intervenido por ingenieros, arquitectos, albañiles y arqueólogos, dijo Monreal, quien no mencionó el monto de la inversión.
Monreal felicitó el trabajo de Castanedo, a la sazón secretario de Obras Públicas, a quien calificó como uno de los mejores elementos de su gabinete.

Inauguran últimas exposiciones del sexenio
Fueron inauguradas las tres últimas exposiciones organizadas dentro del sexenio monrealista. El evento se realizó la noche del pasado viernes en las salas temporales del museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
Las obras de Gunther Gerzso, Roger Von Gunten y Lorenza Aranguren se exhiben en dicho recinto, en exposiciones tituladas “Homenaje a la línea recta”, “El amado mundo” y “A.D.N.”, respectivamente.
Luego de esperar durante poco más de media hora la presencia del gobernador, quien finalmente nunca arribó al sitio, las autoridades ahí reunidas decidieron dar inicio a la ceremonia inaugural. Víctor Becerra, director del museo, dio la bienvenida a los asistentes. Le acompañaron el pintor Manuel Felguérez y su esposa Meche, así como David Eduardo Rivera Salinas, director del Instituto Zacatecano de Cultura.
Además de las exposiciones, con este evento se estrenó el nuevo techo que ostenta el patio central del museo.

sábado, septiembre 04, 2004

No. 220. 5 de Septiembre de 2004

Este número está dedicado a Eduardo Arellano Elías, in memoriam.

La escritura y el oculto motivo de la poesía
Entrevista a Jair Cortés


Karla Emilia Cohue
Una de las voces que ha comenzado a tener resonancia dentro de la joven poesía de México, es la de Jair Cortés. Nacido en Tlaxcala en 1977, su poesía es una búsqueda del origen, una búsqueda que se caracteriza por la fuerza de los significados en las palabras. Autor de los libros A la luz de la sangre, Tormental y Contramor, este poeta ha querido que la poesía y la vida sean una misma cosa, una poesía en la que el lector se enfrente a sí mismo, y en donde no existan ataduras. En reconocimiento a su trabajo el año pasado obtuvo la beca para Jóvenes Escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas (que surgió de la disolución de la Fundación Octavio Paz) en el área de poesía. En esta entrevista se ponen de manifiesto algunas de sus preocupaciones sobre el acto poético y el contexto en el que se desarrolla.
—Una de las tareas más difíciles de los críticos es la de tratar de situar y ordenar las voces actuales de la poesía. ¿Qué caminos seguir ante la multitud de poetas y libros publicados?, parece ser la pregunta que preocupa, o debería preocupar a los críticos. Desde tu perspectiva, ¿cuál es la situación de la poesía mexicana actual?
—Esa es una de las preguntas que deberían hacerse precisamente los críticos. Hablar en torno al fenómeno poético actual, preguntarse qué hay después de la obra de poetas como Octavio Paz, Jaime Sabines, Eduardo Lizalde, entre otros, distinguir, entre la gran producción editorial qué es lo que dialoga con su tradición y qué es lo que intenta romper el vínculo con ésta. Los poetas respondemos con obras, con poemas, la única manera que tiene resonancia real y trascendente en las respuestas de un poeta es su poesía. Teorizar imprime cierta de huella de racionalización a la creatividad, pero de ninguna forma es lo que el poeta “dice”. El habla del poeta está en lo que manifiesta en sus poemas. En la carta del Apóstol Santiago hay una línea que dice más o menos así: Muéstrame tu fe y te mostraré mis obras. Esta referencia nos permite colocar a los poetas en su justa dimensión. Es cierto también que un poeta participa de su tiempo, opina sobre sucesos recientes políticos, sociales y artísticos que le atañen, pero creo firmemente que el poema es la condensación de una forma de vida, es el ojo y la imagen a un mismo tiempo.
—Ahora que mencionas lo anterior, ¿crees que el poeta tiene la obligación de conocer a sus contemporáneos?
—Creo que el poeta no tiene obligaciones. Hay cierto aire de libertad que le permite deslindarse de lo obligatorio. Es más, creo que los poetas son tan disímiles unos de otros que no puedo seguir hablando del poeta en general como una raza o especie determinada. En mi caso, para hablar de lo que conozco, me he preocupado por leer a mis contemporáneos durante dos años y medio, y he concluido de que son pocos los nombres que me interesan, una lista bastante reducida de autores que me gustaría seguir leyendo y disfrutando. Por otro lado, también pienso que uno es contemporáneo en cierta forma de todos los autores, es la libertad máxima que te otorga la literatura, poder leer a Catulo y establecer un puente con él. El tiempo que en lo social se convierte en cadenas, en la lectura se vuelve una puerta abierta.
—Mencionas la individualidad del poeta, ¿cuál es entonces tu postura frente a la poesía?, ¿qué te mueve a escribirla?
—A la poesía debo todos mi anhelos y todos los frutos de mi vida, yo comencé a escribirla cuando tenía quince años aproximadamente y desde entonces ella ha sido una brújula constante, (claro, aparte de Dios) que me ha dado la guía no sólo para explorarla formalmente, sino para conducirme en mi vida personal. Curiosamente en la poesía yo no busco respuestas ni salidas, busco lo que yo llamo el Laberinto, perderme en él, aventurarme. Creo que las respuestas y las certezas sólo son momentáneas, son temporales y su esencia fácilmente se disuelve. Aunque quizá esto que te digo sea también tan frágil como lo que cuestiono.
—Insistiendo con este tema y aunque corro el riesgo de hacer una pregunta no sólo común sino también ingenua, ¿qué es para ti la poesía?
—Bueno, como te decía, creo más en las preguntas que en las respuestas, así que te responderé inicialmente con otra pregunta, ¿qué no es poesía? Si miramos a nuestro alrededor podemos ser capaces de percibir que todas las cosas está la poesía presente, porque la poesía es aquello que está más allá de lo que está, es la puesta del sol, pero es más que eso, es lo que contiene y lo que evoca, es su resonancia en nuestra memoria. La poesía está implícita aún antes de las palabras. Todo lo que yo escribo está ya presente antes del poema, antes de estar en él, en la página, ya se ha desarrollado todo un contenido que en el libro se refleja después. Leer es hacer poesía, ver es hacer poesía. Hay un poeta joven Kostas Andreas que dice en uno de sus poemas:

Vine a decir lo que ya antes de pronunciar sabías,
Vine a vivir lo que mi muerte poseía desde el día de ayer,
Ese ayer en donde estamos tú y yo, conociéndonos apenas,
En esa taza de té en donde el futuro se resuelve como humo,
En donde tus labios se posaron, se posan y se posarán siempre.


En estas líneas se aborda también el asunto de la poesía, viene uno a decir lo que ya sabemos, pero de cualquier forma hay que decirlo, viene uno a vivir lo que la muerte ya se ha llevado. Este poema condensa, por así decirlo, la intención de los poetas.
—Pasando a otra pregunta, ¿hay condiciones propicias para que puedas escribir poesía, es decir, algún ambiente en particular?
—Yo creo que siempre estoy escribiendo, aunque no haya lápiz y papel, o computadora o máquina de escribir. La poesía es como estar a la intemperie, de todas maneras la vives, antes pensaba que uno debía entrar en algún tipo de concentración, para inducirnos a la poesía, invocarla, pero ahora creo y he experimentado que aún en los momentos de mayor confusión mental la poesía está presente, aún en la enfermedad uno ve no en blanco y negro sino en Poesía. Hay algunas situaciones que detonan que uno redacte el poema, pero eso es más circunstancial.
—Al parecer desde hace algunos años los talleres han representado una parte importante en la formación de nuevas generaciones de poetas, ¿cuál es tu postura frente a ellos?
—Yo he asistido a vario talleres, he encontrado en algunos un espacio propicio para la discusión y el diálogo en torno al acto poético, pero conforme avanzo y leo me doy cuenta de que en hay un riesgo en esta práctica, ese riesgo es uniformar la concepción acerca de la poesía. Debemos ser siempre cuidadosos de no perder esa libertad a la que me referí en una de las preguntas anteriores, uno debe hablar desde sí mismo para hablar con los otros, para hacerlos entrar en ti, si en un taller se dan ciertas especificaciones técnicas está bien, pero uno nunca debe permitir que alguien te diga cómo escribir, eso es un problema personal, es como la cuestión de las influencias. En la antología de poesía Árbol de variada luz, que realizó Rogelio Guedea, digo que la verdadera influencia que ejerce un poeta sobre otro es la de hacerlo hablar con su propia voz. Entonces deberíamos entender que un taller de poesía debe fomentar una pluralidad no la unidad. Nos ha costado mucho decir que somos diferentes, siempre queremos reconocer rasgos que compartimos y aquellos que nos hacen distintos los ocultamos. Sólo en la libertad se entiende al arte, sólo así podemos seguir viviendo.



45 años entre corcheas
Eduardo Ramírez Ortiz
Esto es para paco campos, ahijado del festejado


Como si se tratara de un concierto, un hombre es llamado a dedicar su vida entera al arte y sabe que su espíritu llegará a límites insospechados a través de la música. Ha decidido entregarse al cálido abrazo del público al que cada semana, en medio de un festín de oboes y trompetas, se ofrece en cuerpo y alma sobre un escenario de cantera multiforme.
Esta es su ciudad. Nunca se ha cansado de repetirlo. Zacatecas una vez más, esta noble tierra de poetas, de pintores, de músicos, de artistas. Y es que él mismo pertenece a esa especie de iluminados que son capaces de alojar en su mirada, al mismo tiempo, el sutil encanto de la naturaleza y el temple férreo de la fortaleza.
Tras de sí tiene todo un linaje, un legado que lo llama a dar y a darse por completo las alegrías y las tristezas. No importa que el corazón esté hecho añicos: hay que salir a escena para el disfrute de sus coterráneos, para el disfrute del mundo entero.
En sus venas, un torrente de creatividad y entusiasmo. Cuarenta y cinco años dedicados a la música, a la dirección, a la ejecución. Porque de Juan Pablo a Juan Pablo, no hay generaciones de distancia porque un caudal consanguíneo tan rojo que tiñe los atardeceres, se encarga de recordarle a diario el destino para el que fue elegido.
Una partitura con especial dedicación: para los que están y para los que han partido, para don Juan Pablo y Viki que desde la eternidad observan complacidos. Porque el levado va más allá de una dinastía de hermanas y hermanos entregados por completo a la música. Por eso, hoy comparte su gloria con los presentes y con los ausentes, y con doña Lolita, que con tesón supo inculcar sabios valores en cada uno de sus hijos.
Y es así como levanta el vuelo este genio creativo, en medio de una estampida de clarinetes, flauta y platillos, tambores que suenan al viento y parches que al unísono rompen el silencio de esta intrincada red de callejuelas.
Es Salvador García Ortega, el hombre, el artista de la mirada y la sonrisa afables; el hombre que refleja en sus ojos la simiente de un patriarca cuyo recuerdo es evocado cuando suenan las primeras notas en una plazoleta de este añejo Zacatecas, y cobra vida en uno de sus hijos y sale la casta y se mantiene vivo en la memoria de la gente.
Han sido cuatro décadas de esfuerzo, dedicación, de aprendizaje y enseñanza antecedidos por sacrificios, por estudio; pero a final de cuentas, ése es el verdadero alimento de un artista que toma su batuta y traza armonías en el aire, semejante al ave que remonta el vuelo, surcando el cielo azul zacatecano para posarse luego en lo más alto de la montaña y desde ahí contemplar, con lágrimas en los ojos, una obra sin principio ni final.
En su mente, un pentagrama, y en éste, todas las corcheas del universo, todas las precisiones y rigores que la música exige unidas en un solo sitio: su corazón, en el que también alberga todas las alegrías y desazones que su destino le ha deparado, como si alguien volviera a cantar otra vez: “si a tu ventana llega una paloma...”
Que se inscriba este día como una fecha memorable para nuestra nueva historia. Hoy, Zacatecas está aquí para retribuirle tan sólo una parte de lo que tu inagotable caudal imaginativo le ha aportado a esta tierra.
Deseamos que comparta su arte con nosotros. Lo invitamos, pues, a que remonte el vuelo nuevamente, a que surque el horizonte de este cielo inigualable y nos brinde una muestra de lo que la música, la sapiencia, la sensibilidad y la dedicación han hecho durante cuarenta y cinco años.

LA ROSA DE LOS VIENTOS

En esta ocasión reproducimos un texto de nuestro amigo, el poeta Eduardo Arellano Elías (17 de Febrero de 1959-17 de Agosto de 2004), el cual fuera publicado en este suplemento el 28 de Mayo de 2000.

La pira de la pasión
Eduardo Arellano Elías

Alguien murió. Campanadas se elevan en réplica de cerros venturosos como órganos. Se adivinan templos, fieles, procesión enlutada. El cielo gira sobre calles frías, estrechas. En balcones, casas altas muestran su alegría; en puertas, su intimidad. Por la ciudad, la mañana es un juego que juegan eternamente la pena, el trato público y lo íntimo. Se puebla el aire de figuras frescas, profundas, el olor: un olor figurado, imaginado hasta en piedras. Una temprana muerte repetida, una obsesión tranquila, con la certeza del ángelus en la boca. Rostros piadosos de corazón ardiente. Sábanas que despiertan con aroma de cuerpos, ventilando el mismo aire que ventilan incienso, hospital, hornilla y cementerio. Lo próximo es el aletazo angélico entre cantera y mejilla de muchacha. La sangre en ascención. Lo próximo es el cuerpo ventilando su fuego como una pira suave entre dolientes y novios, ángeles y demonios. Una pira donde arden por igual el deseo y la muerte.

EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Accidentada presentación del libro de Pedro Valtierra
Fresnillo, Zac.- Lo dijeron ahí mismo: imposible competir con una misa; habría que agregar: y con Tláloc y con el Santo Niño de Atocha.
La tarde del pasado jueves tuvo lugar la presentación del libro de fotografías de Pedro Valtierra, Zacatecas, reeditado recientemente por el patronato de la Feria de Fresnillo, en el marco del 450 aniversario de la fundación de esta ciudad, cuna del periodista, ganador del Premio Príncipe de Asturias.
Al lugar previsto, el Centro de Convenciones “Los Temerarios”, llegaron cientos de personas, pero no para asistir al evento cultural, sino para oír misa en la sala principal, pese a una lluvia torrencial que durante horas causó gran estrépito al golpear el techo de fibra de vidrio.
Inicialmente programado a realizarse a las ocho de la noche en el teatro González Echeverría, cambiado luego al Centro de Convenciones a las cinco de la tarde, el evento comenzó poco después de las siete. Los comentaristas del volumen, Severino Salazar y Víctor del Real, no acudieron a la cita, por motivos de fuerza mayor, mientras que Ana Luisa Anza, aunque asistió, finalmente no se incorporó al presidium. Ella y su esposo, Pedro Valtierra, tuvieron que esperar más de una hora en el interior de su vehículo, mientras amainaba la lluvia.
Poco antes de la presentación, fue inaugurada una exposición colectiva como resultado de un taller fotográfico organizado por el Centro de Estudios de la Imagen, coordinado por Eliezer Name.
El Niño de Atocha y la Virgen de San Juan de los Lagos arribaron al lugar en medio de ancianas empapadas y porristas de blancas minifaldas. La muchedumbre no prestó atención a la presencia de Valtierra ni a la modesta ceremonia inaugural. El barullo marcó el fin de este primer evento. Para llegar al salón donde sería presentado el libro, era necesario cruzar un mar de agua que se metió al vestíbulo del recinto. Una vez instalados ahí, la atención hacia el libro fue desviada por una improvisada entrega de diplomas a los asistentes del taller fotográfico, a quienes se les pidió que agregaran su nombre al documento recibido.
Cuando por fin tocó el turno a Pedro Valtierra para hacer uso no del micrófono —por no haber uno disponible— sino de la voz, el fotorreportero habló del prurito que durante años sintió por volver a su tierra, de donde partió a los 14 años. Reconoció que con el tiempo, “más exigente se vuelve uno”, al referirse a su actividad fotográfica. Sin calificar sus propias fotos, indicó que su búsqueda ha sido capturar el sentimiento de las personas y las cosas retratadas. “De Zacatecas se pueden sacar mejores imágenes”, agregó. No se olvidó de disculparse por la tardanza, aunque no se detuvo mucho en dar justificaciones. Agradeció a Ana Luisa Anza, a Quito del Real, a Severino Salazar, por los textos que acompañan sus fotografías; agradeció también al Instituto Zacatecano de Cultura, al COBAEZ, a la Universidad Autónoma de Zacatecas y al patronato de los festejos de Fresnillo, así como a Héctor Ávila por haber tenido la iniciativa de reeditar este volumen.
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El 44 de Corre, Conejo festeja al neuras del pato Donald, siente nostalgia por Marilyn, se queja de los escritores payasos (nosotros también) y se avienta sus periquetes. Su distribución es gratuita.

EN ESTA ESQUINA...
Karla Emilia Cohue
(La Soledad, Tlaxcala, 1980). Autodidacta. Ha publicado en algunas revistas de circulación nacional. Autora del libro Ánimo de la muerte y de un libro de ensayos inédito Cinco poetas suicidas: el mar ante los ojos.

Eduardo Arellano Elías
(Zacatecas, Zac., 1959-2004) Autor de los poemarios Tierra destinada y Esas plazas insomnes, así como del libro Ensayos (y otros asaltos) sobre literatura y arte. Descanse en Paz.

Sergio Espinosa Proa
Licenciado en antropología y doctor en filosofía. Autor de Decápites, entre otros libros. Becario del FECAZ 2004-2005.

miércoles, septiembre 01, 2004

No. 219. 22 de Agosto de 2004

¡Gracias, Zacatecas!
A cuatro años de su creación, el Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria ha sido un éxito gracias a la suma de esfuerzos. Con tres certámenes realizados y dos antologías presentadas, este es un verdadero proyecto colectivo de promoción cultural. Gracias a todos los participantes por legitimar la iniciativa de El Sol de Zacatecas a través de su suplemento cultural; gracias a los comentaristas del libro y a quienes han sido parte del jurado calificador; gracias al Tribunal Superior de Justicia, a su presidente actual, Lic. Bernardo Del Real Dávila, al anterior, Lic. Felipe Borrego Estrada; a la Lic. Jánea Estrada y al Lic. Federico Soto Acosta.
Hacemos un público reconocimiento al Instituto Zacatecano de Cultura, al Consejo Estatal de Turismo, al IZEA, a la Universidad Autónoma de Zacatecas, a la Secretaría de Educación y Cultura y a Irma Valerio Galerías, como patrocinadores del premio. Gracias también al periódico Imagen, a Enrique Salinas, Rolando Cantú y Diego López, así como a Juan Gómez, del noticiario de Radio Zacatecas, por su solidaridad y profesionalismo.

“Treinta nuevos jinetes en Trópico de Cáncer”
Nadia Talamantes
Agradezco la oportunidad de participar en la presentación de la más reciente antología de cuentistas del Premio Trópico de Cáncer. Saludo a todas las personas e instituciones involucradas en esta realidad de 120 páginas: a El Sol de Zacatecas, al Tribunal Superior de Justicia, a los gestores invisibles de esta antología, a todos ellos quiero darles las gracias por abrir una zona donde la ficción, la imaginación, tiene cabida.
La única razón legítima para estar aquí, presentándoles este libro, es que soy parte del contingente de lectores, y los que leemos sabemos valorar muy especialmente el esfuerzo de los que escriben. El placer es mayor cuando son voces zacatecanas las que se atreven a crear, las que se atreven a añadir nuevas estructuras a las ya existentes, a romper con este mundo para inventar otros.
Resulta estimulante saber que el certamen convocado por El Sol de Zacatecas provocara la participación de más de 180 concursantes; esta motivación es ya por sí misma un victoria inestimable. Todos los participantes merecen nuestro respeto, de allí la difícil labor del antólogo: aplicar sus criterios y elegir las flores (anthos=flor, légein=escoger), seleccionar piezas y hacerlas manejables. Porque son treinta cuentos, no hay uniformidad en ellos, hay diferencia. Nada une a los textos entre sí, excepto el hecho de que los autores acudieron al llamado, al desafío literario. Por ello creo que esta es una antología acertada, porque la recopilación es representativa tanto de la variedad temática como de las formas estilísticas.
Los cuentos no son animales fáciles de domesticar, hay que ir frenando el caballo, como decía Juan Rulfo, uno de los grandes maestros del cuento: “Hay que concentrarse en unas cuantas páginas para decir muchas cosas, hay que sintetizar... contenerse, no desbocarse, no vaciarse”. Los esfuerzos de estos treinta autores por no desbocarse arrojan historias que van desde el cuento en miniatura a la prosa poética, del estilo epistolar al diario, a la irracionalidad de las pesadillas. Los treinta descubrieron muchos matices contenidos en los tres temas básicos —diría Rulfo— : el amor, la vida y la muerte, matices sin etiquetas.
Así, la Antología Trópico de Cáncer es un híbrido: ángeles, naguales y vampiros, moscas y globos, son personajes que juegan a ser protagonistas. Su estructura deshilvanada reúne historias que, a pesar de su divorcio en el tratamiento, revelan maridaje en el tema: las memorias de una infancia provinciana llena de misterios; amores celosos, imposibles y acabados, pero amores al fin; un erotismo de muchos rostros, emparentado con la muerte, con la religión, con la zoofilia y curiosamente, con instrumentos musicales; la religiosidad hecha prosa, hecha cárcel, con exvotos involuntarios y escenarios egipcios; la muerte, ese tema ineludible, se pasea también por varios cuentos vestida con el conocido humor mexicano, se pasea triste en el mundo de los emigrantes y se hace casi metafísica en el mundo de los boticarios; hay alucines por canabis, alcohol e insecticida... Hay además cuentos de entrañas abiertas, donde el autor expone el proceso de nacimiento de su personaje y nos deja terminar la narración; y aún sobra espacio para relatos de vidas alteradas por el fútbol, por la calvicie, por los algodones de azúcar o por un tren que nunca llega.
He disfrutado con las metáforas frescas (alguien dice que la oscuridad siembra amantes en la Bufa, alguien busca su costilla perdida en el directorio de Guadalupe), con las frases desvergonzadas (alguien admite: “qué bonito es lo ordinario”, otro clava: “tu cama es la parte de la habitación que más te duele”, alguien más suelta: “en la mañana no soporto un ápice de gloria”), con los chispazos de cultura popular (Santo —el enmascarado de plata—, las tortas de huevo, la ruta tres, la seis y así hasta llegar a Guadalupe; las charras que cuenta Chilano, los profes panzones, los wonderbrá, los Faros y la leche Nido), he tropezado con faustos neologismos (alguien descubre su sombra desumbrándose sobre el suelo, y alguien inventa los crímenes de lesa insectidad); y he disfrutado, principalmente, con el cariño que estas treinta personas le tienen a las palabras.
Que sirva esto para acercarnos a la Antología, sin hablar de los textos en sí. No los nombremos: los cuentos tendrán que defenderse solos. Y es tarea del lector elegir a sus favoritos. Conviene recordar que la convocatoria reunió a neófitos y a otros más avezados, pero yo les digo que todos los cuentos se dejan leer. Espero que los lectores queden satisfechos y que los autores queden insatisfechos, para que sigan escribiendo, para que sigan cayendo —como reza uno de los cuentos— en “la más oscura de las tentaciones”: la literaria.
Por último, quisiera agregar que la Antología Trópico de Cáncer se ha convertido en algo más importante que los premios en sí, pues este tipo de publicaciones otorga una gratificación para nosotros, los lectores, por el simple hecho de no consentir que los escritores decaigan en sus intenciones creativas. En el epílogo, Kutzi Hernández mantiene la modestia de llamar “infantería “ al cuento corto, pero dada la particular importancia cultural de este género literario en Hispanoamérica —donde los cuentos de a pie siguen escalando rangos—, alegra saber que aquí siguen dando batalla y que las huestes engordan, alegra saber que, afortunadamente, en Zacatecas sí tenemos quién nos cuente cuentos.
Felicitaciones a todos los autores.

Cincuenta escritores trabajando y una nota a pie de página
Javier Báez Zacarías
En una época en la que es más fácil encontrar el género cuento en revistas o suplementos que en libros, da gusto tener entre las manos un libro de cuentos organizado por un suplemento cultural. Así, con el placer y la esperanza que caracterizan al lector que inicia un texto, nos acercamos a esta obra: Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria.
De entrada, en un rápido “paseo” por el índice, me emociona darme cuenta del interés que existe actualmente por la narrativa; esta antología contiene los trabajos de treinta autores. Si el título me anuncia que se trata del segundo premio, no dejo de imaginar otros treinta autores que participaron, tal vez, en el primero. Descartando un número hipotético de concursantes persistentes, digamos diez, puedo ver a cincuenta escritores que trabajan, día con día, tras sus máquinas, rescatando historias, creando personajes, reflejando conflictos. Creadores que dan orden artístico a la existencia; empeñados en provocar placer en quien los lea.
La antología Segundo Premio Trópico de Cáncer es un libro ameno, ágil, que puede disfrutarse sin ningún tropiezo. Textos breves —algunos de extrema brevedad— que se encadenan naturalmente, lo que da fluidez a la lectura. El lector no deja de sorprenderse —sentimiento que provoca toda antología— con la riqueza de propuestas, la cantidad de influencias y las posibles similitudes.
Refiriéndome a estas últimas, las similitudes entre un texto y otro, semejanzas que ha provocado el azar, mencionaré algunos cuentos en los que el relato habla de la construcción del relato mismo. En el titulado “En el principio fue el verbo” de Sergio Alejandro Aguillón Mata podemos leer: “Habrás notado, lector, que los hechos narrados no son sino episodios. Quiero decir, hechos tomados al azar de una realidad que observo desde que la nombro" y que va más allá, viendo al lector como un posible creador del mismo texto: “no quiero aquí juzgar para que el lector se sienta libre de crear al nuevo creador”. Esta preocupación también está en el relato “He aquí el reo” de Margarita Carvajal Pradas en el que el texto mismo es el que habla al autor, y por esta voz el lector se entera de su creación, dando por resultado un cuento dentro de otro: “No sabes cómo me duelen todavía las veces que me estrujabas y me aventabas contra la pared”.
O el sentimiento de persecución que embarga a los personajes, presente también en varias historias. En “La pata del diablo”, de Javier Jáuregui Ocampo, leemos: “Comencé a caminar y oí un ruido atrasito de mí. ¡Y que me paro! (…) yo pensé que era la capizaya, pero dónde volteo y la voy viendo parada en la puerta esa de mezquite. ¡Ánimas benditas! Quiera que no le seguí andando y luego luego el ruido otra vez. ¡Y que me paro! Voltié y no había naiden.” En el cuento “Era de madrugada” Jesús Vargas dice: “Era de madrugada. Corría sobre las calles frías y solitarias (…) Jalaba aire desesperadamente con la boca abierta. La impresión de sentirme perseguido era un químico vertiginoso en el estómago”. Más adelante, en el relato titulado “Escondite perfecto”, de Víctor Infante Zamora, el narrador cuenta: “Todo había comenzado hacía un par de semanas; salía de un bar, pasada la medianoche (…) al llegar a un farol al final de la calle, escuché un par de pasos que sucedían a los míos, los acompañaban; si no hubiera estado ahí, si fuera cualquier otro, podría decir que eran los mismos. El ruido de mis zapatos, al impactarse contra los muros, originaba una especie de eco, en el cual mi perseguidor pretendía ocultarse; sin embargo, su siniestra imitación lo había traicionado. Me volví, la calle estaba desierta”. En los tres la acción se da en la oscuridad, en los tres el perseguidor se esfuma con el miedo, en los tres la persecución se hace presente por las pisadas.
Esos túneles que se van tendiendo de un cuento a otro son caminos que, bien aprovechados por el lector, se convierten en fuentes de placer. En ningún momento provocan el sentimiento de la repetición, más bien, en el contexto, estimulan la sensación del hallazgo.
Encuentro, en esta antología, escritores que, estoy seguro, alcanzarán un buen nivel, por la frescura del relato, la seguridad del discurso, el jugueteo con el lenguaje, la composición de la estructura o el manejo de la ironía.
“El mil moscas”, de Liliana Espinoza Núñez, por ejemplo, donde una situación cotidiana es llevada al extremo sin dejar en ningún instante que la tensión disminuya; o “El universo se comprime”, de Iván Vladimir Reyna en el que la primera acción del relato está enfocada al final del texto; la riqueza del lenguaje de “Bemoles barrocos”, de Eleazar Hernández Mendoza; o el certero sarcasmo de “Queridos papás”, de Alba Amaranta Hernández Martínez. El manejo de hilos narrativos en “Vidas”, de Simitrio Quezada que, al cruzarse, descubren, en el último párrafo, un suceso placenteramente escandaloso; o “Azul caramelo” en donde la ternura y lo sobrenatural hacen presencia.
Podría seguir mencionando cuentos que me proporcionaron, por una u otra razón, el gozo que todo lector busca. Pero el tiempo es precioso y es mejor que cada uno, de acuerdo a su ritmo de lectura, haga su propia lista.
Pondré, mejor, un asterisco con buena fe a mis palabras, un comentario veloz. Una nota al pie de página que es importante pero que leemos de pasada. Les diré, de amigo a amigo, que, a pesar de los logros mencionados, a cada texto que compone el Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria, le hace falta un apretón, una pequeña vuelta de tuerca que dará la redondez que el género cuento exige; y que sólo se consigue —vuelvo a la imagen de los cincuenta escritores trabajando día tras día— con la constancia.


Epílogo
Kutzi Hernández Galván
Muchos podrán pensar que el resultado de un certamen literario se reduce a la entrega del premio correspondiente, pero en realidad, el verdadero resultado es todo lo que ese concurso motivó con su convocatoria. El Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria tuvo como resultado una participación de más de 180 cuentos, de los cuales, 35 fueron publicados en este suplemento cultural. Para la publicación de la presente antología, se hizo una selección de 30 narraciones.
Trópico de Cáncer es el primer suplemento cultural zacatecano que ha tenido la iniciativa de realizar un certamen de cuento. Es, gracias al apoyo del Tribunal Superior de Justicia del Estado, el primero en editar una compilación narrativa, derivado directo de dicho concurso. Esta antología, la segunda que ve la luz, es hija de varios procesos paralelos que fueron propiciados con la sola invitación formulada por El Sol de Zacatecas a participar en el Premio Trópico de Cáncer.
Entre tales procesos, figura el de la creación literaria, que en mi opinión, debe ser independiente en su totalidad de cualquier circunstancia, incluida la emisión de una convocatoria para un concurso literario.
Circunstancias más, circunstancias menos, el lector finalmente toma la decisión de participar. Escribe un cuento, o acaso tenga ya alguno escrito de antemano. Si no es el caso, entonces echa una ojeada al clóset de los recuerdos, hurga en el baúl de sus propias obsesiones, que pudieran servir como la sangre de la historia que se trae entre manos; diseña un esqueleto que muchas veces es réplica de otros esqueletos; le pone vísceras, músculos y nervios en la cantidad que dará al cuento un volumen específico, una sensibilidad particular, y hasta una mayor o menor capacidad de digestión. Finalmente le ha dotado de pellejo, que acaso sea el papel, acaso la tinta. Una vez que tiene ante sí al producto de sus entrañas, lo lava, lo acicala, le da lustre a los pies de sus letras, peina párrafos, corta las uñas a los juegos verbales y le cepilla los dientes al final.
Todo este proceso que he descrito, es el que a El Sol de Zacatecas le interesó promover cuando, a través del suplemento cultural Trópico de Cáncer, lanzó la primera convocatoria y la segunda y la tercera. Saborear el goce del juego como fin último es, en sí mismo, un acto cuyas delicias sobrepasan a las que se desprenden del triunfo: la satisfacción de ver un cuento terminado es comparable con la satisfacción de tener esta antología concluida en nuestras manos.
¿A qué viene esto de la narrativa breve? ¿Quién la dejó entrar? ¿Quién le dio permiso de ponerse de moda? Podemos echarle la culpa al tempo de la vida moderna: el asedio del trabajo que, coludido con la invasión televisiva, ha originado una serie de fracturas en el tiempo libre del hombre contemporáneo, al que los huecos en la agenda, los trayectos en el autobús o los minutos de espera en una antesala, sólo le permiten concentración a corto plazo. A falta de condiciones en ese momento para saborear los rollizos libros de Eco, Stendhal o Joyce, entra al quite la infantería: el cuento corto, la minificción, el relato, y cuantos géneros quepan en unas cuantas líneas, en unas pocas cuartillas, en la narrativa breve.
Si nos preguntan por qué hemos elegido el cuento corto como género en torno al cual hemos convocado estos concursos literarios durante tres años consecutivos, apelaremos a dos criterios pragmáticos: el primero de ellos es la disponibilidad de espacio con que cuenta un suplemento cultural como lo es Trópico de Cáncer. Obviamente, Proust no cabría nunca en nuestras páginas. A este respecto, la experiencia que tuvimos el primer año en que se entregó el premio, nos hizo ver la necesidad de limitar un poco más el espacio, pues la publicación de cuentos de diez cuartillas nos representaron una serie de problemas que no detallaremos pero que ustedes ya se imaginarán.
El segundo criterio consiste en la docilidad con que el cuento, como jaca bondadosa, se deja montar. Cualquiera se anima a escribir un cuentecillo, independientemente de los resultados. Que después esa supuesta docilidad haya resultado engañosa, es otro cantar, o mejor dicho, otro cuento.
Hay géneros que permitirían la brevedad, como es el ensayo literario, pero que no son tan familiares o tan dóciles para la pluma del grueso de los lectores de El Sol de Zacatecas, motivo por el cual los hemos descartado por el momento. En esta última circunstancia viene implícito un tercer criterio que no había mencionado en un principio por parecerme obvio: el Premio Trópico de Cáncer siempre ha sido dirigido a los lectores de esta publicación. Convocatorias especializadas para los escritores, sobran en el país. En el estado de Zacatecas, ignoro si hacen falta.
Las posibilidades creativas en un cuento corto son multívocas: desde el desarrollo del ludismo, hasta la sugerencia erótica, pasando por el juego lógico, el relato fantástico, la sonrisa irónica, la confección de una tragedia, la maquinación de un misterio policiaco, todas estas alternativas, y muchas más, caben dentro de la narrativa breve. Mentira que en tres cuartillas no pueda escribirse el cuento perfecto. Anton Chéjov, Edmundo Valadés, Augusto Monterroso, Guillermo Samperio, Salvador Elizondo, Julio Cortázar y tantos otros nos dan la razón. Aunque para algunos una página en blanco —no se diga tres— aparezca como un simple vaso de agua, incapaz de contener una trucha siquiera, para otros ese mismo espacio se presenta como un mar lechoso bajo el que las historias potenciales nadan, como traslúcidos peces multicolores.
Con lo arriba descrito he pretendido explicar el propósito que ha hecho posible la existencia de la presente antología, que no se plantea como una galería de genios, ni como el cuadro de honor de la literatura local; tan sólo se trata de un libro escrito por simples mortales, que pretende aplacar el tedio del pasajero de la ruta 16, entretener el ocio de la que espera en el café o en la antesala de alguna oficina; es un libro que acaso deberíamos ofrecer como complemento de las agendas, por considerarlo idóneo para llenar sus huecos. El resto de las potencialidades de la antología Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria, dependerá, en adelante, de sus lectores.

EL SOL DEL TRÓPICO
Suplemento del suplemento de El Sol de Zacatecas

Concurrida, la presentación de la antología del Segundo Premio Trópico de Cáncer
Escritores en ciernes, algunos con trayectoria, otros algo indecisos, abuelitas, jóvenes padres de familia y niños, así como magistrados y jueces, fueron parte de la nutrida concurrencia que abarrotó la sala de exposiciones temporales del museo Pedro Coronel, durante la presentación de la antología Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria, el pasado jueves 19 de agosto.
Un clima de cordialidad y buen humor fue el que se sintió durante la presentación, en la que, milagrosamente, las seis participaciones de quienes integraron el presidium, sin contar a la moderadora, bien cupieron en los poco más de 40 minutos en que duró el evento.
El evento tuvo lugar en punto de las siete de la tarde ante la presencia del magistrado Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado de Zacatecas, Lic. Bernardo del Real Dávila y del director general del periódico El Sol de Zacatecas, Ing. Gerardo De Ávila González, así como autores de los cuentos antologados, magistrados, jueces y público en general.
El presidium estuvo integrado por los comentaristas Nadia Talamantes y Javier Báez Zacarías, así como por tres de los autores de la antología: Virgina Alejandra Salmón Gamboa, Eleazar Hernández y Vicente Carrasco Gutiérrez, mientras que Kutzi Hernández fungió como moderadora.
Al hacer uso del micrófono, Nadia Talamantes afirmó que el volumen presentado “es una antología acertada, porque la recopilación es representativa tanto de la variedad temática como de las formas estilísticas”, por lo que calificó al libro como “un híbrido”.
La licenciada y maestra en Filosofía recordó que el certamen “reunió a neófitos y a otros más avezados”; agregó que “todos los cuentos se dejan leer”.
“Es un libro ameno, ágil, que puede disfrutarse sin ningún tropiezo”, dijo, por su parte, Javier Báez, docente y coordinador de la revista literaria Barca de palabras.
El universitario mencionó varios de los cuentos que llamaron su atención, y dijo por qué. Concluyó diciendo que “a pesar de los logros mencionados, a cada texto que compone el Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria, le hace falta un apretón, una pequeña vuelta de tuerca que dará la redondez que el género cuento exige; y que sólo se consigue (...) con la constancia”.
Los asistentes tuvieron oportunidad de saborear una muestra, en la voz de la joven Virginia Alejandra Salmón, quien dio lectura a su cuento “Ángel cruel”; le siguió Eleazar Hernández, tercer lugar en el certamen al que alude la compilación. Su cuento se titula “Bemoles barrocos”. Por último, fue leída la narración titulada “Lotería” en voz de su autor, Vicente Carrasco Gutiérrez.
El Segundo Premio Trópico de Cáncer a la Creatividad Literaria generó una participación de más de 180 cuentos, de los cuales, 35 fueron publicados en el suplemento cultural de El Sol de Zacatecas. Para la publicación de la presente antología, se hizo una selección de 30 narraciones.
Juan Manuel García, Andrés Briseño, Rafael Novella, Eleazar Hernández, Manuel Ramos, Vicente Carrasco, Enrique Morales, Ada Priego, Lauro Maldonado, Sergio Aguillón, Virginia Salmón, Pedro Villarreal, Juan José Romero, Gabriel Andrade, Violeta Salmón, Carolina Acosta, Javier Jáuregui, Leonardo Carreón, Vladimir Reyna, Simitrio Quezada, Mauricio Moncada, Nelson Guzmán, Jesús Vargas, Margarita Carvajal, Amaranta Hernández, Víctor Infante, Teresa Velázquez, Abel García, Liliana Espinoza y Daniela Ramírez son los autores de este libro.
La aparición de la segunda antología Trópico de Cáncer es posible gracias al patrocinio que nuevamente brindó el Tribunal Superior de Justicia, presidido por el licenciado Bernardo Del Real. Asimismo, en el evento se hizo manifiesto un agradecimiento a la licenciada Jánea Estrada Lazarín, por sus buenos oficios como coordinadora de la producción, así como del licenciado Federico Soto Acosta en el apoyo logístico y de vinculación con el Tribunal.
Gracias a la sensibilidad demostrada por la institución patrocinadora y por quienes la dirigen, fue anunciada la próxima publicación de la tercera antología Trópico de Cáncer. También se hizo público el reconocimiento al Instituto Zacatecano de Cultura, al Consejo Estatal de Turismo, al IZEA, a la Universidad Autónoma de Zacatecas, a la Secretaría de Educación y Cultura y a Irma Valerio Galerías, que en su momento han patrocinado la entrega del premio.
Al final, se le hizo una invitación al respetable para brindar en honor de los autores. Los 150 ejemplares que el Tribunal Superior de Justicia obsequió a los asistentes, no bastaron para cubrir la amplia convocatoria que tuvo esta presentación, por lo que en las oficinas de este diario hay 50 ejemplares más, esperando ser reclamados por quienes se interesen en la antología.

Exposiciones vigentes
- Hoy a la una de la tarde, súbase a la Bufa y acuda a la sala “Juana Gallo” del Museo Toma de Zacatecas, donde será inaugurada la exhibición de dibujo “Datura stramonium tres”, de Eduardo Arvizu.
- En el museo Francisco Goitia se expone la obra más reciente del pintor guadalupano Emilio Carrasco. Los domingos, la entrada es gratuita para los zacatecanos que lleven identificación.
- Les recordamos a nuestros lectores que todos los museos de la ciudad permiten la entrada gratuita a todo zacatecano que se identifique como tal. Aproveche estas vacaciones.
- En el museo de Guadalupe, hasta el 20 de septiembre, se expone una muestra de Tesoros Artísticos de la China Antigua.
- En la Galería Arroyo de la Plata fue inaugurada también la exposición de Jesús Reyes Cordero, denominada “Brocolitour, desierto fluido”. El acceso es libre.
- En el Museo Zacatecano se expone una muestra de cajas antiguas, llamada “Relicarios de sueños y evocaciones”.
- En el ex Templo de San Agustín se encuentra la exhibición plástica de Georgina Gómez, titulada “Aires del tiempo”. Ahí, también la entrada es gratuita.

En esta esquina...
Nadia Talamantes
Licenciada y maestra en Filosofía por la UAZ y por la Universidad de Sevilla, respecticamente, es colaboradora de Trópico de Cáncer.

Javier Báez Zacarías
Docente universitario, coordinador del taller literario de la preparatoria 2 de la UAZ y director de la revista literaria Barca de Palabras.

Kutzi Hernández Galván
Egresada de la Carrera de Letras, por la UAZ, ha coordinado varias publicaciones y obtenido tres premios de periodismo a nivel estatal.